Fortaleza hispano romana de Monte Hacho, en Almina, Cádiz. Actualmente es un museo |
Si ayer tocamos el tema de los ñáñigos presos en Cataluña, hoy vamos con otro grupo que lo pasó igual de jodido en la prisión de Monte Hacho, en Ceuta.
A finales del siglo XIX el prestigioso criminalista español Rafael Salillas recibió una carta impactante. Un presidario cubano del penal de monte Hacho (Ceuta) le aseguraba pertenecer a la sociedad secreta de los ñáñigos o abakúas; y acompañaba el texto con un dibujo que representaba un ‘plante’ o lugar ceremonial del grupo. Además, prometía desvelarle los misterios de la organización.
La sociedad secreta abakúa (también conocida como ‘los ñáñigos’) constituye un caso único en América. Surgió en Cuba entre los esclavos negros capturados en la zona de Calabar, al sur de Nigeria. Los primeros ‘juegos’ - apelativo que reciben sus células - aparecen en 1830 para la autoprotección de sus miembros y la conservación de los ritos religiosos africanos, en los que prevalece el culto a los muertos y antepasados.
---Los ñáñigos se extendieron por las zonas portuarias de La Habana, Matanzas y Cárdenas, donde llegaron a tener fuerza como gremio incluso a la hora de facilitar puestos de trabajo.---
De carácter secreto y compartimentado, sólo admitían como miembros a varones ‘no afeminados’ y hasta prohibieron la entrada de mulatos para que no desvirtuasen las creencias africanas, aunque con el tiempo los mulatos obtendrían el permiso de juramentación e incluso, en 1863, se fundó el primer juego de blancos.
En la convulsa Cuba de finales del siglo XIX sus actividades y carácter secreto levantaron suspicacias entre las autoridades militares españolas, de ahí que muchos de sus líderes fueron deportados a las prisiones de Ceuta, Fernando Poo, Figueres y las Chafarinas, en territorio español.
Supuestamente los ñáñigos fueron encarcelados por las acusaciones que contenía un informe del sub-inspector de Vigilancia del Noveno Distrito habanero, José María del Cristo, al Teniente Coronel Jefe a fines de 1870. En dicho informe se calificaba a los ñáñigos como “instrumentos para la maldad”.
Salillas se desplazó en 1888 al penal del monte Hacho, donde presenció una ceremonia ñáñiga y pudo entrevistarse con miembros del grupo, aunque no se tiene constancia de que contactase con el antes citado. Impresionado, Salillas empezó a investigar el mundo abakúa y publicó, en 1901, el artículo ‘Los ñáñigos en Ceuta’, en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia.
El trabajo publicado en 1970 ‘La Sociedad Secreta Abakúa’, obra de la experta en cultura afrocubana Lydia Cabrera, rescató las impresiones transmitidas por Salillas después de presenciar el rito:
“Estábamos practicando la visita a los calabozos del Achó, cuando oímos ruido de algazara y de tambores y el presidiario que se encontraba en el calabozo en que nos hallábamos perdió su aspecto mustio, se incorporó con alegría, prestó atención y exclamó: ¡Los ñáñigos!
Poco después nos encontrábamos en la explanada coincidiendo con la aparición de un cortejo extraño, con figuras extrañas, vestidas algunas de ellas con trajes fantásticos, tocando una especie de tambores de estructuras primitiva, cantando, accionando y bailando.
Contemplando los “juegos” de los ñáñigos en la prisión de Ceuta, Salillas se pregunta: “¿qué es el ñañiguismo?”. A lo que contesta: “No es una mascarada, ni una sociedad tenebrosa. Es una importación étnica: es el país africano que canta y danza cosas que en África deben de tener una significación”, reflexiona.
Este médico se convierte en la primera persona que estudia con carácter científico la sociedad abakúa, antes incluso de que lo hiciera ningún cubano. El estudio desgraciadamente quedó inconcluso, aunque Salillás llegó a publicar el artículo que luego inspiraría al joven isleño Fernando Ortiz Fernández, quien con el tiempo acabó siendo un referente ineludible de la antropología cultural cubana.
Sus indagaciones sobre la cultura afrocubana y la tradición insular son las más importantes realizada en ese campo, y sus ensayos sobre la presencia de África en Cuba son clásicos del género: "Los negros brujos" (1906), "Los negros esclavos" (1916), "Los bailes y el teatro de los negros en el folclore de Cuba (1951)" y "Estudios etnosociológicos (1991)".
La sociedad secreta abakúa (también conocida como ‘los ñáñigos’) constituye un caso único en América. Surgió en Cuba entre los esclavos negros capturados en la zona de Calabar, al sur de Nigeria. Los primeros ‘juegos’ - apelativo que reciben sus células - aparecen en 1830 para la autoprotección de sus miembros y la conservación de los ritos religiosos africanos, en los que prevalece el culto a los muertos y antepasados.
