jueves, 30 de marzo de 2023

Esclavistas cubanos y la limpieza étnica de la isla.


Cuando se hable del "blanqueamiento de la isla de Cuba" hay que hacerlo pensando en el periodista Gaspar Betancourt Cisneros, que escribía sus artículos en el periódico "La Verdad" con el seudónimo de "El Lugareño". 

El proyecto cultural de los criollos reformistas era blanquear la nación mediante el aumento de la población blanca y la eliminación
gradual de la población de origen africano, de ahí que sobre las partidas de colonos que llegaban de las Islas Canarias para trabajar en sus fincas dijera esto: 

"Mis colonos siguen perfectamente, contentísimos todos, y no dudo que aun
cuando les ofrezcan mayor salario, no se irán de mi casa, pues ellos saben cómo
se trata la barriga y el cuerpo en otras fincas, y preferirán un par de pesos menos en mi casa. 

Trabajan bien, al igual y junto con mis negros, sin distinción,
sólo que comen aparte en rancho como soldados. Ahora me empeño en asociarme algunos propietarios jóvenes para que hagamos entre varios un pedido a
Canarias de 50 ó 60 labradores, a fin de ir metiéndolos por el aro de tener gente
blanca en el monte.

Las tesis de Gaspar Betancourt y Cisneros consistía en apostar por asalariados blancos, como medio para
promover la mayor rentabilidad de las explotaciones agrícolas y,
asimismo, para avanzar en el camino de la emancipación nacional evitando con ello la "africanización de Cuba".

Según el pensamiento reformista de "El Lugareño", la
inmigración blanca de colonos y la mano de
obra asalariada cubana blanca iría desplazando a los negros esclavos y libres en el sistema
de producción hasta convertir al inmigrante
blanco en la principal fuerza laboral. 

Los pilares del blanqueamiento eran la colonización,
la emancipación gradual de los esclavos con
compensación para los amos y el cese efectivo
de la trata, aunque las leyes vigentes que declaraban
ilegal el tráfico de esclavos apenas se acataban. Por ello promovió, a pesar de las cortapisas coloniales,
la inmigración de colonos catalanes y canarios como un objetivo político - económico prioritario. 

Lugreño
Veamos este fragmento de una carta dirigida a José Antonio Saco:

"Oh Por Dios, hombre; no me digas que deseas para tu país esa nacionalidad! No hombre! Dame turcos, árabes, rusos; dame demonios, pero no me des el producto de españoles, Congos, Mandingas y hoy (pero por fortuna frustrado ya el proyecto) malayos para completar el mosaico de población, ideas, costumbres, instituciones, hábitos y sentimientos de hombres esclavos, degenerados que cantan y ríen al son de la cadenas, que toleran su propia degradación y se postran envilecidos ante sus señores. 

No y re no: 

"Creen estos que la Isla de Cuba corre precipitada a inevitable ruina bajo la tutela de la Metrópolis; que la suerte de Cuba esta decretada por las mismas manos que han decretado la suerte de Santo Domingo, Jamaica, Guadalupe y todas las colonias de Europa en este Archipiélago. El único medio de salvar a Cuba es incorporarla a la gran familia de Estados Confederados de la Unión Americana.

De esta clase de creyentes hay dos partidos, unos que ven en la anexión el medio de conservar a sus esclavos, que por mas que lo oculten o disimulen es la mira principal, por no decir la única que los decide a la anexión; otros que creen en la anexión el plazo, el respiro, que evitando la emancipación repentina de los esclavos, de tiempo a tomar medidas salvadoras como duplicar en 10 o 20 años la población blanca, introducir máquinas, instrumentos, capitales inteligencias que reemplacen y mejoren los medios actuales de trabajo y de riqueza.

En fin, Saco mío, todos buscan en la anexión la garantía, la fianza del gobierno sabio y fuerte de los Estados Unidos contra las pretensiones de Europa, no menos que contra nosotros mismos que mal que pese a nuestro amor propio, somos del mismo barro que los que han logrado hacerse independientes pero no pueblos libres y felices".

En sus tierras conocidas como "El mayorazgo de Najasa", experimentó personalmente la contratación de mano de obra blanca, y aunque murió antes del proceso revolucionario de independencia que se inició con la Guerra de los Diez Años (1868-1878) (murió en 1866), el
Lugareño pudo haber sido parte de aquellos cubanos que se alzaron con Céspedes y que casi en su totalidad eran esclavistas. 

