jueves, 5 de septiembre de 2024

SALA MALECO MALECO SALA: Mi amigo el moro.


En mi calle hay un comercio de árabes marroquíes. Buenos chicos y muy inteligentes por cierto, los conozco desde hace muchos años. Uno de ellos presume de saber mucho de Cuba, sobre todo porque allí van muchos cubanos a mandar dinero a sus familiares en la isla.

De paso, aprovechan para venderles artículos que no se encuentran normalmente en los comercios, como plátano verde importado, dulce de fruta bomba, que saben perfectamente que así le dicen a la papaya en Cuba, casquitos de guayaba y dulce de coco rayado, todo muy bueno por cierto, porque no están tan dulce como los que hacen en Cuba y lo soporto más, porque hasta el paladar nos ha cambiado en esta recta.

Sin embargo el otro día "lo maté con el dato". Le saludé con un sala maleco - maleco sala, (salamalecum que árabe significa que la paz sea contigo) y se quedó bastante contrariado. Le dije: "No te quemes que ese saludo no es solo de ustedes, en Cuba también se usa desde el siglo XIX y probablemente mucho antes también. 

Luego le expliqué que había llegado a través de milenarias religiones africanas, por los paleros de las tradiciones Kimbiza y Mayombe. No entendió muy bien o se hizo el que no entendía, no, y si le llego a hacer la historia de que un tal Andrés Kimbisa que fue el primero que permitió que Abakuas de la raza blanca, o "Ecorie Efor", formaran parte de esos juegos, probablemente me hubiera echado de allí por "infiel".

Después coincidimos en que probablemente se trataba de tradiciones llegadas desde tribus o poblaciones musulmanas del continente negro. De hecho, el criminólogo español Rafael Salillas, aseguró una vez que un ñáñigo cubano internado en el penal de Hacho, en Ceuta, en el sur de España, donde se encontraban incomunicados los más peligrosos, le reveló los secretos de su juego. Salillas quedó tan impresionado con estas revelaciones, que empezó a investigar el mundo Abakúa. 

En 1901 publicó en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia, el artículo ‘Los ñáñigos en Ceuta’. Esta historia fue corroborada por la etnóloga cubana Lidya Cabrera, que fue la máxima autoridad en en estos temas en la isla, con lo cual debe haber sido cierto con total seguridad. Precisamente Lidya Cabrera tocó el tema de este saludo en uno de sus trabajos, donde aseguró que en algunas naciones Mayombes y Kimbisias, los dirigentes de esos países eran musulmanes.

Por otro lado, en documentos epistolares de Ultramar en la Gobernación de los tiempos de Leopoldo O’Donnell y Joris, quien estuvo al frente de la capitanía general de Cuba durante cinco años, dan cuenta de la presencia de ñáñigos en la prisión de Fernando Poo, una isla situada en aguas muy cerca de las costas de Camerúm, donde también enviaron cientos de ñáñigos cubanos deportados. 

Publicaciones autobiográficas y numerosos artículos y noticias publicadas en la prensa española de esa época, dan prueba de la presencia de todos esos Abakuás cubanos que fueron represaliados por las autoridades coloniales, al considéralos, además de peligroso, desafectos a la corona. En la actualidad existen  cientos de "plantes" en toda Cuba, la mayoría en barrios de Guanabacoa y Marianao y de diversos juegos o hermandades, como por ejemplo Betongo Naroco Efó, Usagare Mutanga y Ecoria Apapá Efo, entre los más conocidos.
 
Pero regresando a mi amigo el morito, lo cierto fue que ese día lo acabé de rematar con otra cuestión que tampoco sabía. Fue cuando le dije que todo ese dinero que ellos mandaban para Cuba, del cual cobran su respectiva comisión, no hacía otra cosa alimentar a una dictadura castrista que tiene entre sus principales colaboradores a un país como Argelia, que para ellos constituye su principal enemigo en el área. 

Sobre todo porque se han posicionado en favor de los pueblos Saharauies, territorios del Sahara occidental que Marruecos se anexó después de la abrupta, y criticada, salida de España en 1976. Además, que son territorios que poseen un potencial energético que aun está por descubrir. Esta vez me miró y no me dijo absolutamente nada. Entonces comprendí que quizás me había pasado un poco dejándome llevar en un tema donde no tenía culpa. O quizás un poco sí.


Por Jorge García.
Maldita Hemeroteca.

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