---Los ñáñigos se extendieron por las zonas portuarias de La Habana, Matanzas y Cárdenas, donde llegaron a tener fuerza como gremio incluso a la hora de facilitar puestos de trabajo.---
De carácter secreto y compartimentado, sólo admitían como miembros a varones ‘no afeminados’ y hasta prohibieron la entrada de mulatos para que no desvirtuasen las creencias africanas, aunque con el tiempo los mulatos obtendrían el permiso de juramentación e incluso, en 1863, se fundó el primer juego de blancos.
En la convulsa Cuba de finales del siglo XIX sus actividades y carácter secreto levantaron suspicacias entre las autoridades militares españolas, de ahí que muchos de sus líderes fueron deportados a las prisiones de Ceuta, Fernando Poo, Figueres y las Chafarinas, en territorio español.
Supuestamente los ñáñigos fueron encarcelados por las acusaciones que contenía un informe del sub-inspector de Vigilancia del Noveno Distrito habanero, José María del Cristo, al Teniente Coronel Jefe a fines de 1870. En dicho informe se calificaba a los ñáñigos como “instrumentos para la maldad”.
En este supuesto informe se mencionaba en especial a un ñáñigo insurrecto llamado "Caoba" como perteneciente a los mambises. Sea como fuere, decenas de abakúas fueron trasladados al África española donde mantuvieron sus ritos y vestimentas grupales, al menos fue así en los penales de Ceuta y Fernando Poo, en la Guinea Ecuatorial, entonces la única colonia que tenía España en África.
Al parecer, uno de estos ñáñigos se puso en contacto con Rafael Salillas, un importante médico criminólogo oscense (de Huesca en Aragón) cuyos estudios sobre la picaresca española y la obra de Cervantes renovaron el sistema penitenciario nacional. El cubano prometía comunicarle los secretos de aquella sociedad secreta.
Salillas se desplazó en 1888 al penal del monte Hacho, donde presenció una ceremonia ñáñiga y pudo entrevistarse con miembros del grupo, aunque no se tiene constancia de que contactase con el antes citado. Impresionado, Salillas empezó a investigar el mundo abakúa y publicó, en 1901, el artículo ‘Los ñáñigos en Ceuta’, en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia.
El trabajo publicado en 1970 ‘La Sociedad Secreta Abakúa’, obra de la experta en cultura afrocubana Lydia Cabrera, rescató las impresiones transmitidas por Salillas después de presenciar el rito:
Nañigos, organización secreta fundada en Cuba en 1836 |
“Estábamos practicando la visita a los calabozos del Achó, cuando oímos ruido de algazara y de tambores y el presidiario que se encontraba en el calabozo en que nos hallábamos perdió su aspecto mustio, se incorporó con alegría, prestó atención y exclamó: ¡Los ñáñigos!
Poco después nos encontrábamos en la explanada coincidiendo con la aparición de un cortejo extraño, con figuras extrañas, vestidas algunas de ellas con trajes fantásticos, tocando una especie de tambores de estructuras primitiva, cantando, accionando y bailando.
Aquello era una verdadera exhibición ñáñiga tan auténtica como las presenciadas en las calles de La Habana, con actores provenientes de aquel país que habían traído con sus personas, sus costumbres y su ceremonia”.
Contemplando los “juegos” de los ñáñigos en la prisión de Ceuta, Salillas se pregunta: “¿qué es el ñañiguismo?”. A lo que contesta: “No es una mascarada, ni una sociedad tenebrosa. Es una importación étnica: es el país africano que canta y danza cosas que en África deben de tener una significación”, reflexiona.
Otras obras destacadas de Fernando Ortíz son, "Hampa afrocubana (1906 y 1916)", "Glosario de afronegrismos (1924)", "Contrapunto cubano del tabaco y el azúcar (1940)", "Los instrumentos de la música afrocubana (1952-1955)" e "Historia de una pelea cubana contra los demonios (1959)".
Volviendo al tema, al parecer los rituales abakúas en Ceuta y la Península no sobrevivieron a los presos que los trajeron, aunque en algún lugar de Madrid deben encontrase las atributos ñáñigos de principios del siglo pasado. Sin embargo en Guinea Ecuatorial, sí se conservan vestigios de los ñáñigos cubanos recluidos en el penal de Fernando Poo.
El estudio de Ceuta inspiró una nueva visión sobre Cuba
Según Roberto González Echevarría, profesor norteamericano de la Universidad de Yale: "El hampa constituía “el estrato social donde lo humano, lo terriblemente humano se manifiesta al desnudo, por lo cual servía para comprender, no al hampa en sí misma, sino desde ella al resto de la sociedad y la cultura”.
Cada 27 de noviembre se cumple el aniversario del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en la explanada de La Punta en 1871, y además, parejamente la muerte de cinco ñáñigos que ante aquel injusto crimen, trataron de rescatarlos.
Volviendo al tema, al parecer los rituales abakúas en Ceuta y la Península no sobrevivieron a los presos que los trajeron, aunque en algún lugar de Madrid deben encontrase las atributos ñáñigos de principios del siglo pasado. Sin embargo en Guinea Ecuatorial, sí se conservan vestigios de los ñáñigos cubanos recluidos en el penal de Fernando Poo.
