domingo, 8 de enero de 2023

Fidel Castro y los 8 primeros días de su revolución verde oliva


El guionista y escritor norteamericano Stanley Ross, en su artículo “Nos equivocamos con Cuba”, publicado en American Weekly el 12 de junio de 1960, sostuvo lo siguiente:

“El arma secreta de Fidel Castro fue el dinero. Millones de dólares con los que compró ‘victorias’. Compró regimientos enteros de oficiales de Batista y en una ocasión hasta adquirió por 650.000 dólares en efectivo todo un tren armado, con tanques, cañones, municiones, jeeps y 500 hombres”. El pueblo no conocía nada de esto. Se había tragado el anzuelo con una carnada de mentiras. 

8 de Enero de 1959

Por un lado a las 8 de la mañana del 8 de enero de 1959, hoy hace 64 años, el hijo del sátrapa dominicano, Rafael "Ramfis" Leonidas Trujillo, le daba la inesperada bienvenida a los fugados en la Base Militar de San Isidro, Batista y su camarilla. Por otro lado en Cuba, Castro llegó hasta este día con calma. 

Antes se había pasado la noche del 31 de diciembre de 1958 en un ingenio azucarero cercano a Palma Soriano, provincia de Oriente, acompañado por Celia Sánchez y algunos de sus comandantes. Se enteró de que el dictador había huido escuchando la radio.

En la mañana del 1° de enero de 1959, Fidel Castro lanzó una proclama por Radio Rebelde desconociendo al gobierno provisorio del doctor Carlos Piedra, un veterano juez de la Corte de Justicia, y llamó a una huelga general para el día siguiente.

Al mismo tiempo ordenó a los comandantes Camilo Cienfuegos y al argentino Ernesto Guevara avanzar sobre La Habana y apoderarse del Cuartel Columbia y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Raúl Castro se hizo cargo del mando militar en Santiago mientras que Castro se reservaba el cargo de "Comandante en Jefe del Ejército".

Hasta que sus comandantes no dieron el visto bueno de un camino despejado, Castro no se atrevió a llegar a la Habana donde llegó ese mismo día 8, y no perdió tiempo. Desde allí nombró al magistrado Manuel Urrutia Lleó como presidente provisional de Cuba y declaró a Santiago la capital provisional del país. 

Lejos de las formalidades, el aprendiz de tirano comenzó a gobernar con un claro objetivo: destruir todo aquello que ligaba con “el viejo orden” y, como dijo en su primer discurso, “la revolución empieza ahora”. El inocente de Urrutia sólo pudo designar en su gabinete a un solo ministro, el de justicia porque todos los demás se los nombró Castro.

A bordo de un jeep militar recorrió el Malecón y las principales avenidas de la ciudad aclamado por multitudes. Al mes y cuatro días de haber llegado a La Habana, Castro ya ocupaba el cargo de primer ministro también. A una velocidad de vértigo comenzó a aplicar leyes para nacionalizar y expropiar todas las propiedades norteamericanas en la isla; e incluso las de los capitalistas cubanos.

Al mismo tiempo, se ganó el apoyo popular al rebajar las tarifas telefónicas, las de electricidad y los alquileres de viviendas. (Reforma Urbana). Del mismo modo, ejecutó la primera Ley de la Reforma Agraria para acabar con los latifundios. En la hacienda de su padre, en Birán, le incautó a su propia familia 777 hectáreas y otras 9.712 hectáreas que los Castro tenían arrendadas permanentemente en haciendas azucareras vecinas con capital norteamericano.

A su madre, Lina Ruz, el Gobierno revolucionario le respetó la propiedad de la casona familiar de Birán hasta su muerte en el año 1963. El lugar ahora perteneció después al Consejo de Estado -máximo órgano ejecutivo del Gobierno- del cual Fidel Castro era su presidente. El histórico caserío de Birán, según fuentes oficiales, pasó a ser un destino turístico donde los visitantes pagaban la entrada en "dólares americanos".

El radical exterminio que Castro le aplicó a la propiedad privada Cubana tuvo graves consecuencias, no para él, su familia y demás allegados, para el pueblo Cubano. El embargo estadounidense.

El 6 de julio de 1960 el gobierno de Eisenhower decidió cancelar la importación de 700.000 toneladas de azúcar cubana, como respuesta a la intervención y expropiación de las refinerías Esso y Texaco por rechazar el refinado de petróleo ruso. Además, el argentino Guevara estimó innecesario pagar los 50 millones de deuda por anteriores importaciones.

A la cancelación americana del azúcar, Castro respondió nacionalizando las propiedades privadas de ciudadanos norteamericanos en Cuba, sin ninguna clase de reparación. Por la libre. Poco más tarde Washington rompía las relaciones diplomáticas y comerciales con la isla. Un año después, el 2 de diciembre de 1961, Castro se auto declaraba Marxista Leninista hasta el ultimo día de su vida.

En fin que de aquella Habana que lo acogió el 8 de enero de 1959 con una salva de aplausos y gritos libertarios, lo único que se mantiene intacto después de tantos años son los atardeceres del viejo malecón. La vieja carretera central, la que fabricó el presidente electo Gerardo Machado, esa por done él mismo fue desde Santiago a La Habana en solo cinco días, hoy es el reflejo de un país herido de muerte luego de 64 años sumido en el más profundo abandono, desamparo e indigencia.

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