El historiador británico Hugh Thomas, así como buena parte de la historiografía universal, han sido de la opinión de que en la Sierra Maestra de Cuba no se dieron grandes combates, y que los rebeldes no consiguieron tomar ciudades de más de 10 mil habitantes hasta -por lo menos- el mes de diciembre de 1958.
Quedaría por tanto en entredicho el citado argumento del control territorial de la guerrilla. Sin embargo, el éxito insurgente no residía en apoderarse de las grandes urbes sino en su sólida retaguardia, basada en lo que recaudaban por medio de la extorsión, a los centrales azucareros, puertos marítimos y todo lo que considerasen una fuente de dinero fácil.
Una misiva anónima dirigida directamente a Batista solicitaba una actuación más enérgica por parte del ejército para contener a los rebeldes: «la provincia de Oriente está en plena ruina y estará más y llegará hasta Pinar del Río»; además, se preguntaba, «¿quien gobierna en Oriente y quien da pase de tránsito?… ¿los rebeldes?».
Los rebeldes optaron por emplear una mejor estrategia: en lugar de realizar incursiones y secuestros bastante inútiles, se concentraban en cortar las comunicaciones y, por tanto, estrangular gradualmente la economía del país. Santiago de Cuba, por ejemplo, estuvo prácticamente sitiada durante el otoño de 1958.
Para octubre habían ganado «el control de prácticamente todo el Oriente, excepto las ciudades principales y, de igual modo, habían extendido sus operaciones al resto de las provincias, incluso a menor escala, hasta Pinar del Río, en el extremo oeste de la isla».
El 14 de julio de 1958, Raúl Castro dictó la «Orden Militar 39» que establecía la obligatoriedad del pago de un impuesto en efectivo o especie del 10 % sobre el valor del total de «la producción agrícola, forestal, ganadera y minera del Territorio Libre de Cuba» ocupado por el Segundo Frente Oriental.
Con esa plata se sufragarían, en teoría, los gastos de obras, servicios públicos y mantenimiento del ejército revolucionario, que hasta entonces habían sido cubiertos por aportaciones voluntarias. Tal fue así, que ya para septiembre de 1958 habían cobrado, solo a centrales azucareros, la friolera de 169,500 pesos de un total de 191 mil que ya estaba pactado a cobrar.
"Por la misma piedra" pasaron haciendas cañeras, cafetaleras y ganaderas. En uno de esos "cepillos" de primeros del mes de octubre de 1958, la capitana Pastorita Núñez, encargada por Fidel Castro de pasárselo a los poderosos de Oriente, tuvo que regresar a la sierra haciendo un rodeo imprevisto. Según dijo Núñez Jiménez, comandante del segundo frente oriental, Pastorita había sido declarada objeto por parte de Rolando Masferrer y sus hombres.
Ese dinero procedía de la extorsión a los cosecheros de café, los que pagaban un peso por cada quintal (100 libras) recogido con cáscara, mientras que a los ganaderos se les cobraba dos pesos por cada cabeza de ganado sacrificada; y, por último, los productores de maíz y boniato debían pagar veinticinco centavos por quintal cosechado. No escapaba nadie.
Para los renuentes al pago, como la Guantánamo Sugar Company por ejemplo, solo había un remedio a su obstinación, la candela y la destrucción de los centrales, las comunicaciones y las vías férreas. Según Meneses, era tanta su ambición que hasta el hermano le advertía que iba a matar del corazón a su madre.
Aun así, y según lo que dijo el periodista español Enrique Meneses, uno de los privilegiados en vivir en la Sierra Maestra y que luego fue expulsado de Cuba por Fidel Castro, que, en aquellos días de euforia, cuando Castro se daba el baño de masas en dirección a la Habana, al pasar por Matanzas, tuvo que abordar un helicóptero --- ESCUCHE BIEN --- para poder llegar al almuerzo que la familia Bacardí le ofreció en su fábrica de cerveza Hatuey en el barrio habanero de El Cotorro.
Se calcula, según el libro "Caída de la burguesía en Cuba 1959-1961", del académico y funcionario del Servicio Exterior norteamericano Alfred Padula, fallecido en 2018, que Fidel Castro debió recaudar en su etapa rebelde entre cinco y diez millones de pesos en total, aunque señala que fue un calculo bastante conservador debido a la dificultad para contabilizar adecuadamente.
Maldita Hemeroteca
Fuentes:
--Thomas, Hugh S., Cuba, la lucha por la libertad, 3 vols., Barcelona, Grijalbo, 1974.
--Padula, Alfred L., The Fall of the Bourgeoise: Cuba, 1959-1961, PhD Dissertation, University of New Mexico, 1974.