El fusilamiento era una de las maneras en que España castigaba los delitos más graves en Cuba, como por ejemplo el de rebelión, linchamientos y asesinatos con agravantes, a pesar de que en relación al primero, decenas de rebeldes mambises salvaron sus vidas y en su lugar fueron deportados pudiendo regresar a la patria en un relativamente corto periodo de tiempo.
Luego, en el artículo 25 de la carta magna de 1940, quedó abolida por completo, y solo sería aplicada con carácter extraordinario para casos muy graves de traición a la patria, sublevación, terrorismo o delitos horripilantes relacionados con la religión. Eso fue a muy grandes rasgos. Vamos al lío...
Desde 1940 solo se había fusilado por sentencia judicial a una sola persona en Cuba, y para eso se trató del espía alemán Heins August Luning que, haciéndose pasar por refugiado judío holandés, posibilitó el hundimiento de 600 navíos en el mar caribe, causándole la muerte a varios marinos cubanos en complicidad con los submarinos nazis que operaban en esa zona.
Natural de San Juan de los Remedios, Las Villas, Cornelio Rojas Hurtado fue combatiente de las tres guerras del ejercito libertador en el siglo XIX, que la invasión americana lo sorprende con los grados de general de brigada y asumiendo la jefatura de una columna de ligeros de combate que operaba entre Holguín y Jiguaní, en la provincia de Oriente.
Sesenta años después su bisnieto, el joven Pedro Rojas Mir, regresó a Cuba como integrante de la brigada 2596 en la invasión de Playa Girón de 1961, y como si fuera poco dentro de la desgracia que acompañó a esta familia, fue uno de los integrantes de la llamada "rastra de la muerte", camión donde fueron introducidos cien detenidos sin apenas ventilación.
Cuando la rastra llegó al Palacio de Deportes en La Habana donde por fin se abrieron las puertas, dentro habían 9 víctimas que murieron asfixiados y de los cuales el despreciable capitán Osmani, el hermano de Camilo Cienfuegos fue el responsable y que se fue, - suponemos que al infierno - sin pagarlos.
Ahora bien...
El fusilamiento por las hordas castristas de su tío abuelo, el coronel de la policía de Santa Clara Cornelio Rojas Fernández, hijo a su vez del coronel de la guerra del 95 Cornelio Rojas Escobar, se llevó a cabo a los pocos días de la rendición del regimiento Vidal Caro en Santa Clara, acción dirigida por el comandante de la columna ocho "Ciro Redondo", Víctor Bordón y el capitán Ottén Mesana, ambos pertenecientes a las fuerzas del Escambray. Este hecho provocó la huida de Fulgencio Batista y sus colaboradores.
Desde entonces nadie le ha podido señalar un solo asesinato este teniente coronel. ¿Su verdadero delito?, haber tratado de impedir que elementos del 26 de julio asistieran al cementerio con brazaletes del movimiento puestos mientras acompañaban el sepelio de los dos terroristas - usted llámelos como quiera - que en mayo de 1957 les explotó una bomba dentro del coche en que viajaban y pretendía colocar.
Se llamaban Agustín Gómez Lubián, conocido como el Chiqui, y Julio Pino Machado, así como esa chica que ve usted en la foto con el vestido manchado de sangre, y que se llama Gladys Marel García*. Gladys salvó su vida milagrosamente, y además ojo al dato, ¡consiguió salir absuelta en el juicio!. Hoy se hubiera muerto en una mazmorra.
Hemos buscado "victimas", y solo encontramos una y para eso en medios oficialistas, que dan cuenta de que fulminó a un tal capital Olivera que se presume se negó a seguir peleando. Por esa regla de tres habría que fusilar cien veces al generalísimo Máximo Gómez, que no solo ejecutó a cobardes, también a simples portadores de cartas de paz.
Es más, ¿cuántos ejecutaron ellos en la Sierra Maestra?, ¡hasta por robarse una lata de leche condensada!. Quizás habría que haber fusilado también a Juan Almeida, en el caso de que hubiera cumplido su palabra durante el desembarco cuando amenazó al resto con aquel: "Aquí no se rinde nadie!.
Sospechamos que puede lo que sí pudo haber pesado como una losa en su contra, fue que estaba emparentado con la familia Masferrer - Rojas Grave de Peralta de Holguín, que igual eran patriotas de la guerra como el mayor general Julio y el coronel Belisario Grave de Peralta. Nada de esto tuvieron en cuenta. Nunca hubo juicio ni se presentaron cargos en su contra, y la firma de esta sentencia ya sabe, cárguensela a la cuenta del asesino en serie llegado de Rosario.
Para colmo de barbarie, la ejecución fue transmitida en directo por la televisión como un claro aviso de lo que estaban dispuestos, violando los artículos 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Según relato de su nieta Bárbara Rangel*, el argentino Guevara le prohibió a su madre y abuela recuperar el cadáver del militar, luego de que fuera sepultado en una fosa común. Sesenta y seis años después, hablarle a estos castristas de derechos humanos es como explicarle a un tonto la teoría de la relatividad.
Cornelio no pudo "ponerle el pecho a las balas". En su caso le arrancaron medio cráneo con los disparos. No hizo falta tiro de gracia que por cierto, no se si usted sabe que en el pasado los tiros de gracia solo estaban contemplados para soldados que resultaba gravemente herido en una guerra, y se veía imposibilitado de recibir atención médica. Hoy ese supuesto acto de misericordia que tanto aplicaron ellos en la Sierra Maestra, sería catalogado como un crimen de guerra.
Recientemente el flamante presidente del tribunal supremo, Rubén Remigio Ferro, le recordó a su querido pueblo que la pena de muerte sigue ahí, disponible para aquellos que deseen con sus justas propuestas, "conspirar contra la tranquilidad ciudadana"
.".. El hecho que no se aplique hace veinte años no quiere decir que no exista", un mensaje claro como el cielo de una mañana de primavera. Si en el pasado fue sentenciado a muerte el nazi por crímenes de lesa humanidad, el actual código penal castrista contempla veinticuatro motivos.
Maldita Hemeroteca
*No se si vive todavía, ojalá que sí, pero la señora Gladys Marel expresó su inconformidad por la encarcelación de los jóvenes que salieron a protestar en el mes de julio del 2021, como no podía ser de otra manera aunque al menos tuvo el valor de hacerlo público. El artículo se llama "Continuidad o Ruptura", y lo puede leer en la internet.
*Bárbara Rangel nació ese mismo día que su madre, al ver la ejecución de su padre por la televisión, se puso de parto prematuro, y las fuerzas que custodiaban su casa le impidieron que diera a luz en un hospital.