jueves, 31 de agosto de 2023

Paz del Zanjón: Cuba dejaba de ser colonia de España

Grabado que refleja el recibimiento del general Martínez Campos después de firmar la paz

El abogado cardenense y general de brigada del ejercito libertador, Domingo Méndez Capote, jefe del estado mayor del generalísimo Máximo Gómez, dijo una vez sobre la paz del Zanjón: “Con él, y a virtud de él, Cuba dejó de ser una colonia”. 

Veremos porque lo dijo...

En los planes del general Arsenio Martínez Campos estaba que Cuba fuera una provincia más, con todas las consecuencias sociales y económicas que eso implicaba, y en ese sentido el 8 de junio de 1878 se firmó la paz de Zanjón, que no fue otra cosa que una capitulación de las fuerzas rebeldes que lucharon durante la Guerra de los Diez Años. 

Sin embargo, visto así, tal y como lo ve el castrismo en su característica forma de interpretar la historia, talvez le impediría conocer los beneficios que esta paz trajo para el país e ignorar también que España tuvo que ceder en su intención de conseguirla, lo cual fue innegable. Por tanto intentaremos extraer de todo esto, que de bueno trajo el Zanjón a Cuba, y a los Cubanos en general.

¿Lo malo?

Ya lo conocemos, el pacto supuso la rendición y entrega de las armas sin lograr el objetivo, la independencia ni la abolición de la esclavitud, excepto la de los esclavos que combatieron. Por otro lado también es cierto que a ese camino de paz accedieron los mismos Cubanos en medio de una división interna, tanto en el mismo ejercito como con el poder civil, sumado a las dificultades operativas por la falta de todo tipo de recursos para continuar con aquella guerra que ya, de por sí, se encontraba prácticamente perdida.

De manera que el 7 de febrero de 1878, el general Martínez Campos y el general separatista Vicente García, en calidad de nuevo presidente de la república en armas, celebraron una reunión secreta que llevó a la suspensión de las hostilidades. A continuación, Martínez Campos llegó a un acuerdo con el Comité del Centro de forma que, el 10 de febrero, se rubricó en Zanjón - Provincia de Puerto Príncipe - el documento que puso fin a la guerra.

Aquí lo que se firmó aquel día...

Primero.

Concesión a la isla de Cuba de las mismas condiciones políticas, orgánicas y administrativas de que disfruta Puerto Rico.

Segundo. 

Olvido de lo pasado con respecto de los delitos políticos cometidos desde el año 1868 hasta el presente, y libertad de los encausados o que se hallen cumpliendo condena dentro y fuera de la isla. 

Conceder un indulto general a los desertores del Ejército español, sin distinción de nacionalidad, haciendo extensiva esta cláusula a cuantos hubieran tomado parte directa, o indirectamente, en el movimiento revolucionario.

Tercero. 

Libertad a los esclavos y colonos asiáticos que se hallan hoy en las filas insurrectas.

Cuarto. 

Ningún individuo, que en virtud de esta capitulación reconozca y quede bajo la acción del Gobierno español, podrá ser compelido a prestar servicio de guerra mientras no se establezca la paz en todo el territorio.

Quinto. 

Todo individuo que desee marchar fuera de la isla queda facultado para hacerlo, y se lo proporcionarán por el Gobierno español los medios de hacerlo sin tocar en poblaciones si así lo desea.

Sexto.

La capitulación de cada fuerza se hará en despoblado, donde con antelación se depositarán armas y demás elementos de guerra.

Séptimo. 

El general en jefe del Ejército español, a fin de facilitar los medios de que puedan avenirse los demás departamentos, franqueará todas las vías de mar y tierra de que pueda disponer.

Octavo. 

Considerar lo pactado con el Comité del Centro como general,  sin restricciones particulares para todos los departamentos de la isla que acepten estas proposiciones.

Campamento de San Agustín, 10 de febrero de 1878. 
Emilio Luaces, Presidente del Comité del Centro. 
Rafael Rodríguez, Secretario.

Llegado a este punto veremos las ventajas de aquella paz, y donde la primera de todas fue que por primera vez en la historia los cubanos accedían al tejido democrático en la isla. De hecho, y citando de nuevo a Domingo Méndez Capote: “Con él (Pacto) y a virtud de él, dejó Cuba de ser una colonia”. Y era cierto, Cuba dejaba de ser una mera colonia para convertirse en una provincia más de España. 

Tan es así, que el día 9 de septiembre de ese año 1878 se crea el partido liberal autonomista, liderado por el abogado matancero José María Gálvez y en el cual los Cubanos tenían derecho a una representación - mediante un diputado - en las cortes de España, tal cual lo tenían todas las provincias de España. Por otra parte se instauró la libertad de prensa, incluso para hacer propaganda política de índole pacífica, como el mismo periódico autonomista "El Triunfo". Esto dio la posibilidad de la creación de varios periódicos. 

Igualmente para España la paz resultó un alivió, pues ya para entonces se habían movilizado hacia Cuba 140 mil hombres con el gasto que estas operaciones de traslado acarreaban, en tanto que las cifras de ese conflicto nos muestras la aterradora cantidad de 200 mil muertos, a un costo de 600 millones de pesos.

Es cierto que el neo-reformismo de los autonomistas pudo darle cauce a
las demandas planteadas por los cubanos, mientras que los grupos de
poder españoles no estuvieron dispuestos a
hacer la menor de las concesiones, no obstante en 1880 España tuvo que aceptar la abolición general de la esclavitud, y ese fue un logro motivado por esta paz sin lugar a dudas. 

Pese a todo, en todo ese tiempo España no consiguió jamás que los Cubanos dejaran de conspirar, y en el momento en que la nueva etapa de la contienda - con José Martí al frente - se abrió paso con su fuerza liberadora, el ejercito cubano encontró infinitamente mejores condiciones que en 1868. Otra cosa ha sido la manipulación que ha hecho el régimen Castrista, en su obstinada manera de ver la historia. 

Maldita Hemeroteca 

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