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MAL TIEMPO, UNA HISTORIA MAL CONTADA

Imagen recreada con IA. // 

Por lo general los libros de historia escritos en España sobre el tema de la guerra de Cuba, están muy ajustados a la veracidad. Entre otras cosas porque su investigación se basa en la búsqueda de la verdad, encontrar las causas que les llevaron al desastre y no en edulcorar una píldora aunque les resulte tremendamente amarga.

Tanto es así, que no dudan ni un momento en citar fuentes Cubanas, pero de respeto, no patrioteras y que faltan a la verdad. Y un ejemplo es la narrativa que se ha hecho en Cuba de uno de esos grandes desastres españoles en cuba, Mal Tiempo, que por estos días cumplió aniversario y que, como todos los años, disparó la adrenalina del régimen.

Pero despejando de nuestras mentes ese inútil chovinismo que suele acompañarnos, mucha gente se ha preguntado a través de los años que fue lo que sucedió en Cruces aquel quince de diciembre de 1895, ¿cómo pudo suceder un golpe tan desmoralizador para las huestes hispanas como aquel?.

Para empezar estamos hablando de una zona como Cruces tremendamente fortificada por España, y donde un apreciable número de la población eran colonos que para nada simpatizaban con la causa insurrecta. Mucha era nacida en España y tenía allí fortísimos intereses económicos, de ahí su afinidad con las autoridades y, lógicamente, por el temor de perder sus propiedades.

De hecho, y según apunta el historiador V. R. Secades en su libro "Cruces, retazos y memorias", España tenía acantonada allí, además de su ejercito, a dos compañías de voluntarios, comandadas  por Faustino Velaz y otra por el acaudalado peninsular José Pérez Zanoletti y agrega:

"Se calculaba hacia 1895, en la rica zona azucarera de "Las Cruces", la existencia de ocho mil a diez mil efectivos militares entre los Cuarteles Generales de Las Cruces y Mal Tiempo; este acantonamiento de tropas da lugar a que el mando hispano, aunque había perdido el contacto directo con los cubanos a partir de la acción de Siguanea, no descuidó las principales vías de acceso a la jurisdicción cienfueguera que ordenó su bloqueo". 

EL COMBATE

Las tropas españolas estaban formadas por una columna dirigida por el Teniente Coronel Narciso Rich, con 550 hombres; otra por el Coronel Manuel Zan, con 500 hombres más, y todos bajo el mando del jefe de toda la agrupación, el Teniente Coronel catalán Salvador Arizón y Sánchez Fano.

Por su parte, las tropas mambisas estaban organizadas por una extrema vanguardia dirigida por el Teniente Coronel José Loreto Cepero, una vanguardia con Antonio Maceo y su escolta, su Estado Mayor, el regimiento Céspedes y unos cuarenta infantes al mando del capitán Alejo Cazimajou.

El centro estaba integrado por el generalísimo Máximo Gómez, su Estado Mayor y su escolta, en tanto que la retaguardia estaba bajo la jefatura del General de Brigada Luis de Feria que tenía a su mando los regimientos de caballería Martí, García y Gua y, además, el General Serafín Sánchez.

Llegados a este punto, el díaquince, bien temprano en la mañana, se produce el primer contacto mambí con soldados del Teniente Coronel Rich, que inmediatamente formó sus clásicos cuadros. Máximo Gómez ordena a degüello y seguido de doscientos cincuenta jinetes realizó una brutal carga al machete. Sobre este dantesco panorama, el general catalán José Miró Argenter, un cronista que veía por los ojos de Maceo, narra de esta manera su visión de lo ocurrido:

“Todos los soldados han sido deshechos a machetazos. La mitad por lo menos del batallón de Canarias, huyendo de la tremolina, ha soltado armas y cartucheras para escapar con mayor ligereza o rendirse a discreción los que no aciertan a buscar en la espesura de los cañaverales”. 

Y es aquí donde a muchos nos ha asaltado la duda. ¿Qué pasó aquí, qué fue lo que motivó esa estampida española?. 

Mire no vamos a ponernos aquí a elucubrar sobre algo que sucedió hace mas de cien años, pero sí citaremos un par de fragmentos que quizás a usted, que seguramente es de los que no se deja llevar por el equipo de felación sincronizada de la prensa Cubana, le aporte algo de claridad. Primeramente vamos con lo que declaró el comandante Manuel Piedra Martel, ayudante del General Antonio Maceo, que luego devino en un gran cronista de la época: 

“Ni antes ni después de la campaña vio en el ejército español a sus soldados perder la moral y desorganizarse... pero en Mal Tiempo se mostraron colectivamente inconsistentes y faltos de valor individual. De otra manera no hubiésemos podido producirle aquel desastre”. 

