CATALÁN MIRÓ ARGENTER: El único peninsular general de división del ejercito Cubano

Miró escribió "La invasión de Occidente", de 1896), "Apuntes de la vida de Antonio Maceo", de 1897 y "Crónicas de la Guerra", en 1899.

El catalán José de Miró Argenter, nacido en Sitges, Barcelona, el 4 de marzo de 1852, llegó a ser el único peninsular que alcanzó el grado de general de división del ejército libertador cubano. Desde el comienzo del levantamiento de 1895, Argenter se alzó en Holguín bajo el mando del mayor general, y lugarteniente del ejército de Oriente, Antonio Maceo y Grajales. 

Fue además de militar, un gran historiador, periodista, narrador y dramaturgo, y aunque de este ultimo oficio dicen que lo utilizó para fantasear sus crónicas, lo cierto es que discrepantes que se respeten, siempre los hubo. Lo cierto es que Argenter estuvo presente en la gran mayoría de aquellas acciones combativas, y más allá de sus exageraciones, omisiones o preferencias que haya tenido, lo convirtió en un excepcional testigo de obligada referencia. 

Así encabeza el capitulo preliminar de su libro dedicado al mayor general del ejercito libertador, y presidente de la república, José Miguel Gómez:

"La mayor parte de estas crónicas han sido escritas en el teatro de los acontecimientos; algunas al pie de las fogatas del vivac, en la crudeza del invierno; otras, al abrigo del follaje de los caminos, durante los altos en las marchas; á veces, abriendo el fuego los puestos avanzados y sonando las últimas descargas de la refriega".

Tras graduarse de bachiller en el instituto de segunda enseñanza de Barcelona, y después de realizar estudios de Medicina sin graduarse, llegó a La Habana en 1874. Dos años después se traslada a Santiago de Cuba donde se inicia en el periodismo. Por haber escrito un artículo en el que condenaba el maltrato a los esclavos, fue deportado a Holguín donde fundó, en 1887, el diario autonomista "La Doctrina". 

En Manzanillo, a donde se trasladó más tarde, creó el periódico "El Liberal" y se vinculó a un grupo de rebeldes independentistas. Poco después del estallido de la guerra emancipadora de febrero de 1895, se unió a los rebeldes bajo las órdenes del general Bartolomé Masó. Por méritos alcanzados en combate, Argenter ascendió a coronel, a general de Brigada y, por último, de División. 

COMO CONOCIÓ AL GENERAL ANTONIO MACEO

Según apuntes del historiador José Luciano Franco, considerado maestro de historiadores Cubanos en la isla, Maceo salió de Cuba rumbo a Jamaica aceptando las propuestas del general Arsenio Martínez Campos, quien le facilitó además la embarcación para el viaje. 

Salió el 8 de mayo de 1878 en compañía de los Brigadieres Arcadio Leyte Vidal y Juan Rius Rivera, así como los Tenientes
Coroneles Miguel Santa Cruz Pacheco y José Lacret Morlot, pero antes Martínez Campos le ofreció un almuerzo de despedida
en una finca en San Luis, en Santiago de Cuba, y fue ahí donde Maceo y Argenter, que para entonces era el mayoral de esa finca, se conocieron.

ALZAMIENTO DE 1895

Argenter, que desde el primer día que se alzó en Holguín durante el levantamiento del 1895 lo hizo bajo el mando del general Maceo y que llegó a ser jefe de su Estado Mayor que le acompañó durante la campaña a occidente, aseguró una vez que muchos cubanos celebraron su muerte, debido a la cantidad de paisanos que el mulato había ejecutado.  

Solo les daremos un dato. 

Durante la toma y caída del poblado de Victoria de Las Tunas por las tropas del mayor general Calixto García, aquella que sirvió como bautizo de fuego para el hijo de José Martí, y que, de manera casuística falleciera a su lado el coronel Ángel de la Guardia, el escolta que no pudo salvar a su padre en Dos Ríos, Calixto mandó a ejecutar a todos los guerrilleros al servicio del ejército español, casi todos cubanos y de la raza negra. 

