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Néstor Plasencia. Descendiente de la Familia y actual dueño de la empresa. // |
El Canario Eduardo Plasencia llegó a Cuba en 1865 y se dedicó al negocio del tabaco. Desde entonces se convirtió en una de las figuras destacadas de esta industria Cubana, la segunda en el país después del azúcar, llegando a elaborar uno de los mejores cigarros de la isla en esos años.
Ya en el siglo XX, en 1920, su primogénito creó Hijos de Sixto Plasencia y comenzó a exportar el tabaco y a vender a grandes compañías. El negocio se mantuvo próspero hasta que, en 1963, el régimen de Fidel Castro comenzó a confiscar las granjas. La familia cogió lo que pudo y huyó a México, desde donde se mudaron a Nicaragua.
Allí, a partir de 1965, plantaron sus semillas en el fértil suelo nicaragüense para reemprender el negocio del tabaco. Hoy, los Plasencia siguen cultivando tabaco no solo en Nicaragua, también en Honduras donde opera varias fábricas, continuando con aquella tradición Cubana que fue la fuerza impulsora que le ha convertido hoy en una de las industrias tabacaleras más famosas del mundo.
Un detalle curioso fue que en el recién Superbowl, evento que reúne millares de personas en Estados Unidos, los fanáticos motivados por la pasión que les produce este deporte, igual pasión sintieron al degustar los puros hondureños, precisamente de la cosecha Plasencia no 151, demostrando una vez más el prestigio hondureño y la calidad del tabaco que se produce en esa región.
En fin que la famosa revista mundial "Cigar Journal" le otorgó el premio del mejor puro del mundo en el 2024, al Plasencia 151, compitiendo con Cuba, Nicaragua, República Dominicana y México. No solo eso, desde 2019 le arrebató a Cuba el liderazgo mundial en ventas igualmente. Plasencia es uno de los mayores productores y proveedores de tabaco para la industria de primera calidad, entre ellas las famosas y muy conocidas marcas Alma Fuerte y Alma del Fuego.