En Cuba la ñañiguez sobrevivió a los avatares históricos y constituye un elemento decisivo de la cultura negra, aunque poco conocido por su carácter secreto. Aún tienen varios millares de miembros en las zonas portuarias, según recoge la investigación "Relación Barrio-Juego Abakúa en Ciudad de La Habana", de Ramón Torres Zayas.
Además, en una tesis presentada en el año 2005 en la Universidad Nacional Autónoma de México por Maybel Piñón, destacada profesora e investigadora de ese país, aseguró que aún se habla en la isla el efi, jerga ritual abakúa, siendo esto un caso único en el continente americano.
El estudio de Ceuta inspiró una nueva visión sobre Cuba
Según Roberto González Echevarría, profesor norteamericano de la Universidad de Yale: "El hampa constituía “el estrato social donde lo humano, lo terriblemente humano se manifiesta al desnudo, por lo cual servía para comprender, no al hampa en sí misma, sino desde ella al resto de la sociedad y la cultura”.
Por otro lado en el tiempo en que el brillante joven Cubano Fernando Ortiz estudiaba en España e Italia, publicó en 1906 el trabajo "El hampa afrocubana", donde asumía la visión sociológica de Salillas.
Mientras Ortiz desarrollaría una intensa actividad como jurista, arqueólogo, periodistas, etnólogo y antropólogo, estudió innumerables aspectos de la realidad cubana, sus raíces histórico-culturales de los afrocubanos, criminología, lingüística, música, folklore, economía, historia y geografía.
Considerado una de las figuras científicas de mayor trascendencia de Hispanoamérica, algunos llaman a Ortiz ‘el tercer descubridor de Cuba’, tras el almirante Cristóbal Colón y el barón Alejandro de Humboldt, quien visitó la isla en 1800 y 1804.
En Ceuta surgen chistes ñáñigos
Una de las raíces de tan inabarcable caudal de conocimientos cubanos partió de la lejana Ceuta. Por ejemplo un chiste cubano recogido en la investigación "El ñañiguismo en el siglo pasado" de Lydia Cabrera, destacada etnóloga, investigadora y narradora cubana publicado en 1969, menciona el chiste, remedando con el acento gallego, de como disfrutaban los españoles con los ritos abakúas:
En Ceuta surgen chistes ñáñigos
Una de las raíces de tan inabarcable caudal de conocimientos cubanos partió de la lejana Ceuta. Por ejemplo un chiste cubano recogido en la investigación "El ñañiguismo en el siglo pasado" de Lydia Cabrera, destacada etnóloga, investigadora y narradora cubana publicado en 1969, menciona el chiste, remedando con el acento gallego, de como disfrutaban los españoles con los ritos abakúas:
“- Vamos al ñáñigo tío.
- Vamos.
- ¿Te gusta, rapaz?
- Si tío, me justa.
- ¿Y cómo es el ñáñigo, sobrin?
-Pós, nada... pós miusté. Verá allí unos panchos con plumas en las patas, cascabeles en la centura, una sombrera, mirando al revés, y allá en un rinconcín uno con un tamburcin que dice:
E... yé yé yeiz makozbikoz
makozbikoz, ¡me cachiz en Ceuta, rediós!”.
Huella en la Guinea española
Aunque queda documentada la celebración de ritos ñáñigos en el penal del Hacho, las celebraciones abakúas no se transmitieron a las costumbre locales. Por contra, la huella de los ñáñigos encerrados en la isla de Fernando Poo, territorio de la actual Guinea Ecuatorial, se mantiene viva.
- Vamos.
- ¿Te gusta, rapaz?
- Si tío, me justa.
- ¿Y cómo es el ñáñigo, sobrin?
-Pós, nada... pós miusté. Verá allí unos panchos con plumas en las patas, cascabeles en la centura, una sombrera, mirando al revés, y allá en un rinconcín uno con un tamburcin que dice:
E... yé yé yeiz makozbikoz
makozbikoz, ¡me cachiz en Ceuta, rediós!”.
Huella en la Guinea española
Aunque queda documentada la celebración de ritos ñáñigos en el penal del Hacho, las celebraciones abakúas no se transmitieron a las costumbre locales. Por contra, la huella de los ñáñigos encerrados en la isla de Fernando Poo, territorio de la actual Guinea Ecuatorial, se mantiene viva.
Así se desprende del trabajo de Isabela de Aranzadi "Instrumentos musicales en los ritos de Guinea Ecuatorial. Cultura musical atlántica tras la abolición de la esclavitud: una aproximación histórica en el caso africano":
“El rito de la sociedad secreta Ekpe de los efik, transformado en Cuba por los esclavos carabalíes y denominado Abakúa, viajó como elemento otorgador de identidad a Fernando Poo con los deportados cubanos ñáñigos en el siglo XIX, y los criollos fernandinos lo practican en Bioko con el nombre de bönkó”.
NOTA AL MARGEN:
Fuentes: Prensa Española / El legado cubano en África. Ñáñigos deportados a Fernando Poo.