Este dato lo leímos en el libro "La guerra de 1868-78 o de los Diez Años", del Catedrático y Académico en Historia sevillano Don Luis Navarro, considerado el padre del americanismo español. También agrega que se mandó a ejecutar al Teniente Coronel de Ingenieros Joaquín Ruiz, al llevar este una propuesta de paz al Quinto Cuerpo de Ejército Cubano, anécdota que ya hemos narrado con anterioridad. Lo mismo le pasó a Narciso Menéndez, portador de cartas de paz de los Generales Ramón Blanco y Luis de Pando le habían entregado a regañadientes. 

En el diario de campaña del mayor general Máximo Gómez lo dice muy claro: 

"Estos Generales demuestran más torpeza que "el cruel" Weyler Nicolau, que al menos hacía la guerra, mientras que Menéndez fue enviado estúpidamente a la inexorable "guadaña de la muerte". 

Incontables fueron los ajusticiados por el mismo Gómez y por Antonio Maceo, sobre todo a los que sorprendían moliendo caña o ayudando, de alguna forma, a los soldados Españoles.


En su extensa obra "Mi mando en Cuba", el general español Valeriano Weyler deja constancia
de cuál fue su actuación y sus motivos en todo momento. En cinco tomos se
recogen, día a día, las órdenes, bandos, táctica, hechos de armas y políticas que
se seguían, que han sido sin duda un valioso testimonio de lo
acaecido en esos años. 

En esta obra hay un capítulo donde cuenta los parte de inteligencia y distintas delaciones con las intenciones y situación real de Antonio Maceo, previo al cruce de la trocha. Todas estas anécdotas de Maceo, aparecen narradas por el propio Valeriano Weyler en la entrevista que le hiciera el periodista José López Pinillos en el periódico español "El País", titulada "Memorias del 98".

Antes de la llegada de Weyler, y según cita Argenter en sus memorias, ya habían muerto 12 jefes cubanos y 10 oficiales, mientras que 17 jefes y 53 oficiales permanecían heridos; y todavía Weyler no había sustituido a Martínez Campos al frente del ejército español, pero bajo su mandato cayeron los más importantes quizás, como Juan Bruno Zayas, Serafín Sánchez, José Martí, Flor Crombet o Guillermo Moncada. 

Por otro lado Juan Rius Rivera, el
sustituto como jefe del "ejército invasor", fue hecho prisionero y trasladado a la prisión de
Montjuich, en Barcelona. Osea seis importantes jefes del ejercito libertador habían muerto sucesivamente en combates o hechos prisioneros.

Esta situación obligó a los generales Máximo Gómez, Calixto
García y Bartolomé Masó a optar por la retirada del ejército de la zona occidental, donde no eran mas de 1.800 soldados entre heridos o enfermos. En esta zona la guerra había dado un vuelco a favor de España, que en definitiva era donde se
encontraba el ochenta por ciento de la riqueza de Cuba.

En otro de sus apuntes, el catedrático Luis Navarro relató que días antes de que Maceo intentara cruzar la trocha de Mariel - Majana en dirección al Camagüey, donde Máximo Gómez lo esperaba urgente, se hizo afeitar el bigote y la barba para tratar de pasar desapercibido. 

Sin embargo en los distintos relatos que se han hecho de su muerte, hubo quienes admitieron entre los delatores estuvo su propio médico personal, el doctor Máximo Zertucha, que nada mas caer Maceo fue corriendo a entregarse a los Españoles. Sin embargo, en un consejo de guerra presidido por el general de división Alejandro
Rodríguez, quedó exonerado de toda culpa.

La verdad es que el modo como murió Maceo ha sido - probablemente - el capítulo más oscuro de toda aquella guerra, y las versiones de las causas se cuentan por decenas. Se dijo incluso que debido a las altas fiebres que padecía, había tenido que acampar en la finca "La Merced", muy cerca del Mariel, y que una de esas noches había soñado con su hermano José y su madre Mariana, ya muertos. Eso lo tenía perturbado y de muy mal genio. 

Aún así, Maceo logró repeler con una carga al machete el primer envite de la guerrilla "Peral", consistente en 90 jinetes cubanos al servicio de España y al mando del entonces coronel Francisco Cirujeda, jefe de la unidad de infantería compuesta por 365 soldados, 24 de ellos cubanos, pertenecientes a la guerrilla de Punta Brava. 

