LIBROS DE HISTORIA: O literatura peligrosa


En el año 2000 varios presos políticos y de conciencia fueron excarcelados de las cárceles castristas, nueve presos en total, que había sido condenados por ejercer su derecho a la libertad de expresión, asociación o reunión simplemente. Uno de ellos fue Orestes Rodríguez Horruitiner, entonces presidente del Movimiento pacifista por los derechos humanos seguidores de Chivas, en Santiago de Cuba, detenido en 1997 y declarado culpable de posesión de propaganda enemiga.

Por este "delito" fue condenado a cuatro años de prisión, y ¿sabe usted cual fue la "propaganda enemiga" que le encontraron?, pues libros de José Martí, Máximo Gómez o de Antonio Maceo que, a diferencia de lo manipulados por el régimen, habían sido publicados en el extranjero y por otros autores.

Aquellas obras contaban historias consideradas por el régimen como "peligrosas" o dicho en su argot represivo, propaganda enemiga. Los fiscales, que enviaron a Horrutinier a la prisión "La Caoba", alegaron que cualquier libro de estos héroes que fuera publicado fuera de Cuba contenía "desviaciones ideológicas". Muchos de esos "textos prohibidos" que están disponibles en la internet.

Digamos por ejemplo la sorprendente exculpación que hace Máximo Gómez en su diario del general Valeriano Weyler por citar un ejemplo y su letal concentración de pacíficos. Es que la vida de este mallorquín, queramos o no, protagoniza una parte importante de nuestra historia, a la vez resulta una fuente de información valiosa y poco conocida, que el castrismo considera peligrosa. Como su libro "Mi mando en Cuba", por ejemplo.

Cuando el general Gregorio Luperón puso fin a la anexión Dominicana a España en una guerra llamada de Restauración que costó la friolera de 50 mil muertos, entre los dominicanos que tuvieron que marcharse a Cuba estuvo el capitán de voluntarios del ejercito español, Don Máximo Gómez, un año mayor que Weyler entonces comandante territorial.

¿Venganza?.

La anexión previa se había consiguió el 4 de marzo del 1861, cuando la monarquía de Isabel II y el presidente del consejo de ministros, Leopoldo ODonell, "aceptaron el ofrecimiento" del general dominicano Pedro Santana y Familia. (Que buenos). Gómez fue uno más de los que perdieron todos sus bienes en aquella derrota, y por tanto se tuvo que marchar a Cuba con su madre, sus hermanas y varios de sus otros compatriotas como Modesto Diaz o Luis Marcano, quienes fueron después destacados luchadores por la libertad de Cuba.

Artículo de la revista "Blanco y Negro" en su edición de 27-03-1897 titulado "A ojos vista", en su página 11 se puede leer el mismo.

Al llegar a Santiago de Cuba en 1865, el capitán Gómez esperó que le agradecieran los servicios prestados a España, sin embargo al cabo de un año entendió que sus antiguos jefes se desentendían de sus ex aliados y, por tanto, es que decide abandonar el ejército y sumarse al levantamiento cubano. Por eso es que España lo ha considerado siempre como un traidor.

Primero se estableció como agricultor en un poblado cerca de Bayamo, gracias a un préstamo que le había concedido su ex compañero de armas en San Cristóbal, Valeriano Weyler, un pasaje que es descrito en el volumen III de la obra "Compendio de la historia de Santo Domingo", del militar e historiador dominicano José Gabriel García, otro libro muy tóxico para la dictadura.

En estas obras es donde se entera uno que Gómez contó en determinado momento con la ayuda de la oficialidad Española, aunque en su caso se mantuviera reacio al dinero cash ofrecido por el general Arsenio Martínez Campos que, en calidad de pacificador del Zanjón, se lo había ofrecido. Y donde también salió beneficiado el general Antonio Maceo, entre muchos otros a los que Martínez Campos les concedió el salvo conducto y los medios requeridos para que abandonara la isla.

De las buenas relaciones del mayor general Calixto García Íñiguez y su madre Lucía con personajes de la alta oficialidad española, pudo salvar la vida luego de intentar quitársela. Nos dio mucha pena una entrevista en internet de una nieta suya, que a saber porque, omitió deliberadamente varios de estos pasajes en la vida de su abuelo. 

Calixto García
Que luego de propinarse el disparo en la cara al verse acorralado por el teniente Ariza en "San Antonio de Bagá" durante la guerra chiquita, fue evacuado por las tropas españolas y atendido en el hospital "Príncipe Alfonso" de Santiago de Cuba donde le salvaron su vida.

Que le fue concedida la gracia que no tuvieron muchos, la de poder residir con su madre, esposa e hijos en la capital de España durante su deportación de 1878.  Que allí en Madrid daba clases como profesor de inglés y que llegó a trabajar en un prestigioso banco, y que su hijo Oscar, con doña Isabel Vélez Cabrera, se pudo graduar en 1887 de cirujano dental allí mismo en Madrid, donde a su regreso de Francia con el capital necesario abre un gabinete propio y además, funda la primera revista estomatológica de España. 

Por esos libros se conoce de sus frecuentes visitas a la oficina del general Manuel de Salamanca y Negrete en el paseo de la "Castellana", quien fuera capitán general de la isla entre los años 1887 y 1889 y que en ese tiempo se encontraba allí. Visitas donde por cierto, coincidió personalmente al coronel Federico Esponda Morell, el oficial español que quizás, con más fiereza, combatió a los mambises. El creador de aquellas tres célebres unidades que resultaron legendarias en la guerra de los diez años, "Los Murciélagos", "Los 12 Apóstoles" y "Los Jíbaros", en fin, su encarnizado enemigo en "Melones".

De como Salamanca y Negrete era un hombre de honor que no mostraba resentimientos militares de ninguna especie hacia los cubanos. Lo demostró autorizando el retorno a Cuba del mayor general Antonio Maceo, sabiendo que sus alegados "motivos personales y familiares" eran una soberana mentira. De hecho la llegada a la Habana de Salamanca fue motivo de fiestas, pero también la autorización de Maceo resultó otra sospecha de su asesinato. Además, puede que su férreo compromiso por acabar con el bandolerismo criollo y con la tremenda corrupción y nepotismo español que existía en la isla por aquellos años, le haya condenado. Lo más probable.

A pesar de que en su certificado de defunción reza: "Muerte, aún estando en ejercicio de su cargo, por fiebre amarilla Biliosa de los países cálidos", se conoce que fue envenenado el 6 de febrero de 1890, en el propio Palacio de los Capitanes Generales. Sus restos ni siquiera fueron repatriados a España, pues descansan en el cementerio "de Colón" en la Habana. Por cierto, Juan de Salamanca y Salamanca, antepasado suyo, había sido tambien capitan general de Cuba entre los años 1657 y 1662.

Francisco Aguilera
Es que a veces nos cuesta imaginar que en determinado momentos de sus vidas, aquellos iconos emancipadores se quedaron desprovistos de sus poderes, indefensos e incluso obligados a dejar a un lado la vanidad, los principios y bajar incluso la cabeza, apremiados por las circunstancias.

Te enteras de las discrepancias en la Asamblea de Guáimaro, donde se aprobó la carta constitucional redactada por el mayor Ignacio Agramonte y el habanero Antonio Zambrana, en contra de la posición caprichosa de Carlos Manuel de Céspedes de imponer un mando centralizado político-militar por encima de las ideas democráticas. Normal que a la dictadura castrista le resulte una "bibliografía peligrosa".

De como el cuñado de Céspedes, el general Manuel de Quesada y Loynaz era en realidad un dictador. Que sus grados de general se los dio la cámara de representantes en ese momento dominada por su cuñado. Y de aquella lapidaria frase de Cisneros a partir de su destitución... "Sepa usted ciudadano Presidente, (Céspedes) que desde este mismo momento comenzarán los trabajos para deponerlo a usted", la conocen muy pocos en la isla, e incluso fuera de ella.

Que en Palo Quemado, el mismo día 16 de 1870, en sesión extraordinaria, Cisneros aprueba la proposición de Zambrana y de otros diputados para deponerlo, o por ejemplo que Céspedes pretendió imponer su renuncia en vez de la destitución, y la Cámara se lo negó. Que a Quesada no le quedó mas remedio que marcharse a Costa Rica y más nunca le vieron el pelo. Ni siquiera se preocupó de ayudar a su cuñado escondido en San Lorenzo, donde fue delatado por los mismos cubanos.

