No hay nada como un día tras otro.


El cubano Mijaín López se consagró este martes con su quinto oro olímpico consecutivo en los juegos de París, hecho inédito en la historia, ¡tremendo!, sin embargo existen varias lecturas que nuestro juicio no son tan agradables, y que reflejan la poca luz que solemos tener los cubanos políticamente hablando.

Logro histórico aparte, Mijaín López no deja de ser el representante de un país que ha sido gobernado despóticamente por espacio de 50 años por alguien que él decía admirar, el dictador Fidel Castro, más otros quince por una familia dinástica encabezada por su hermano Raúl, con la que igual se siente identificado. Desde aquí aclaro que respeto esa preferencia por ser libre sobre todas las cosas, incluso cuando ese mismo régimen no sea capaz de respetar otras que, como si fuera poco, han sido causante de que más de 3 millones vivamos fuera de nuestra patria.

Fíjese que curiosamente se trata de un régimen que recientemente tuvo la desfachatez de condenar el boicot de varios países a los juegos de invierno de Pekín por la violación de los derechos humanos, cuando han sido ellos los que los los han boicoteado, y no una, si no en dos ocasiones, en 1994 y 1998, provocando con ello la ruina olímpica de todos aquellos atletas del patio. En cambio Mijaín ha tenido suerte después de todo, le tocó triunfar en otra época.

Ha sido muy afortunado de que el primero de esos cinco títulos haya sido en Pekín 2008, ó sea, diez años después del ultimo boicot que sufrieron sus compañeros que duró por espacio de doce largos años, donde no se les respetó la durísima preparación ni el derecho que tuvieron de representar su país. Hoy, en cambio, son muchos los cubanos que con tal de defenderlo en las redes sociales, protestan porque "el deporte no debería mezclarse con la política".

Probablemente Mijaín lo sabe, pero a pesar de su envergadura y sus conocimientos en esas artes combativas, no tendría el valor siquiera de admitirlo. Es que existen muchas maneras de ser un pusilánime, no vaya creer usted. Fíjese que ahora que su admirado comandante en jefe ya no está, él persiste en rendirle pleitesía al mismo que dio la orden de reprimir compatriotas de su misma provincia donde por cierto, un día como este 8 de agosto, pero de 1931, un general mambí como Francisco Peraza se levantó en armas a los 76 años para defender sus ideas contra un colega de armas, el brigadier Gerardo Machado, y le fue la vida en ello.

En fin, que entre que no tuvo una gran preferencia en la Cuba republicana, y de estar boicoteado tantos años después por el castrismo, la lucha olímpica no ha tenido tantos resultados como debía. De hecho no fue hasta los juegos de Barcelona 1992 donde otro pinareño como él, Héctor Milian, alcanzó el primer oro olímpico en la historia de ese deporte en la isla. Por cierto, sobrino del peso pesado del boxeo Ángel Milian, gran rival del no menos controvertido, pero igual de mítico, Teófilo Stevenson.

Y ya ve, como mismo esas preferencias políticas hacen que Mijaín regrese al redil cada vez que sale, otros luchadores ex compañeros suyos como Alan Vera, Susana Martínez, Santiago Hernández, Leonardo Herrera, Ismael Borrero, Cristian Solenzal, Ángel Pacheco, Yolanda Cordero, Amanda Hernández e incluso el mismo Yasmani Acosta, decidieron cambiar las suyas al precio de pagar con sus seres queridos.

E independiente de la importancia histórica que siga teniendo su logro, el deporte cubano nos ha enseñado a través de los años que hoy somos tal, pero mañana no sabemos. Ahí están los espejos de muchos multi campeones con iguales preferencias donde mirarse, y que por respeto no vamos a repetir sus nombres. Sabemos que la memoria suele ser muy selectiva y que está diseñada para sobrevivir en el medio en el que vivimos, pero recuerde, no hay nada como un día tras otro.

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca
Articulo Anterior Articulo Siguiente