El Bayamés Francisco Vicente Aguilera, el iniciador del movimiento del 68, era propietario de mas de 500 esclavos repartidos entre sus innumerables posesiones. Estamos hablando del hombre más rico de Oriente, y posiblemente de toda Cuba. 

Fueron los Españoles, y no los cubanos, los primeros que se manifestaron acabar con la esclavitud. La primera de ellas fue la de Isidoro
Antillón, en 1802, cuando presentó en la Academia Matritense de
Derecho Español y Público un proyecto de abolición de la esclavitud. 

En las Cortes de Cádiz, en 1811, Antillón repitió ante los diputados el proyecto, que siguieron otros liberales como el mejicano Miguel Guridi Alcocer y el abogado anti esclavista español Agustín de Argüelles. 

Precisamente al Argüelles presentar en 1811 una proposición para abolir la trata de esclavos, fue un Cubano, el diputado Andrés Jáuregui, quien se opuso radicalmente, amenazando incluso con una sublevación contra España si se abolía el tráfico de esclavos. 

Los cubanos integrantes del bloque oligárquico que residían fundamentalmente en las provincias de La Habana y Matanzas, se habían opuesto a la Guerra de los Diez Años, prefiriendo conservar sus esclavos y plantaciones —manteniendo sus negocios— a la libertad de la Isla. 

Este Andrés Jauregui, nacido en la Habana e hijo de ricos propietarios, fue el primer presidente cubano que accede al cargo el 24 de septiembre de 1812, justo dos años después de aquella primera sesión de las Cortes. Había sido Alguacil Mayor y Teniente Regidor de su ayuntamiento. Es elegido diputado a las cortes por La Habana, provincia que pertenecía a la Capitanía General de Cuba, el 31 de diciembre de 1810 en sustitución del diputado Joaquín Santacruz y Chacón.

En resumen, que la moral de la época era esclavista. Los más importantes intelectuales cubanos anteriores a la Guerra de los Diez Años eran esclavistas o no contemplaban a los negros en sus proyectos políticos. Sus
ideas contrarias al tráfico de esclavos no suponían una postura opuesta
a la esclavitud. 

---José de la Luz y Caballero, que poseía esclavos, al ser
implicado en la Conspiración de la Escalera organizada por negros
para matar a O´Donnell, Capitán General de Cuba en 1844, aseguró que con ello se lastimaban “sus sentimientos del honor y de la
lealtad”. 

---Domingo del Monte denominó a la unión de blancos y negros
como “fusión antipática y culpable de razas”. En fin, iguales opiniones
tuvieron Miguel de Aldama, Félix Varela o Gaspar Betancourt Cisneros.

El censo de 1841 asustó a
los hacendados pues la mayoría de Cuba era negra. De este miedo
surgió la amenaza de la Metrópoli de “Cuba española o africana”.
Incluso los agentes ingleses que promovían entonces una insurrección en Cuba pretendían convertir a la Isla en un estado asociado a
Gran Bretaña con el nombre de “República Etiópico-cubana”.

Este pensamiento esclavista de la oligarquía Cubana dio al traste con el fracaso de las expediciones de Narciso López de 1850 y 1851, con vistas a levantar el país y conseguir la independencia y anexión de Cuba a los Estados Unidos.

---La escolta del general mallorquín, Valeriano Weyler y Nicolau, estaba compuesta de 30 voluntarios y bomberos negros escogidos de un tercio de soldados  de esa raza que fue creado y utilizado para combatir al lugar teniente general Maceo en su estancia en Pinar del Río. Años después el general Francisco Franco lo imitó durante la guerra civil, creando una fuerza de élite marroquí de su total confianza denominada "los moros de Franco"--- 

En un principio contaron con el apoyo de los hacendados cubanos porque aseguraba el mantenimiento de la esclavitud, sin embargo le retiraron la ayuda cuando temieron que Narciso López incorporara
a los esclavos, declarando la emancipación, con tal de vencer a España o, en su lugar, fuera la propia Metrópoli la que decretara la abolición en contra de los insurrectos. 

Para el censo de 1862 ya se notó un cambio drástico. Se contabilizaron 41.660 trabajadores blancos dedicados a las tareas del cultivo de la
caña. La competencia económica de los Estados Unidos hubiera llevado por sí sola a la abolición de la esclavitud por infructuosa. 

