Llegada del cadáver de Cánovas a su residencia en la calle Serrano. // 

En una carta al albacea de José Martí, Gonzalo de Quesada y Aroztegui, fechada el 13 de agosto de 1897, vísperas del agarrotamiento de Angiolillo, Emeterio Betances le escribe: 

"En estos días la propaganda ha sido tan activa que hasta a la una de la noche se me aparecieron reporters en casa. La venganza de Maceo ocurrida en Santa Agueda, el meeting socialista donde Tarrida de Mármol tomó la palabra, y la fuga de Justo, han creado aquí un movimiento algo escabroso para nosotros y hoy he sabido por mis vecinos que mi casa se halla muy vigilada por la policía".

Betances se refería al santiaguero Fernando Tarrida del Mármol, sobrino del general independentista Donato Marmol, y en el caso de Justo a la fuga de Justo García y de Planas, el hijo del mayor general Calixto García, de la prisión de Chafarinas. Normal que así fuera, si este Betances era el mismo que en París decía:

“Hemos tenido la inquisición más feroz que haya podido soñar Torquemada, con tres verdugos a sus órdenes: Polavieja en Filipinas, Weyler en Cuba y Portas en Montjuich. La sangre pide sangre".

Existen indicios de parte de Salvador Bermúdez de Castro, el Marqués de Lema, a la sazón director general de Correos y Telégrafos españoles e íntimo amigo del presidente Cánovas, quien le designó al frente del partido conservador en la ciudad de Teruel, (por eso es que podría estar viciada su información), de que el crimen no fue obra exclusiva de los anarquistas, aunque fuera el italiano Angiolillo el instrumento.

Incluso apunta que Betances le hizo un giro anónimo de mil francos al asesino italiano, lo cual fue constatado por un estudioso del anarquismo español, Federico Urales, que agrega además que el Cubano Mármol tambien le pudo haber enviado algo de dinero. Son varias las coincidencias y cuando menos razonables.

Coronel Ferrara
ORESTES FERRARA

El coronel mambí Orestes Ferrara Marino, un diplomático, escritor y periodista italo cubano que fue profesor en la Universidad de La Habana, dejó plasmado en su libro: "Mi relaciones con Máximo Gómez", de 1942, que estando en Italia le había aconsejado a este terrorista, entonces un compañero de estudios en Foggia, que lo mejor que podía hacer era exiliarse.  

Ferrara, que vivió hasta el 1972 y sus propiedades en Cuba fueron expropiadas en 1959 por Fidel Castro, por lo que marchó al exilio, apuntó que Angiolillo había sido condenado en Italia a vario meses de cárcel por su vinculación con las revueltas en los ferrocarriles, de ahí que tras su periplo de su fuga, Bruselas, Londres, Francia, haya marchado finalmente a España a cometer el magnicidio.

En su libro, Ferrara agrega que Betances no niega la parte que desempeña en el escenario de Santa Águeda. En concreto dice: “No se ufanaba del hecho que no había ideado, ni promovido, pero no negaba los contactos tenidos, y las facilidades que había dado para la realización del triste suceso”.

CLASES DE HOMBRES.

Pese al doloroso antagonismo que Cánovas representaba para los independentistas y una parte de los cubanos en general, muy distinta fue la opinión del general Máximo Gómez Báez cuando supo la muerte. El generalísimo expresó: 

Máximo Gómez
"Si el matador de Cánovas se presenta a la Revolución, lo entrego a los españoles. La Revolución tenía una teoría de la vida y de la muerte, que no era la de ese anarquista. Cánovas se lleva a la tumba grandes responsabilidades y si no nos regocijamos sobre su ensangrentado cadáver, como lo hizo él con los caídos en Punta Brava, porque eso sería innoble, lo miramos, sí, con lástima y desprecio”.

Por otro lado la reacción del presidente del partido revolucionario cubano, Don Tomás Estrada Palma no fue tan parecida a la de Gómez. En declaraciones al The New York World el 9 de agosto de 1897, el bayamés y futuro presidente cubano dijo: 

“Si bien no tengo simpatías por el asesino, no puedo evitar sentir que el acto ha sido un justo castigo. Cánovas fue responsable de las crueldades  y los excesos cometidos por las tropas españolas en la isla, con lo cual no puedo evitar pensar que esto me beneficia”.

El asesinato fue igual de repudiado por el semanario "La República Cubana", un bilingüe que se publicaba en París bajo la dirección de Domingo Figarola-Caneda. En fin, que el magnicidio fue, cuando menos, coincidente y sospechoso, una duda razonable pese a que uno de los historiadores, como el galo Paul Estrades, haya dicho que nunca existió nada que lo haya probado, lo cual fue cierto.

General Azcárraga
La concreta fue que el 25 de noviembre de 1897, el nuevo ministro de España, Práxedes Mateo Sagasta firma junto a la Reina María Cristina el decreto que promulgaba la autonomía para ambas islas, Puerto Rico y Cuba y, de paso, "así coincidentemente", indultó a todos aquellos anarquistas que habían marchado al exilio tras los sangrientos sucesos de Montjuic, entre ellos el señor Tarrida, el sobrino de Donato Mármol.

Y el caso de Puerto Rico, que jamás "le tiró un hollejo a un Español", enseguida se comprometieron a prestar todo su apoyo al nuevo gobierno en Madrid. De hecho, en la asamblea que funcionó los días doce y trece de febrero de 1897 en el Teatro Municipal de San Juan, los autonomistas boricuas acordaron convertir la isla en una especie de "sucursal caribeña" del Partido Liberal Español. 

Ahora entendemos el monumental cabreo que plasmó Weyler en su extenso libraco, "Mi Mando en Cuba". No amigo, se lo repetimos una vez más, Cuba no ha sido jamás la otra ala de ese pájaro que decía la poetiza Lola, por muchos intentos que haya tenido en hermanarnos. La sangre derramada en los campos de Cuba durante treinta años ha sido más que una prueba. 

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NOTA1: En el año 1992, un grupo de investigadores boricuas fueron a la Habana para husmear en todos los documentos que allí se guardan, con la intención de encontrar alguna prueba que vinculara a Cuba y a Ramón Emeterio Betances con este crimen, entre ellos un libro financiero del propio Betances cuando estuvo en la junta Cubana, pero no hallaron nada fíjese usted.

NOTA2: Tampoco se crea el cuento de que porque los mambises hayan rechazado de cuajo el autonomismo, el resto de los Cubanos pensaran igual. En Cuba habían muchísima gente que querían ser más independiente política y económicamente de España, pero sin romper los vínculos necesariamente. 


Por Jorge García
Maldita Hemeroteca 

Fuentes: 
-- Historia Hispánica. 
-- citadas en el texto.
-- eitb.eus.
-- 80grados.net