Mira tú de lo que se entera uno. Resulta que un uno de agosto, hace 7 años, fallecía en la Habana la ex amante de Fidel Castro, la señora Natalia Revuelta Clews, madre de la conocida Alina Fernández Revuelta. Murió víctima de un enfisema pulmonar a la edad de 89 años.
Luego marchó a París donde vivió dos años, ya saben, "se fue a coger un aire" agobiada de tanta revolución, regresando a la Habana para incorporarse al Centro Nacional de Investigaciones Científicas CENIC, donde trabajó durante ocho más. En 1973 mejoró en su escalada laboral al pasar al Ministerio de Comercio Exterior, entidad de la que se jubiló en 1980. Desde entonces fungió como "asesora" del Ministerio de Cultura.
Es que a eso de la jet set, la moda y la farándula, la doña le sabía "un mazo" al tema. Era una asidua a Tropicana desde los 18 años, donde no iba todo el mundo por cierto, al igual que se codeaba con lo mas rancio de la aristocracia habanera en la barra del emblemático "Vedado Tennis Club". Vamos que le gustaba lo bueno.
Allí, no vamos a decir que jineteó, pero sí conoció a los famosos actores norteamericanos Errol Flynn y Edward G. Robinson. Igual se vanagloriaba de un piropo que le dio el premio nobel Ernest Hemingway, cuando le dijo que sus ojos le recordaban a los de su gato. No sabríamos decir si aquello era como para estar orgullosa, pero si lo se lo dijo Hemingway, pues a ella la bastaba. El tema es que la doña se gastaba unos ojos claros, de esos que como los del Tiktok, te enamoraban nada mas verlos.
Con su hija Alina Fernández |
A Castro lo conoció en 1952, según dijo en una manifestación estudiantil en las escalinatas de la Universidad de La Habana, y poco después les "visitó a ella y a su esposo en su propia casa". Imaginamos que además de vacilarle la jeva, el tipo le tumbó dinero en efectivo "para la causa", ya sabemos que en eso de trincar la plata ajeno Castro era un maestro.
Bueno en una carta escrita en inglés en 1940, le pidió un billete de 10 dólares a "su buen amigo" el presidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt, cuando apenas tenía 10 años. Ella, además de la plata del marido, le dio los brazaletes de oro y un par de aretes de zafiros y diamantes que le había regalado su señora madre. Estaba enamorá hasta el coño, como diría una buena andaluza.
Durante el asalto al Moncada, su misión era repartirle a los periodistas de la radio y la TV el mamotreto fidelista, en caso de que Batista cortara las comunicaciones.
En una entrevista para Vanitatis la doña -muy amargada ella- recordaba como a Fidel le habían cortado la luz un mes en el presidio, por unas protestas que organizó ante una visita del dictador Fulgencio Batista. (...) aquello significó que tuvo que sentarse en las sombras, sin poder leer, una humillación que nunca olvidaré". En cambio olvidó los horrores que su - ya no sé ni lo que era - cometió con los presos que se le opusieron y se convirtieron después en valientes plantados. En fin, que aquí mejor lo vamos dejando ya porque....
En el año 1993 su hija Alina, que le salió rebelde y anti castrista, se fugó de Cuba con un pasaporte falso; y desde entonces despotricó de lo lindo de su padre dictador. Hace tiempo que no se le ve en los medios. Su madre - en cambio - que siempre fue una castrista declarada, vivió en la Habana hasta su muerte. Sus cenizas fueron lanzadas al mar por decisión propia.
Memorias // Fin de la primera parte