Calle Concordia en la Habana en la actualidad. // 

En el mes de noviembre del año 2021, apareció en la capital de Tenerife un paquete supuestamente abandonado que resultó ser sospechoso. De hecho, las autoridades policiales evacuaron la zona y los del Tedax (Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos), procedieron a verificar el contenido. 

¿La zona en cuestión?, frente al Cuartel General del Mando de Canarias, muy próxima a la plaza Weyler en la capital Santa Cruz. La plaza lleva ese nombre porque en 1876 Valeriano Weyler y Nicolau, natural de la isla balear de Mallorca, fue designado capitán general de las islas canarias, cargo que ocupó durante cinco años. Más tarde, en el mes de enero del 1896, el Consejo de Ministro acordó nombrarlo gobernador general de la isla de Cuba.

Fue a raíz del grito separatista de Baire, y como sustitución del general Arsenio Martínez Campos que incluso, fue uno de los que se lo recomendó al presidente Cánovas. Se conoce que en Cuba fue tristemente conocido por protagonizar capítulos muy conmovedores de nuestra historia, como la concentración de pacíficos o la muerte del general Antonio Maceo, entre otros. 

Pero regresando a la historia del misterioso paquete, se llegó a decir que lo había dejado allí un encapuchado de 32 años vestido con ropas militares, que luego fue detenido aunque nunca mas supimos que pasó ni quien era. La cuestión es que aquel misterioso bulto, que por fortuna no resultó nada peligroso, nos hizo recordar la bomba que sí le pusieron a Weyler en el palacio de los capitanes generales de la Habana en 1896.

El terrorista y vengador anónimo Armando André Alvarado, que terminó la Guerra de Independencia con los grados de Comandante del Ejército Libertador, fue el que se la puso haciéndose pasar por reportero americano (Había nacido en Cayo Hueso) tras conseguir colarse en las instalaciones con una credencial. André, había llegado desde Cayo Hueso y su intención, además de sumarse a las filas mambisas, era la de matar a Weyler mediante la colocación de una bomba.

Tras una entrevista con el general Antonio Maceo que quedó encantando con la idea, sobre todo pensando en colarse en la Habana una vez muriera Weyler y se generara la confusión, tuvo un fortísimo incidente con el general Máximo Gómez que lo llegó a expulsar del campamento. Ese día Gómez se prestaba a ejecutar a un capitan de su tropa y no tenía el día bueno. En realidad nunca los tuvo. 

Armando André
Entonces André, que recibió tremenda reprimenda por parte del vejo general dominicano "sin beberla ni comerla", decide regresar a la Habana y cumplir su misión. 

Al final consiguió colocar la bomba en los baños, justo debajo de su oficina, pero la estructura de la capitanía esta construida con tanta fortaleza y calidad, que Weyler ni se enteró de la explosión. 

Ya en la República este controvertido personaje militante del partido conservador, tuvo varias citas en el ilegal campo de honor, al punto de que con el abogado ítalo-cubano de filiación liberal, Orestes Ferrara, se batió en varias ocasiones. Como periodista fijó como objetivo de sus críticas al presidente liberal José Miguel Gómez.

André, ferviente admirador del mayor general Mario García Menocal y electo representante en los comicios de ese año por los conservadores, no perdió chance con su acerada pluma de atacar al general y ex compañero de armas José Miguel Gómez, lo mismo en el orden personal que en el político. Su proceder le llegó a ocasionar duras críticas por parte de sus adversarios. 

El día 14 de agosto de 1911 sostuvo un duelo a balazos con el doctor Miguel Mariano Gómez, hijo del Presidente que no dudó en sacar la cara por su padre. "El choque no registró consecuencias fatales", según aparece publicado en el libro del periodista Mario Riera, "Cuba política" de 1899, a pesar de que se batieron en plena Acera del Louvre lo que les costó unos días de cárcel.

Ya puestos, decir que Ferrara fue juez de campo en otro duelo que sostuvieron a pistola Rodolfo Warren y Hannibal J. de Mesa por un incidente surgido entre ambos en la Acera del Louvre, recibiendo el primero un tiro en el estómago que acabó con su existencia. En este duelo Ferrara actuó como padrino de Mesa además.

En cambio fue otro general mambí, Gerardo Machado y Morales el que supuestamente le cobró a André todas. Se dijo que le envió dos de sus sicarios que no le dieron ni la más mínima oportunidad de defenderse. Antes una anécdota. En la mañana del domingo 8 de octubre de 1918 André se fue a visitar a la compositora María Teresa Vera que vivía en la cuartería o solar de nombre "Las Maravilla", situado en la calle San Lázaro en la Habana, al parecer interesado por un tema musical.

Las reseñas periodísticas de la época apuntan a que allí se encontró con el también compositor Manuel Corona, que pese a su gran talento musical era un empedernido alcohólico, y le encargó un canción para su pareja. Se trataba de una despampanante chica mulata de piel oscura natural de Madruga que siempre le acompañaba. 
Secundino Delgado.

Corona preguntó el nombre de la joven, Longina Ó Farril le dijo, y así fue como surgió el famoso tema "Longina Seductora", que fue estrenada un 15 de octubre de 1918. La había conocido en las tertulias musicales del Parque Central, y debió surgir el amor inmediatamente.

Tambien como un punto coincidente pudo ser que Longina, empleada de hogar en la calle San Francisco No. 24, había viajado a New York acompañando a la señora de la casa, que estaba enferma de los pulmones. Incluso vivió unos cuantos años en los Estados Unidos. Por cierto, uno de los hijos de esa señora resultó ser el comunista asesinado en México, Julio Antonio Mella.

Pero prueba de la belleza de Longina se puede encontrar en una crónica publicada en 1950 en el diario El Nacional, de Caracas, donde el poeta Nicolás Guillén relata su reencuentro con la señora. «Era hace 30 años una mujer de cuerpo flexible, negra, de altos senos y ojos relampagueantes. Hoy ha engordado, naturalmente, y la mirada brilla menos, pues los años no pasan en vano. Pero todavía da pruebas de que fue lo que fue.»

Habían pasado ya un cuarto de siglo de la muerte de su enamorado ex mambí, y Longina vivía entonces agregada con unos familiares en un cuarto en la Carmen, y luego pasó sus últimos días en un asilo de ancianos que estaba en la esquina de las calles Reina y Escobar. Longina falleció en un pabellón de enfermos del hospital Calixto García.

El veinte de Agosto de 1925, y tras haber publicado en su periódico una hiriente caricatura contra la virilidad masculina del presidente Gerardo Machado, André murió baleado por los dos genízaros justo en la puerta de su casa de la calle Concordia, en el barrio de San Leopoldo en pleno corazón de la Habana. 

Y fue curioso fue que siendo André un conservador convencido, no dudo por un momento en apoyarse en un anarquista de izquierdas para lograr su objetivo. ¿Sabe quien fue quien le facilitó el explosivo para fabricar la bomba que le puso a Weyler en la Habana en 1896?. El canario Secundino Delgado. 


Secundino, hijo de obreros que emigró a América en el siglo XIX, además de vivir en Cuba un tiempo ya conocía a André en la época en que había sido tabaquero en fabricas de Cayo Hueso y Tampa, en los Estados Unidos. De ahí la relación en la capital Cubana.

Se ha llegado a decir que las soflamas separatistas de Secundino que eran divulgadas en el periódico canario "El Guanche", un diario comprometido con la independencia canaria y la cubana, han sido consideradas como la génesis del comunismo en las islas del Atlántico.

Luego de ser expulsado de Venezuela y de iniciar otro periplo por Cuba, Secundino regresa a Canarias y funda un partido político al que no se le unió ni el tato, además un periódico de nombre "Vacaguaré", que en idioma guanche significa algo así como "quiero morir", que apenas tuvo cuatro ediciones. Ese fue el título también de las memorias que escribió antes de morir en 1912.

Manuel Corona muere alcoholizado y tuberculoso el nueve de enero de 1950, y no sabemos si la prensa Cubana ha querido desvincular ese antológico tema con un mambí que luego fue un conservador, pero dicen que el deseo de Longina fue que sus restos descansaran en la misma tumba del trovador. en el cementerio de su ciudad natal Caibarién, lo cual se cumplió en 1989, tal y como muestra esa foto. Se dijo también que el tema Rosa Negra, Corona se lo dedicó a Longina tras un desplante de ella que al parecer no le reconoció, aunque la letra del tema no lo refleja. 

Maldita Hemeroteca