Hablamos de trescientas bajas españolas, de ellas ciento setenta y cinco muertos. Ahora de las Mambisas solo cuatro muertos y cuarenta y siete heridos, aunque el "tracatán" de Miró Argenter se empeñara en decir que eran solo veintitrés. Por cierto, esa manera muy particular que tenía de "describir la guerra" para complacer a su jefe Maceo, fue muy criticada por el coronel Manuel Sanguily. 

Pero retomando el tema de este post: 

¿Qué infieren estas palabras de Martel?, obvio que algo no jugaba, entonces vamos allá con las de Máximo Gómez que no tienen cabida ya a la duda: “yo sabía que eran quintos (jóvenes que al cumplir la mayoría de edad se iban a cumplir el servicio militar) y que no podían resistir nuestra carga al machete”.

Y ahí estaba la prueba, eran soldados novatos, jóvenes que ni tenían experiencia de guerra, muchachos entre 18 y 20 años que sus padres no pudieron pagar las dos mil quinientas que exigía España para ser exonerados del servicio militar, y que una vez que cumplían la mayoría de edad los mandaban de cabeza a una muerte segura en Cuba y en las Filipinas. 

Y sí, por supuesto, estaban mejor armados que los cubanos, y estaba allí para eso, para matar, porque a una guerra se va a matar y no a que lo maten a uno, pero hombre, ¿chicos de 19 y 20 años sin experiencia combativa?, ¿de verdad? esos guajes podrían ser considerados enemigos de unos mambises curtidos en mil batallas, y hasta con "canas en sus huevos"?. 

Gómez, como nadie, los conocía muy bien de su etapa como integrante del ejercito Español en la Republica Dominicana, y por eso no lo pensó dos veces para tocar a degüello. Si hasta el mismo lo dice, "eran quintos". 

Al final se hicieron con un botín consistente enC150 fusiles Máuser, 60 Remington, seis cajas de municiones, caballos de los oficiales y de la tropa, mulos, equipos, botiquín, e incluso, la bandera y la documentación del archivo del batallón de Canarias número 42, por las cuales se pudo identificar a la columna destrozada, según lo que apunta Secades.

Pero le repito, los quintos eran los jóvenes que al cumplir 18 años, tenían que ir a cumplir el servicio militar obligatorio, y así fue hasta que España derogó la famosa “mili” el 31 de diciembre del 2001. Es decir, en caso de que el país los necesitara, esos chicos que en ese año cumplían la mayoría de edad, estaban obligados a acudir al llamado de la patria. 

A finales del siglo XIX se intentar abolir de nuevo el reclutamiento forzoso con posibilidad de librarse pagando una cuantía, pero las clases mas bajas no podían asumir el gasto, de manera que sus hijos cruzaron el charco obligatoriamente. De hecho, fue una época que se produjo la salida a escondidas de muchos jóvenes canarios que partían hacia Cuba para eludir el reclutamiento.

E incluso, queremos pensar que si estaban allí en Cruces, era porque toda aquella zona se encontraba fuertemente custodiada y ni imaginaron siquiera semejante ataque. Evidentemente, no contaron con alguien como Gómez que su éxito fue ese precisamente, golpear por donde menos lo esperaban.

En eso se sostuvo su guerra, no por gusto fue objeto de la crítica del corresponsal norteamericano George Bronson Rea, ("En marcha con Gómez, 1898") al que "invitó cordialmente a que se fuera" tras haberle prohibido a decir cuatro verdades bajo la amenaza de ajusticiarlo. 

Rea, que también era militar, llegó a señalar a aquellos generales de “ópera bufa”, sobre todo cuando habían dejado abandonado a Maceo en la Habana, y cómo esta razón eficiente de su caída en combate se tapó con la imputación de que había sido asesinado por su propio médico Máximo Zertucha, un pasaje que aparece en séptimo capítulo, “Prominent Fakes”, de ese libro.

Si usted que es un patriota a destajo no lo quiere ver así, está en su pleno derecho, pero nosotros también lo tenemos para expresar lo que creemos e independiente que lo que cuenta en la historia es eso precisamente, la gran y desmoralizada derrota que sufrió España aquel día. Pero no nos tome por tontos. Aquellos jóvenes eran igual de jóvenes como los que fueron cruelmente fusilados en noviembre del 71. 

Y para demostrar lo que decimos al principio, fueron los Españoles los que no dudaron ni un momento a la hora de erigir un monumento que recordara, no solo a sus muertos, si no al simbolismo que tuvo la batalla en sí. La revista “El Fígaro”, en su edición del 28 de julio de 1918, publicó una imagen en la cual se muestra el monumento, de autoría del arquitecto catalán Gerardo Huquet, que ya había sido inaugurado el 19 de mayo de 1910 en recordación a José Martí.

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca