Dr Álvarez Cambra: Muerto no, olvidado que es peor

En entrevista con el Confidencial.es, el doctor Cambras criticó la cirugía que le practicaron a Fidel Castro en la rodilla en 2004. Eso fue lo que marcó su "ejecución".

La semana pasada se cumplieron dos años del fallecimiento del prestigioso cirujano ortopédico cubano Rodrigo Álvarez Cambra. Murió en La Habana a los 88 años de edad.

El doctor Álvarez Cambra fue presidente de la Sociedad de Ortopedia y Traumatología de Cuba durante varias décadas, así como miembro de honor, titular de múltiples sociedades científicas internacionales y profesor honorario y emérito de esas especialidades en importantes universidades de distintos países.

No se sabe la cantidad de premios, reconocimientos y condecoraciones que recibió este hombre en vida, sobre todo concedidas por amigos de su máximo jefe, como la orden de la "Rafidain" de Irak, de manos de Sadán Hussein, la "Militar en primer grado" del nicaragüense Daniel Ortega, otra similar de Rafael Correa y la orden de honor de Rusia”, concedida por Vladimir Putin. Tremenda colección.

Sin embargo, más allá de lo puramente científico, este hombre le sirvió a los intereses de Fidel Castro como pocos en ese país. De hecho hasta sirvió de guerrillero en el Congo en 1965, donde se dirigió desde el puerto del Mariel, a bordo del barco Félix Dzerzhinsky, un contingente de soldados cubanos de la raza negra - para confundirlos, ya sabe - dirigidos por el ya fallecido comandante Jorge Risquet.

LOS MILLONES

Cuando ya Sadam Husein era vicepresidente de Irak, un cercano colaborador suyo, Tarek Aziz, coincidió con el comunista cubano Carlos Rafael Rodríguez durante un vuelo a Ginebra. En ese breve encuentro, Aziz le solicitó la presencia del ortopédico Cambras en Irak, en ese caso para que atendiera personalmente a Sadán Hussein. Fidel Castro, con ese olfato que tenía hacia los dólares, accedió de inmediato y una vez llagó Álvarez Cambras a Irak, se encontró a Sadam postrado en la cama. 

Llevaba tres meses en aquellas condiciones y estaba frustrado. No comprendía por qué los médicos que lo rodeaban carecían de un diagnóstico preciso. Después de una serie de exámenes rutinarios, el doctor Cambras diagnosticó una hernia discal que, sospechosamente, no había sido tratada. Fue entonces que, sorpresivamente, el ministro de Salud iraquí envió al grupo de galenos cubanos a recorrer Irak durante una semana, invitados por Sadam supuestamente. Una vez regresaron de su viaje, se les indicó que debían abandonar el país inmediatamente.

El dictador iraquí Sadán Hussein, de visita en la Habana en 1978
Álvarez Cambras, que intuía algo raro, decidió redactar una carta para el propio Sadam — enviada a través de su secretario privado — en la cual le explicaba los indicios de una conspiración para sacarlo del poder basado en el insólito proceder de aquellos tres médicos de su team. En efecto, el mandatario Hussein los interrogó, y los tres médicos iraquíes confesaron el plan al instante.

Aquellos tres médicos, más el ministro de salud publica, desaparecieron de la faz de la tierra. A partir de ese momento la relación de Álvarez Cambras con Sadam Hussein fue tan sólida y tan íntima, que un mafioso como Fidel Castro no dudó en sacarle muy buen provecho.

LOS REGALOS

Primeramente Hussein le quiso regalar una casa valorada en cinco millones de dólares al doctor, y otra similar a Fidel Castro en agradecimiento. Serían fabricadas en Cuba, pero con material y obreros iraquíes. Cuando Cambras se lo comunicó al avispado comandante, este le dijo que no podían aceptar semejante derroche, pero le propuso que le dijera que ya ellos tenían buenas casas, y que viera la posibilidad de "tumbarle" los 10 millones de dólares en efectivo. Hussein accedió.


En 1978 Hussein se le ocurre visitar la Habana y, para seguir con el engaño Castro le dice al doctor que salga a buscar una buena casa por toda la Habana donde poder hospedar al visitante, pues así lo contempla la costumbre Árabe. Pepín Naranjo, secretario de Castro, encontró una de dos pisos en la calle 18 del municipio Playa. Aquella mansión tenía diez habitaciones, piscina, cuatro salones, inmensos jardines y la hicieron pasar como "la verdadera casa" del Álvarez Cambras.

Necesitaba reparación, y Castro metió urgente un contingente de 250 obreros. Cuando llegó Hussein a la Habana, la casa no estaba terminada y para dar tiempo se lo llevó a visitar una fabrica de cementos en Cienfuegos, y luego de relax se lo llevó para Cayo Piedra, muy cerca de Playa Girón, donde el tirano se había fabricado uno de los tantos refugios naturales que tenía regados por toda la isla.

Castro en su flamante Mercedes Benz.

De pronto la comitiva de vehículos donde viajaba con sus escoltas empezaron a moverse en otro tipo de coches muy distintos a los habituales, eran unos imponentes Mercedes Benz 560 SEL de color negro y de ultimo modelo, con potentes motores V8 de 270 caballos, elevalunas eléctrico y aire acondicionado, que vinieron a sustituir los incómodos Alfa Romeos y las ridículas limusinas soviéticas ZIL.

Por aquellos años a Fidel se le veía bastante a menudo desplazarse por las calles de la Habana, y lo hacía en aquellas bestias alemanas desconocidas en Cuba hasta entonces. El costo de aquellos coches era de 100 mil dólares la unidad, pero para el dictador Caribeño fueron un regalo adicional de su querido amigo iraquí, en compensación por haber recuperado la salud.

Aquella hernia discal le costó a Sadam Hussein - además - un préstamo de 192 millones para pagar los intereses de una añeja deuda Cubana y además, para seguir complaciendo a Castro, le concedió diez cómodos plazos de gracia. Álvarez Cambras se lo pidió abochornado, según lo recordaba en una entrevista en el Confidencial de España. Una vez más el tirano de Mesopotamia, como genio de la lámpara, le concedía sus deseos.

No se sabe la cantidad de campeones olímpicos y mundiales que pasaron por sus manos.

Eso sí, en cuanto a cambios para el pueblo de eso nada. La pobreza en Cuba seguía generalizada y dependiendo del subsidio millonario de la URSS. Castro seguía incomodando a los Estados Unidos mientras repartía insurgencia hacia los 4 costados de este mundo. Sobre todo en Angola y Etiopía, naciones que invadió con el apoyo moscovita.

El pueblo seguía sufriendo la misma falta de libertad, padeciendo las libretas de racionamiento, los problemas de vivienda y de transporte, mientras que los balseros seguían lanzándose al mar. Pero como todo en esa dictadura, Álvarez Cambras cayó en desgracia. Ya no era intocable, ya no estaba su padrino vivo.

Aquel "artista del hueso" que desde 1975 dirigía el afamado hospital ortopédico "Frank País" y que fuera dueño de la famosa patente de fijadores externos RALCA, que no inventó él y que quede dicho, le había llegado su hora. En 2016 fue destituido como director del hospital por el entonces ministro de Salud, Roberto Morales Ojeda. Había llegado su fin.

De hecho en el 2018, el portal Infomed del Ministerio de Salud Pública, publicó un artículo sobre la historia de la ortopedia cubana en el cual ni siquiera fue mencionado; y año después no fue invitado a un congreso de ortopedia celebrado en La Habana, a pesar de haber sido en el pasado su principal promotor. Sus ultimas fotos - que no ponemos por respeto - lo resumían todo en la vida de este hombre que, en pocos años será olvidado. Y lo estaba en vida.  

Maldita Hemeroteca
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