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Tropas norteamericanas entrando en Santiago de Cuba. // |
El sustituido capitán general de Cuba, D. Arsenio Martínez Campos (Segovia,1831-Zarautz, Guipúzcoa, 1900) mordió el polvo de la derrota en la batalla de Peralejo a manos de los independentistas dirigidos por el general Antonio Maceo y Grajales (Santiago de Cuba, 1845- Punta Brava, Cuba, 1896).
Tras este fracaso, el general le remitió una carta confidencial al presidente del Consejo de ministros del gobierno de España en ese momento, Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 1828-Mondragón, Guipúzcoa, 1897) donde le detallaba la gravedad de la situación en Cuba. Entonces fue él, Cánovas, quien ordena aplicar la vieja política de aislamiento conocida como "Concentración de Pacíficos".
Sin embargo, pese a su cuota de culpa, eso no lo hizo ser el único ni verdadero responsable. Es más, y aquí me gustaría citar a uno de los que más supo de esta guerra, incluyendo cubanos y españoles, el historiador británico Sir John Lawrence Tone, quien señaló, y sin que nadie en cuba pudiera rebatirlo, que antes de que Weyler llegara a Cuba ya el ejercito libertador había puesto en marcha el aislamiento.
-Prensa Cubana.
Al respecto Campos le responde:
«(…) Podría reconcentrar las familias de los campos en las poblaciones, pero necesitaría mucha fuerza para defenderlos; ya son pocos en el interior los que quieren ser voluntarios.
Segundo, la miseria y el hambre serían horribles, y me vería precisado a dar ración , y en la última guerra llegué a dar cuarenta mil diarias; aislaría los poblados del campo, pero no impediría el espionaje: me lo harían las mujeres y los chicos; tal vez llegue a ello, pero en un caso supremo, y creo que no tengo condiciones para el caso.
Sólo Weyler las tiene en España, porque además reúne las de la inteligencia, valor y conocimiento de la guerra: reflexione usted, mi querido amigo, y si, hablando con él, el sistema lo prefiere, usted no vacile en que me reemplace, pero yo tengo creencias que son superiores a todo y me impiden los fusilamientos y otros actos análogos.
Weyler, que estuvo en Cuba por segunda vez desde febrero del 1896 hasta octubre de 1897 al mando de doscientos mil soldados, que sumados a los voluntarios y guerrilleros leales a España llegó a tener trescientos mil, sí aceptó, la implementó, y al final cargó con las consecuencia histórica de 140 mil muertos un precio demasiado alto por pacificar las provincias occidentales. "La guerra no se hace con bombones", solía decir el implacable Mallorquín. Sí, pese a todo fue un despiadado genocidio.
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Cánovas muerto tras el atentado. |
Sin embargo, pese a su cuota de culpa, eso no lo hizo ser el único ni verdadero responsable. Es más, y aquí me gustaría citar a uno de los que más supo de esta guerra, incluyendo cubanos y españoles, el historiador británico Sir John Lawrence Tone, quien señaló, y sin que nadie en cuba pudiera rebatirlo, que antes de que Weyler llegara a Cuba ya el ejercito libertador había puesto en marcha el aislamiento.
Los mambises diseñaron el traslado de las poblaciones campesinas situadas en las cercanías de las ciudades controladas por el ejército español, para posteriormente quemar sus casas y campos y acribillar su ganado. "Es necesario que al salir los españoles a campaña no encuentren más que el desierto y el vacío total a su alrededor". La orden de destruirlo todo había sido dada.
Como información adicional le diremos que el general Francés Jaques Duchesne reconcentró pacíficos en la isla de Madagascar ese mismo año de 1897, así como los Británicos también en la guerra de los Boers cuatro años después. Pero lo irónico de todo fue que en 1902, el propio gobierno de los Estados Unidos reconoció públicamente la eficacia de la medida, y hasta terminaron aplicándola contra los rebeldes en Filipinas.
Cuando en Angola, una batería de cohetes BM - 21 del ejercito castrista barría del mapa una zona de la geografía del país, que en Cuba se conoció como la loma del primer congreso (PCC), donde el término "loma" lo hacía parecer un punto insignificante, ¿sabe usted cuantas mujeres, niños y ancianos angolanos que vivían en aquellos kimbos, pudieron haber muerto en aquel brutal ataque?.
¿Sabe como llamó el general Álvaro López Miera a este bombardeo: "calentando el brazo". Él mismo reconoció que aquellos cohetes de factura soviética, le fueron entregados personalmente por Fidel Castro, y como pasó en 1896, Miera se encargo de hacerse cargo del sur de Angola, que por entonces era un territorio al mando de Leopoldo Cinta Frías.
La citada elevación fue borrada del mapa literalmente. ¿Sabe usted cuantos despedazaron tras treces años que duró el conflicto?. Quifangondo, Quimbala, Morro de Tongo, fueron muchos los lugares que sufrieron las consecuencias de esta terrible arma en Angola. Desgraciadamente los militares están para hacer cumplir las ordenes que, tras de un buró, se le les ordenan los verdaderos responsables. En este caso Cánovas fue el máximo en Cuba.
¿Sabe como llamó el general Álvaro López Miera a este bombardeo: "calentando el brazo". Él mismo reconoció que aquellos cohetes de factura soviética, le fueron entregados personalmente por Fidel Castro, y como pasó en 1896, Miera se encargo de hacerse cargo del sur de Angola, que por entonces era un territorio al mando de Leopoldo Cinta Frías.
La citada elevación fue borrada del mapa literalmente. ¿Sabe usted cuantos despedazaron tras treces años que duró el conflicto?. Quifangondo, Quimbala, Morro de Tongo, fueron muchos los lugares que sufrieron las consecuencias de esta terrible arma en Angola. Desgraciadamente los militares están para hacer cumplir las ordenes que, tras de un buró, se le les ordenan los verdaderos responsables. En este caso Cánovas fue el máximo en Cuba.
Entonces el ya presidente Teddy Rooesvelt se vino arriba y hasta reconoció públicamente que Valeriano Weyler no había violado ninguna de las prácticas militares aceptadas para la época, pero cuando ya la isla de Cuba estaba en su poder por supuesto. Aun así, la vida de ciento cincuenta mil inocentes es un precio altísimo incluso cuando se trata de la libertad.
Maldita Hemeroteca
Fuentes:
-John Lawrence Tone. "Guerra y genocidio en Cuba. 1895-1898" (Turner, 2010)-Prensa Cubana.