Vista del centro de Groenlandia. // |
Desde su regreso al Despacho Oval de la Casa Blanca, concretado el pasado 20 de enero, Donald Trump no perdió el tiempo y dio que hablar, sobre todo, por sus decisiones en materia de política internacional.
En este contexto, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, afirmó en una entrevista que el proyecto de adquirir Groenlandia y retomar el control del Canal de Panamá está impulsado por "legítimos" intereses de seguridad nacional. Estas preocupaciones son derivadas de la creciente actividad e influencia de China en el Ártico y en América Latina.
A partir de ayer sábado el secretario Rubio comenzó una gira por Centroamérica que se inició en Panamá, donde buscará discutir sobre la propiedad del Canal de Panamá y los intereses compartidos (como la migración) con el presidente panameño José Raúl Mulino. Su llegada será su primer viaje oficial al extranjero en su calidad de jefe de la diplomacia de Estados Unidos. Este hecho resalta la importancia que tiene la cuestión del Canal de Panamá para la gestión republicana.
Groenlandia es una inmensa masa de hielo que, aunque técnicamente está en América del Norte, su conexión con Europa es más que evidente: forma parte de Dinamarca, pero (además) es un territorio autónomo, con su parlamento, su gobierno, sus normas sociales propias y su mezcolanza étnica.
Desde que en 982 Erik el Rojo llegara a la isla, descendientes de vikingos (un 10% del total actual) e inuit (el 90% restante) han convivido, de algún modo, por aquellos lares. Y, por otro lado, no se puede dejar de destacar su exageradamente baja densidad de población: cada uno de los 55.877 habitantes de Groenlandia dispone de casi 39 kilómetros cuadrados de tierra para que podría pasar a propiedad de Estados Unidos si al final se llega a un acuerdo.
Fuente:
ElEconomista.es