Comandante Cubela con sombrero, al lado del presidente Manuel Urrutia. // |
El magnicidio del presidente John F Kennedy se produjo el 22 de noviembre de 1963. Desde entonces todo lo que sabe de su muerte y de los que se la ocasionaron han sido puras suposiciones.
La Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA, sigla en inglés), que tienen la responsabilidad de preservar la historia y los documentos de Estados Unidos, ha mantenido en secreto cuando dispuso que todo el material relacionado con este asesinato se almacenara en una única colección en la Administración. La colección resultante consta de más de cinco millones de páginas que contienen fotografías, películas, interrogatorios, grabaciones, en fin un mogollón de información aun por saber.
Y aunque se han hecho publico muchos de ellos, aun existen un pequeño por ciento en secreto con "lo más caliente de este caso". Es precisamente en esta web de la Administración Nacional de Archivos y Registros de EEUU. la NARA, donde se podrán consultar online cuando finamente sean abiertos al público dentro de pocos días.
Con respecto al crimen, se supone que el asesino fue el norteamericano Lee Harvey Oswald, vinculado a la KGB rusa a través de su esposa, una supuesta agente. Desde entonces se ha especulado que fue a Oswald a quien Castro ordenó el crimen, convirtiéndose en uno de los rompecabezas más difíciles de armar.
Sin embargo, el cineasta alemán Wilfried Huismann, experto en temas latinoamericanos y uno de los mejores conocedores de la política y la sociedad cubanas que hay en Alemania, soltó "una papa caliente", tan caliente como que el comandante cubano Rolando Cubela había sido "una figura protagónica en el crimen por encargo de los Kennedy, para matar a Castro", dijo Huismann.
Con lo que no contaban los Kennedy es que Cubela "apuntaba y banqueaba", como se suele decir en Cuba, o sea, que lo mismo era un agente al servicio de los Estados Unidos como también para La Habana. Así que no es de extrañarse que Castro y su gente estuvieran perfectamente informados de los pasos de los hermanos Kennedy y no solo eso, que reaccionara antes a tal efecto.
Su teoría se puede visionar en el excelente documental "Cita con la muerte", donde hay un diálogo de dos mujeres con acento cubano que, aunque no demuestra nada, si da una pista del resultado satisfactorio de la noticia del magnicidio. Se cree que "la CIA armó a Cubela con bolígrafos-pistola y veneno letal, de manera que Castro, en respuesta, contactó en México con el norteamericano Lee Harvey Oswald supuestamente, y le ordenó disparar contra Kennedy", según apunta este medio.
Es aquí donde se pierde el hilo conductor de esta teoría. No obstante, ya es tarde para tomar medidas. Castro se fue - no sabemos a donde - y cualquiera que sea el resultado solo aclarará uno de los mayores misterios de la época moderna. Washington - y Trump en este caso - solo intenta esclarecer un amargo capítulo de la historia de su país.
Fuente DW World.