Luego de un nutrido fuego, una bala impactó a Maceo directo en su mandíbula, dañándole la arteria carótida.

Periódicos como The Journal, The New York Herald, The World y en el The Mail and Express, quienes estaban "a la que se caía" para meter cizaña en contra de España, llegaron a decir que el propio Zertucha lo había estado envenenando sistemáticamente. Por ahí hay un documento donde se exponen todas estas confabulaciones, que no fueron probadas jamás por supuesto. Zertucha se llevó todos sus secretos a la tumba, si es que los tuvo alguna vez. 

En un famoso artículo titulado: "​Muerte del General Maceo (Relato del suceso)", Miró Argenter fue uno de los que cargó duraente contra Zertucha, al punto de asegurar de que no le cabía ninguna duda que había sido él quien le informaba la situación de Maceo a los españoles.

Veamos: ​

"No me sorprendió la presentación de Zertucha. Había sospechado de ella tres horas después de su deserción y hube de comunicarle mis sospechas á los generales Aguirre y Diaz. Si no me resolví á concluir con su existencia miserable fué por mero escrúpulo de conciencia en atención á que no tenia aún ninguna prueba concreta respecto de su traición. 

Durante algún tiempo Zertucha logró conquistarse el aprecio del General porque esmeróse en cuidarlo mientras convalecía de la herida que recibió en uno de los combates de Tapia; pero, como rufián al fin, no tardó mucho en darse á conocer de todos los del Estado Mayor y mereció por unanimidad el dictado de sinvergüenza.

 Por fortuna, Zertucha no pudo completar su obra de traición por serle desconocido el sitio en que fué enterrado el cadáver de Maceo, que de lo contrario, es seguro que hasta allí hubiese guiado á los esbirros de Weyler".

¡Fuerte!

Con la muerte de Maceo, Argenter se marcha a Bayamo donde comenzó a redactar y dar forma a todos aquellos testimonios y hechos de guerra, y que luego plasmó en sus memorias "Crónicas del Guerra", publicadas en 1909. De ahí que esté considerado como uno de los principales cronistas de la independencia cubana y a pesar de que el coronel Manuel Sanguily lo detestaba por mentiroso. Argenter murió el dos de marzo de 1925 en la Habana. 

Aún así, algo de valor tendría desde el momento que integró la comisión revisora y liquidadora del ejército libertador. Incluso al constituirse la República en 1902 y establecerse definitivamente en La Habana, fue nombrado jefe del archivo de ese ejército. En 1905 dirigió el diario "Vida Militar" y colaboró en algunas revistas como "El Fígaro", "Letras" y "Smart". Perteneció además a la Academia de historia de Cuba. 

Lo que no sabía Miró Argenter es que con los años su hijo, el abogado José Miró Cardona, nombrado primer ministro por el entonces triunfante movimiento 26 de julio comandado por Fidel Castro, fuera presa de una traición aun mayor a la del doctor Zertucha. Cardona tuvo que "echar un pie" al ver como corría peligro su vida, por oponerse al giro totalitario y comunista que estaba dando la "revolución cubana". 

No solo eso, que esa oposición, sumado a la defensa que hiciera en 1948 del capitán Joaquín Casillas Lumpuy, acusado de la muerte del sindicalista Jesús Menéndez en el paradero de Manzanillo, y que fuera ejecutado en Santa Clara por el comandante argentino Ernesto Guevara cuando se encontraba detenido, le iba a salir muy cara. 

Maldita Hemeroteca 

Nota: Ni Bartolomé Masó era catalán, como se suele decir por ahí, y que sepamos los demás españoles que alcanzaron tan alta distinción fueron nacidos en las islas Canarias.

Fuente: MIRO ARGENTER, José (1945): Crónicas de la Guerra, Edit. LEX, 3 vol., La Habana-- NAVARRO, Luis (1998): Las Guerras de España en Cuba, Ed. Encuentro, Madrid. 1998. // Franco, José Luciano: Antonio Maceo: Apuntes para una historia de su vida; T1, ediciones de Ciencias Sociales, La Habana, 1989: 158. //El Correo. / Hotel Telégrafo / Memorias del garrote vil. / Varias fuentes de Internet.
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