LAS HISTORIA SE REPITE CON APARIENCIA DISTINTA

Refugiados Cubanos en a base naval de Guantánamo en 1980. // 

No hace falta ser un erudito para ver que los sucesos más importantes vividos por los cubanos, son prácticamente calcados de algunos que sucedieron muchos años atrás.

Fíjese si es así, que en el siglo XIX España era proclive a intentar resolver los problemas de Cuba con agentes extranjeros en vez de hacerlo con los propios cubanos, y ahora ¿alguien ha visto que esa dictadura castrista le haya preguntado al pueblo que sería lo mejor para ellos?. Jamás, cien años después seguimos en lo mismo, ignorados.

No importa el contexto, la historia se repite y se repite. Y lo del contexto lo decimos porque no es lo mismo la Cuba de España que la de Castro, como tampoco el crack de Wall Street en 1929, que sumió al país en una pobreza y una escasez que dio como resultado la caída del presidente Gerardo Machado, a la crisis que estamos pasando ahora por la obstinación de una tiranía opresora que no quiere ceder un ápice. El resultado es el mismo.

Otro ejemplo. Cuando ya pensábamos que la tragicómica historia Soviética en Cuba era cosa del pasado, de pronto se aparecen en la bahía habanera cuatro navíos de guerra y hasta un submarino atómico. La historia de aquella presencia en Cuba se repite hoy con los rusos de Vladimir Putin, y los tiranos vuelven a aprovecharse de su ubicación geográfica para favorecer funestas y belicistas alianzas con una país que ya una vez les dejó en la estacada.

En el tiempo en que Fidel Castro tiranizó la isla no hizo otra cosa que inculcarle al pueblo su odio personal contra los Estados Unidos, odio que jamás los cubanos habían sentido por ese país aunque no hayamos sido todo lo agradecido que debimos, en cambio hoy, y luego de gritar millones de veces por un capricho suyo "Cuba si Yankees no", el vecino del frente sigue siendo nuestra única esperanza de vida. 

Y ahora - como si fuera poco - la base de Guantánamo se ha puesto de moda de nuevo. En el año 2015 aun quedaban allí 23 cubanos, la mayoría de muy avanzada edad. Por más de medio siglo esos exiliados han esperado del otro lado de una filosa concertina de 17 millas, que aquel régimen colapsara. Como le pasó a la señora Carmen González, que vivió allí desde el 1964 y probablemente ya haya partido.

Durante ese tiempo los cubanos se casaron y se divorciaron, tuvieron trabajo e hijos, bailaron en discotecas y bebieron en los bares de la base, en tanto que en sus casas, mientras escuchan a Celia Cruz, jugaban al dominó. Hoy, con el nuevo decreto firmado por el presidente Donald Trump que pretende enviar a treinta mil inmigrantes en situación irregular, y dentro de los cuales habrán muchos cubanos con toda probabilidad, todo pinta a que esta historia se repita de nuevo.

En más de una ocasión se ha dicho que el estudio y razonamiento de la historia debería ser una herramienta más en los ejercicios de análisis de toda actividad humana. Además de lo mucho que tiene que aportar en la resolución de los problemas, nos evita tener que volver a transitar por los mismos en el presente, incluso y lo repito, aunque sean contextos distintos. Las pandemias, las guerras, los exterminios e incluso las emigraciones, como en este caso, deberían ser meditadas para intentar al menos evitar su ciclo.

Maldita Hemeroteca