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La extinción de los cines de la Habana


La primera función cinematográfica en Cuba se produjo el 24 de enero de 1897, en un local ubicado en Prado 126, entre San Rafael y San José. 

A partir de ese momento lo que comenzó como entretenimiento de ferias en locales provisionales, se convirtió en un negocio próspero y a la vez fue un instrumento eficaz de recreación, cultura, educación y propaganda. Por lo menos hasta 1959, el año en que comenzó su larga y continua agonía, hasta llegar a la total desaparición. 

---El cine Norma se levantó a primeros años del siglo XX, por lo que es uno de las más antiguas salas de La Habana---

En mayo de 1910 abrió el Salón Norma, promocionado como el único cine con butacas de caoba y piso con desnivel para favorecer la visión del público hacia la pantalla.

A lo largo del primer cuarto del siglo XX las exhibiciones cinematográficas se convirtieron en una de las actividades recreativas más exitosas en La Habana. En julio de 1909 se inauguró el Miramar Garden, en Prado y Malecón, primera sala al aire libre. 

El Nueva Inglaterra, en San Rafael y Consulado, fue inaugurado en abril de 1913 con 150 butacas, muy amplio para su época, e incluía una confitería, así como el El Cinematour, emplazado en Ánimas entre Prado y Zulueta, inaugurado en 1913, que simulaba un vagón de ferrocarril en el que se exhibían películas sobre viajes. 

Solo algunas salas como multi-cine Infanta, La Rampa, Yara, Riviera, Chaplin, 23 y 12, Acapulco o este de la foto, cine Mella de Línea y A, en el Vedado, han logrado sobrevivir a la hecatombe.

Algunos de estos teatros dejaron de funcionar como tales y se destinaron solo a cines, lo que en ocasiones implicó remodelaciones de diferente carácter y el cambio del nombre, como ocurrió con el cine Campoamor, que en 1915, después de un incendio precisamente en el local de la compañía cinematográfica que radicaba en ese lugar, reemplazó al antiguo teatro Albisu. 

De igual forma dos teatros de la calle Consulado se convirtieron en cines, el Majestic y el Verdún.

Entre 1915 y 1920, la aparición de salas en la calle Prado cobró un notable auge. Se construyeron durante esos años cines de la talla del Fausto, en Prado y Colón, considerado entonces el más lujoso de la ciudad, próximo al Maxim, en Prado y Virtudes, y al Galatea, en Prado y San José, los dos de más categoría en la capital. 

En julio de 1909 se inauguró el Miramar Garden, en Prado y Malecón, primera sala al aire libre. Próximo a este, en Prado, entre Ánimas y Virtudes, se construyó en 1919 el cine Royal, también al aire libre que tuvo aspecto de carpa de circo. En 1915 se inauguró la carpa-cine La Tienda Negra de Santos y Artigas, promovida como espectáculo cinematográfico al estilo americano y situada en la calle Belascoaín, cerca de Cuatro Caminos. 

 En 1921 se inauguró un nuevo cine Maxim, en Prado y Ánimas, con capacidad para 1 500 personas, del que se elogiaba la buena ventilación de su salón. Otras salas como el Edison, el Carral, Dora, Fausto, Actualidades, Alameda, América, Payret, Rialto, Bohemia, Trianón, Chaplin, Verdúm, Maravillas, Wilson, Finlay, Florida, City Hall, Cervantes, Olimpic, Mónaco, Rex, Neptuno, Majestic, Miami, Mara, Edad de Oro, Riviera, Olimpia, Mégano, Inglaterra, Imperio, Florencia, Cinema y Apolo, se encontraban repartidas por toda la Habana.

CINES DE MARIANAO

En el antiguo municipio de Marianao, al oeste del río Almendares, fueron emplazadas varias salas de este carácter. En 1915 se concibió un «cine de verano» en la calle 5, entre pasaje C y 2 (hoy 27 entre 64 y 64 A, Playa), concebido para 600 espectadores en lunetas y además 20 palcos, uno de ellos para el alcalde.

Cine Principal: Ave 51 entre las calles 124 y 126 en Marianao.