También de condenable fue lo que ideó un gallego negrero afincado en Cuba llamado Urbano Feijoo Sotomayor, que bajo la "buena idea" de organizar un proyecto para llevar gallegos a Cuba a trabajar y de paso "socorrer a los desgraciados gallegos" y "contribuir a la agricultura y aumento de la población blanca" fue peor el remedio que la enfermedad.

Blancos con esclavos blancos y negros con esclavos negros 
 
En 1854 llegaron a la isla casi dos mil emigrantes procedentes de Galicia. Nada más pisar tierra, Feijoo los recluía en barracones con higiene y alimentación nula o escasa. Durante este periodo, se les exhibía y se les compraba y vendía como mercancía. De ahí, marchaban a su destino a laborar jornadas de trabajo de más de dieciséis horas por salarios irrisorios, inferiores al de los blancos que trabajaban en la isla e incluso, menor que el de los propios negros "libres".

Y no solo eso, que tal negros ¡¡que a su vez eran esclavistas!!. El historiador Pedro Deschamps Chapeaux, en su obra "El negro en la economía habanera del siglo XIX", cita a un grupo de burgueses negros y mulatos de la Habana que eran propietarios de esclavos africanos. Por ejemplo 

---Francisco Abrahante, dueño de tres casas y seis esclavos; 

--- Ciriaco Acosta, un sitio de ocho caballerías en Bacunayagua, dos casas, varios solares y cinco esclavos 

--- José Profilio Escalera, una casa y un esclavo 

--- Nicolás Lanes, cuatro casas, un solar y cuatro esclavos 

--- Antonio María Escobar, una casa y ocho esclavos 

--- Félix Barbosa, ocho casas, un solar y una funeraria.

Recordemos, agrega Deschamps, que en la defensa del Morro, durante el ataque inglés de 1762, se destacaron los batallones de pardos y morenos que gozaban de una tradición militar ganada en tierras de la Florida, Lousiana. «Para el negro o mulato condecorado con una u otra medalla significaba un "ascenso social dentro de su grupo étnico".

Y en otra cita del político reformista y representante a las cortes, Francisco de Arango Parreño alerta lo siguiente:  (... ) "La seguridad de la Habana padece mucho con la presencia de las milicia de hombres libertos. Hay que tener mucho cuidado, pues estos hombres acostumbrados al trabajo, a la frugalidad y a la subordinación, son sin disputa alguna los
mejores soldados del mundo".

Cédula de identidad de un esclavo

En 1870 comienzan a darse los primeros pasos para abolir la esclavitud. Un paso importante se dio ese año, en pleno Sexenio Revolucionario, cuando el ministro de Ultramar, Segismundo Moret, promulgó la llamada 'libertad de vientres', por la cual los hijos de esclavas, no solo en Cuba, en todas las Antillas, nacerían directamente como hombres libres.

El 19 de enero de 1880 el Congreso de los Diputados votó la abolición de la esclavitud en Cuba, un proceso que culminaría seis años después, el 7 de noviembre de 1886, cuando se abolía definitivamente con la liberación del último esclavo. Con la abolición, los hacendados tuvieron que pagar salarios y comprar sus propias maquinarias.

Decir que el Lugareño era anti esclavista tiene sus aristas. Sí es cierto que intentó preparar un futuro
en el cual Cuba fuera independiente de España;
pero también quería una Cuba europeizada y sin negros, una contradicción cultural que, a pesar de ser un anexionista, dio al traste con la posibilidad de lograr la independencia cubana ante de 1868. ¿Cuánto se hubiera evitado?.

Fuentes documentales y bibliografía. 

---Barcia María del Carmen, Poder étnico y subversión social: Batallones de Pardos y Morenos de Cuba
--Deschamps Chapeaux, Pedro, Los Batallones de
Pardos y Morenos Libres, Editorial Arte y
Literatura, La Habana, 1976 
--Franco, José Luciano. Ensayos históricos. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1974 
--Las conspiraciones de 1810 y
1817, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1977 
--Klein, Herbert S. “The colored militia of Cuba 1518 –
1868”, Caribbean Studies, Vol. 6, no. 2, Puerto
Rico, 1966 
--Torres Ramírez Bibiano. “Alejandro O’Reilly en
Cuba”. Anuario de Estudios Americanos, Vol.
XXIV, Sevilla, 1967.
Documentos de los Fondos Comisión Militar y
Asuntos Políticos del Archivo Nacional de Cuba.

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