Por otro lado la historia recoge que un fabricante de bebidas como el corso Ángelo Mariani, fue quien creó en 1863 un licor que contenía extractos de la hoja de coca, y que puso por nombre su propio apellido "Mariani".
Mariani se basó en estudios hechos por el médico italiano Paolo Mantegazza que versaban sobre la planta de coca y ciertos beneficios que esta producía, uno de ellos como anestésico local. El estudio inspiró a Mariani para combinar hojas molidas con vino tinto de Burdeos, a razón de seis miligramos de coca por cada onza de vino. Así sí nació el "Vin Mariani".
En 1863 Mariani presentó en el mercado la primera versión del famoso vino que llevaría su nombre, y que combinaba tinto de Burdeos con hojas de coca. Al mezclar ambos componentes, se producía una reacción química que generaba un compuesto llamado "etilencoca", que potenciaba los efectos de la planta. El vino se anunciaba como efectivo para combatir la gripe o la malaria, y también para eliminar la fatiga o la melancolía.
Esta especie de tónico causó gran aceptación mundial, sobre todo entre la intelectualidad del siglo XIX, e imagine los motivos. Uno de aquellos personajes, el papa italiano "León XIII" (Gioacchino Vicenzo Raffaele Luigi Pecci ) le atribuyó su nonagenaria longevidad, asegurando que para su propia salud se bebía un vaso diario, o lo que es lo mismo, setenta miligramos de cocaína. Tan contento estaba con el caldo, que hasta prestó su rostro como imagen de la etiqueta, como se muestra en la imagen.
Entonces Martí intentó probar su sabor y, desde ese momento, el Vin Mariani se convirtió en su licor preferido. Esta fue la verdadera "dipsomanía" que tanto acusaron al maestro, a pesar de que una vez dijo lo siguiente: "... La verdadera medicina es la que precave. En prever está todo el arte de salvar”. Debió ser por eso que en su caso, un vasito diario de vino Mariani no le podía faltar. Incluso se lo llevó a su breve experiencia en la manigua Cubana.
JOSE MARTÍ
Erróneamente se ha señalado a José Martí de haber sido un adicto consumidor de alcohol, nada más lejos de la verdad, cuando en realidad jamás lo bebió y mucho menos la famosa ginebra que tanto le han endiñado.
Erróneamente se ha señalado a José Martí de haber sido un adicto consumidor de alcohol, nada más lejos de la verdad, cuando en realidad jamás lo bebió y mucho menos la famosa ginebra que tanto le han endiñado.
Pasa que como siempre fue un hombre de mundo, de viajes constantes por Europa y EEUU, tuvo la posibilidad de conocer personalidades de su época como Julio Verne, Conan Doyle, Emile Zolá, Tomas Edison e incluso el padre del sicoanálisis, el austriaco Sigmund Freud, por solo citar algunos, gente que solía beber el Mariani con bastante asiduidad, se asegura que a razón de dos o tres copas diarias.
En realidad el producto se comercializó como digestivo, aperitivo y panacea general, encima aseguraban que podía curar cualquier enfermedad y proporcionar la energía que tanto necesitaban inventores y trabajadores. Normal. Con el tiempo la venta de este caldo fue prohibida, sobre todo a raíz del comienzo de la Primera Guerra Mundial cuando ya se conocía su denso contenido de entre 6 a 7 miligramos por onza del estimulante alcaloide.
La cocaína en sí empieza a ser consumida y alabada a tal punto, que en 1886 nace la milenaria bebida "Coca Cola", un licor dulce que contenía 9 miligramos de cocaína en cada botella. Sin embargo, como algunos científicos empezaron a señalar los riesgos de un consumo y adicción, Freud, que había sido su anterior defensor, la dejó de tomar en 1896 al sentir taquicardias cuando solo contaba con 40 años.
En 1903 la Coca-Cola elimina la sustancia de su fórmula y la sustituye por cafeína, que aunque seguía siendo adictiva, no causaba los mismos síntomas que la fórmula anterior. No obstante - y a pesar del embargo - el consumo del Mariani seguía siendo legal en todo el mundo hasta 1914, no sin antes ser premiada por el Papa León XIII con la medalla de honor y un reconocimiento público a su inventor por hacerle más llevadera su jubilación. Dicen que Julio Verne aseguró una vez que el consumo del Vino Mariani podía alargar la vida humana hasta varias veces, lo cierto es que León XIII vivió hasta los noventa y tres.
Maldita Hemeroteca