En 1920 se proyectó otro similar, en la esquina conformada por las calles 3ra. y A, Buenavista, Marianao, (hoy calle 66 y 29 A, Playa). De igual forma en zonas distantes de las áreas centrales, aparecieron otros cines vistosos como el Olimpic en el Vedado, Carral en Guanabacoa o el Céspedes en Regla. 

El más pomposo de todos lo fue el cine Principal, ubicado en la Calzada Real de Marianao, (ave 51) la vía más importante de ese territorio, que en un principio recibió el nombre de Concha, en honor al Capitán General de la Isla de Cuba en ese momento, Don José Gutiérrez de la Concha Irigoyen. En el lote en que se encontraba, el teatro del mismo nombre y además una glorieta con una valla de gallos. 

Su capacidad era de 600 butacas y entre 1856 y 1865 trabajaron en este teatro las compañías de: "La Lave", "El circo y las pantomimas de Mendive", la de "Hernández y Scopeletti", la compañía de los "Hermanos Robreño", que en la primera función escenificó fragmentos de las comedias "El Tartamudo" y el "El Viudo". 

El teatro era una de las más destacadas entidades culturales del antiguo municipio, que resultó derrumbado por el paso devastador de un ciclón en octubre de 1926. No obstante fue reinaugurado en 1927 por la compañía Soto, pasando a ser una sala de cine y con un aforo de 1500 personas. 

Al inicio se nombró Berndes por el apellido de su propietario, pero más tarde retomó el nombre del reconocido teatro. La nueva edificación sobrepasó con creces en majestuosidad a su precedente, obra del arquitecto Ricardo Edelman. 

En Marianao se encontraban otras salas más modestas como el Nodarse, en la calle 51 entre 142 y 144, en Coco Solo, el Record, el Alba, antes Máximo Gómez, el Omega, el Gran Teatro, luego renombrado como Gran Cine en 1974, el B´Lisa, el Alfa, el Arenal o el Avenida, etc. Para la década del 40 ya se exhibían en el Gran Teatro películas en tercera dimensión, y a la entrada se entregaban las gafas de cartón. 

Gran Teatro/Gran Cine en avenida 51 y calle 120 en Marianao

Por cierto un dato: El mismo dueño del cine Nodarse lo era del Cándido, en 100 y 51, así como del González, que luego fue rebautizado como Marianao y más tarde Sant Boi, de Sant Boi de Llobregat, un municipio en Cataluña que les hizo ciertas donaciones al municipio. Como se habrá dado cuenta, el hombre se llamaba Cándido González Nodarse. 

En lo que era el Cándido, hoy edificaron una vivienda o edificio, no estamos muy seguro, pero lo que está claro es que ya no existe. De hecho hasta el año 1960, los cines fueron un negocio en expansión en Cuba que llegaron a recaudar de 1 131 310 millones de pesos en 1940 a 4 057 890. Según el Anuario Cinematográfico y Radial, en Marianao, hasta finales de los cincuenta, existían 39 salas de cine. 

---Los cines en Cuba contaban con aire acondicionado, servicios sanitarios en condiciones de total limpieza, así como un acomodador que, con una linterna, conducía al espectador hasta su asiento.---

El 25 % de ellas en los años 30, mientras que el 43 % y el 15 % lo hicieron en las décadas del cuarenta y cincuenta respectivamente. En 1958 se edificó el cine Lido, último de capacidad considerable construido en ese Municipio, situado en la Avenida 41, entre las calles 82 y 84.

En 1930 funcionaban en La Habana unas cincuenta salas y, para 1958, solo en el Vedado, vieron la luz el 23 y 12, Acapulco, La Rampa, Riviera, Ambassador, El Yara, El Rody, en 1952 y que en 1961 fuera rebautizado como Mella. El auge del cine como negocio y como actividad recreativa condujo a que los principales teatros capitalinos fuesen utilizados para exhibiciones cinematográficas. Según datos de Cubanet, para el 2021 un total de 54 salas habían sido demolidas por completo. 

Maldita Hemeroteca

Fuente: Zardoya Loureda, María Victoria; Marrero Oliva, Marisol "Los primeros cines de La Habana" // Internet // Vídeo Diario de Cuba