En esta misma cuerda, poco se conoce del desesperado pedido del presidente interino Cisneros al despojado y ninguneado magnate Francisco Vicente Aguilera, obligado por Céspedes a marchar a EEUU: ... «(...) grandes ventajas reportará al país que vuelva a él un hombre que no ha escatimado sacrificios por su libertad. Ud. está en mejor situación para administrar la República, venga y salvaremos la Revolución»

Saber que el general Julio Sanguily Garrite eran un espía y un oportunista, que fue acusado incluso del desastre de la Fernandina y del fracaso del levantamiento occidental planeado por José Martí, entre otros actos considerados entonces como deshonestos y morales. Como una supuesta estafa a los tabaqueros de Cayo Hueso o las proposiciones sexuales al soldado escolta matancero Ricardo Batrell Oviedo, ayudante del mayor general Pedro Betancourt, contadas por el mismo en su diario de campaña.

De un hecho curioso que se produce el 19 de enero de 1897 en la localidad habanera de San José de las Lajas, ocurrido en la casona del catalán Antonio Menció Roura y María del Socorro Díaz Martínez, un matrimonio de marcada inclinación independentista que acogió como huésped al general Weyler de inspección militar en esa localidad y de paso hacia el vecino Güines, una visita que hizo acompañado de dos escuadrones del Regimiento de Caballería Alfonso XII. Ya para entonces le quedaba poco al Mallorquín en la isla.

Estado en que se encuentra la casona del catalán Antonio Menció Roura en San Jose de las Lajas. / Internet

Que dos años después, seis antes de morir y con España ya derrotada, en esa misma casa se hospedaron el general Máximo Gómez, su esposa Bernarda Toro y sus hijas Clemencia y Margarita, y que la dejadez del castrismo la tiene en esas lamentables condiciones que ve usted en la foto. 

Este catalán le debía mucho al generalísimo, toda vez que sus tierras y sus negocios no fueron pasto de las llamas dentro de la política destructiva de "tierra arrasada" aplicada por Maceo, sobre todo en occidente. Ese acuerdo se logró a cambio de abastecer de comida al ejercito mambí; y donde el clérigo Pedro Ladislao González Estrada actuó como intermediario. 

Por ejemplo que antes de llegar a su destino, algunas cartas pasaban primero por los servicios de inteligencia de Weyler, como la que le envió Estrada Palma a Maceo donde le decía: "Desengáñate Antonio, las guerras necesitan dinero, dinero y dinero, y nosotros no tenemos, ni quien no los dé. La gloria como libertadores le tocará a otra generación".

De como los mismos Cubanos cansados, desmoralizados y temerosos, se ofrecían a entregar a Maceo a cambio de 30 mil pesos, según confesó una vez el mismo Weyler de vuelta en España. "Jamás acepté. Así se mata a un bandido y a Maceo, que era valiente, le dimos la oportunidad de morir de frente".

Que aunque nunca fue aclarada la hipotética traición del doctor Máximo Zertucha tras la muerte de Maceo, primero por el abandonó del cadáver y luego por su rendición a los españoles, se sabe que lo hizo por temor a los mismos cubanos no fueran a descargar en él sus propios miedos. De como contó que el día antes a su muerte, Maceo se encontraba muy inquieto por un supuesto sueño, donde su madre Mariana y su hermano José, le pedían deponer las armas. 

De sus infidelidades a María Cabrales, como aquella ocurrida en la localidad de Neptuno, muy cerca de Artemisa, y reflejada en una carta enviada a quien fuera su médico y gran amigo además, el Dr Hugo Roberts, recogida en el libro "Antonio Maceo. Disciplina y Dignidad" del historiador José Luciano Franco. 

O que estando en Jamaica en 1881, tuvo una relación con una muchacha local de nombre Amelia Marryatt, y de la cual nació su único hijo reconocido Antonio Maceo Marryatt, y que llamaban "Antoñico". Sobre estos "deslices", apuntó el doctor y académico en historia Domingo Souza: «Nuestros libertadores, quienes llevaron vida errante, a veces durante años, separados de su hogar, tuvieron a la fuerza que caer en deslices, con damas y mujeres, que fueron aves de paso en sus vidas».

Que gracias a la generosidad de Tomás Estrada Palma, su padrino, el chico pudo estudiar la carrera de ingeniero en la universidad de Cornell, en Estados Unidos, donde mismo la había estudiado el general Mario García Menocal. "Tomasito le costeó todo, su ropa, su alimentación, sus estudios", así lo aseguraba el encones el general y ayudante de campo del Titán, José Lacret Morlot. 

Que gracias a un crédito concedido por el presidente Mario García Menocal, se pudo comprar una casa en la "calle Manrique" en la Habana, por la cual no tuvo que pagar nada pues se le cedió en calidad de usufructo hasta que murió en el hospital Carlos J. Finlay de Marianao, el 4 de diciembre de 1952 de cáncer de próstata.

Gómez
Que en octubre de 1897 el presidente español, Práxedes Mateo Sagasta, creyendo poder utilizar su experiencia y sus dotes pacificadoras para llevar adelante un tardío plan de autonomía cubana; sustituyó a Weyler con la amenaza seria de una guerra con Estados Unidos.

Que en ese sentido, el general vasco Ramón Blanco Erenas, quien ya había sido enviado a Cuba como capitán general en abril 1879 durante la Guerra Chiquita, retornaba a la isla con la misión de buscar un desesperado "plan de autonomía" frente a la inminente amenaza de una invasión americana.

Con ese propósito dirigió su objetivo en el generalísimo Máximo Gómez, al cual le remitió una carta con una insólita proposición de alianza, inédita hasta entonces. Con los tambores de guerra "sonándole en el cogote", el Marqués de Peña Alta le propuso al "Chino Viejo" unirse contra un “enemigo extranjero y común”, el Army Norteamericano.

Aquí la misiva

Señor:

Con la sinceridad que siempre ha caracterizado todos mis actos, me dirijo a usted, no dudando por un momento que su clara inteligencia y nobles sentimientos, los que como enemigo honrado reconozco, harán acoger mi carta favorablemente.

No puede ocultarse a usted que el problema cubano ha cambiado radicalmente. Españoles y cubanos nos encontramos ahora frente a un extranjero de distinta raza, de tendencia naturalmente absorbente, y cuyas intenciones no son solamente privar a España de su bandera sobre el suelo cubano, por razón de su sangre española. El bloqueo de los puertos de la Isla no tiene otro objeto.

No sólo es dañoso a los españoles, sino que afecta también a los cubanos, completando la obra de exterminio que comenzó con nuestra guerra civil. Ha llegado, por tanto, el momento supremo en que olvidemos nuestra pasadas diferencias y en que, unidos cubanos y españoles para nuestra propia defensa, rechacemos al invasor.

España no olvidará la noble ayuda de sus hijos de Cuba, y una vez rechazado de la Isla el enemigo extranjero, ella, como madre cariñosa, abrigará en sus brazos a otra nueva hija de las naciones del Nuevo Mundo, que habla en su lengua, profesa su religión y siente correr en sus venas la noble sangre española.

Por todas estas razones, General, propongo a usted hacer una alianza ambos ejércitos en la ciudad de Santa Clara. Los cubanos recibirán las armas del Ejército español y, al grito de ¡viva España! Y ¡ viva Cuba!, rechazaremos al invasor y liberaremos de un yugo extranjero a los descendientes de un mismo pueblo".

Su afectísimo servidor
Ramón Blanco Erenas
Capitán General.
Cinco de Marzo de 1898


La respuesta del mayor general - como no podía ser de otra forma - fue un rotundo NO. Y no solo eso, le dio a conocer además su simpatía hacia el ejercito y gobierno de los Estados Unidos. Aquí les dejamos la respuesta del generalísimo ...

Sr. General Don Ramón Blanco
Señor:

Me asombra su atrevimiento al proponerme otra vez términos de paz, cuando sabe que españoles y cubanos jamás podrán vivir en paz en el suelo de Cuba. Usted representa en esta Cuba una monarquía vieja, desacreditada, y nosotros combatimos por un principio americano, el mismo de Bolívar y de Washington.

Usted dice que pertenecemos a la misma raza y me invita a luchar contra un extranjero; pero usted se equivoca otra vez, porque no hay diferencias de sangre y raza. Yo solo creo en una raza, la Humanidad, y para mí no hay sino naciones buenas o malas.

España ha sido, hasta aquí, mala, cumpliendo en estos momentos los Estados Unidos hacia Cuba un deber de humanidad y civilización. Desde el atezado indio salvaje hasta el refinado inglés un hombre es para mí digno de respeto, según su honradez y sentimientos, cualquiera que sea el país o raza a que pertenezca o la religión que profese.

Así son para mí las naciones, y hasta el presente sólo he tenido motivos de admiración para los Estados Unidos. He escrito al presidente McKinley y al general Miles. No veo el peligro de exterminio por los Estados Unidos a que usted se refiere en su carta. Si así fuere, la Historia los juzgará. Por el presente sólo tengo que repetirle que es muy tarde para inteligencias entre su ejército y el mío".

Su afectísimo servidor, Máximo Gómez Báez.

No por casualidad fue Gómez el escogido por España para hablar a esa hora de "sangre española". Si habían dos hombres en aquella oficialidad con los que se podía hablar en esos términos eran él y Calixto García, que ya para entonces organizaba la invasión Yankee por Santiago, en cambio con Gómez, apelaron desesperadamente a lo que quedaba del viejo capitán de voluntarios en San Cristóbal.

De los 3 millones de dólares que gestionó Gómez con los Americanos, y que a la postre le valió el descredito de la asamblea del Cerro, o los 30 millones negociados por Tomás Estrada Palma con la casa bancaria Speyer and Co., a devolver en diez años y que, gracias a eso, se pudo pagar la plata a los integrantes de aquel ejército que según la relación del general polaco Carlos Roloff, con fecha 23 de julio de 1903, se componía de 69 718 miembros.

Manuel S. Negrete
Que el primer alcalde que tuvo Batabanó en la república, el general Francisco Peraza Delgado, murió alzado contra el gobierno de su ex compañero de luchas y general Gerardo Machado y Morales. De como se señala tan fácil con la palabra traidor, a un coronel de las tres guerras como Juan Masó Parra. 

¿Cómo se explica que alguien que jugó un papel central en la invasión a la zona occidental junto a Maceo, de pronto se haya alzado contra los mambises?, y no solo eso, contra el mismo ejército de Estados Unidos, su gran error. De hecho siendo quien fue y lo que hizo, bastaría decir que aquel "traidor" participó en todos los combates que se produjeron en la Habana, incluida la toma de Melena del Sur el 3 de enero de 1896. 

Fue invasor de Caimito, Santa Lucía, San Antonio de las Vegas y designado jefe de la Brigada Sur de La Habana, y aun así, hoy es un perfecto desconocido. Y decimos más, su testimonio sobre la muerte de José Martí, combate donde estuvo presente, fue revelador. Libros con información de este tipo no existen en Cuba, han sido escamoteados por la dictadura por considerarlos peligrosos, y por los que el disidente pagó 4 años tras las rejas. 

Por cierto, y quitándole un poco de hierro al asunto, en uno de ellos nos enteramos que Valeriano Weyler se benefició con la suerte de sacarse el premio gordo de la lotería cubana dotado con 50 mil pesos, toda una fortuna para la época, y nada menos que en los momentos en que se encontraba grave del paludismo. También se la ganó el torero borracho José Manzano y Pelayo, más conocido como “el Nili”, un famoso matador del siglo XIX que en 1859 hizo su gira por Cuba. Pero estas son historias para ser contadas en otra oportunidad.

Maldita Hemeroteca // Fuentes citadas en el texto. // Diario de campaña de Calixto García // J. Ibáñez Marín, El teniente general D. Federico Esponda Morell, Madrid. Notas de internet del Archivo General Militar de Segovia / Hoja de Servicios del Teniente General don Francisco Javier de Negrete y Adorno /Archivo General Militar y foto de la casona obtenida del sitio "On Cuba"
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