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ABERLARDO RODRIGUEZ: ASESINO DE CANARIOS


Con el estallido de la guerra de los diez años el 10 de octubre de 1868, la inseguridad se apoderó de varias zonas de las provincias orientales. Los insurrectos que integraban aquella fuerzas sin logística ni intendencia, se abastecían en buena medida a través de asaltos a poblados y ciudades, donde por lo general habitaban prósperos emigrantes Canarios.

Aquellos isleños debieron armarse y crear grupos llamados "contra guerrilleros", al encontrarse expuestos como nadie a la violencia y el descontrol que se generó en aquel conflicto bastante irregular. Esta situación motivó la creación de grupos anti guerrilleros para intentar poner fin a los desmanes de algunos elementos que, amparados en la libertad de Cuba, perpetraban sus excesos.

Algunas de estas fuerzas, que en muchas ocasiones eran más efectivas que las regulares del ejército, estuvieron al mando de dos hermanos nacidos en la isla canaria de Tenerife, los oficiales Jose y Emilio March y García de Mesa, naturales de la Laguna, municipio ubicado al norte de la isla. 

El 20 de septiembre de 1871 fue asesinado en Holguín el señor Pedro Ciser. Los malhechores que asaltaron y robaron su rancho, ya le habían dado muerte ese mismo año a dos hijos muy jóvenes, de solo 15 y 18 años, de un miembro de la cámara de representantes, don Jesús Rodríguez Aguilar. Fueron ultimados por una banda que operaba en la región de las Tunas, que se hacían llamar “Las Máscaras de Cuero”.

El propio mayor general Vicente García lo refleja en su diario de esta manera: “Me trajeron presos a Domitilo Cervantes y Julián Avalo, autores del robo de la vaca que en estos días faltó del depósito que tengo en Carvajal”. Aquellas vacas suministraban la leche para los hijos de los mambises a su cuidado. Por tipos así, fue que los cuerpos anti guerrilleros adquirieron fama de violentos e implacables justicieros.

Decíamos que una de las principales misiones que le fueron asignadas fue capturar no solo a estas bandas, si no a uno de los más famosos jefes y asesino brutal de aquella zona. Se trataba del ex mambí Abelardo Rodríguez, un individuo que había nacido en en 1868 en el propio Holguín, y que se había unido a las fuerzas libertadoras mambisas siendo muy joven. 

Bajo las ordenes del general Antonio Maceo, integró una de las numerosas guerrillas que traía en jaque a las tropas españolas. Sin embargo, en lo personal era un tipo terrible, un vulgar asesino. Se decía que prisionero que cayera en sus manos, prisionero que terminaba siendo ejecutado. Se destacaba por una crueldad excesiva pero con una particularidad, y es que sentía un odio visceral contra los campesinos Canarios.

En el "boca a boca" de aquella época, se decía que su madre había sido maltratada por un marido de esta nacionalidad. En una ocasión ultimó con su propio machete a dos campesinos canarios sorprendidos por una patrulla rebelde sin delito, solo habían sido detenidos por mera rutina. Abelardo solicitó su vigilancia y, a la primera de cambios, los ejecutó a machetazos alegando un intento de fuga que nadie le creyó.

Sus constantes desmanes fueron calando hasta en los propios rebeldes cubanos, que veían en él a un vulgar asesino más que a un libertador. Fue por eso que un día decidió desertar de la tropa y, junto a otros fracasados de la zona, creó una banda de cuatreros que dejaba su firma por todos lados. El propio rastro de ahorcados canarios que iba dejando a su paso en los árboles le delataba, mientras que aquellos que tenían la suerte de quedar vivo eran despojados de todos sus bienes.

En ocasiones macheteaba a sus víctimas con tanta ira, que los cuerpos quedaban completamente seccionados. Total que este sanguinario y sus hombres, los cuales algunos le abandonaron por temor a la persecución que se les venía encima, se convirtieron en objetivo no solo de los anti guerrilleros españoles, también de las fuerzas mambisas que emitieron la orden expresa de capturarlo vivo o muerto.

En dos ocasiones fue sorprendido en casa de sus amantes y en ambas logró escapar, sin embargo una tercera vez, emboscado y huyendo desesperadamente hacia el monte, se golpeó la cabeza con una rama de un árbol que lo dejó medio inconsciente en el suelo. Pese a todo no fue ejecutado en el acto como se merecía, el implacable fue sometido a juicio con amplia representación de testigos y acusadores, la mayoría canarios, y el resultado no pudo ser otro que la condena a muerte por fusilamiento.

NOTA AL MARGEN:

A partir de 1880 se vio un incremento en el número de bandoleros en varias zonas de la isla, y sería bueno destacar aquí que en ocasiones las autoridades españolas daban tratamiento de bandidos a los propios mambises, incluso por algunos escritores, en un intento por lavarle la cara a las autoridades Españolas. Ha habido de todo.

Uno de los más famosos fue Filomeno Sarduy, un célebre bandido que operaba en la zona de Palmira en Santa Clara, provincia de Las Villas. Los potrero de "Santa Ana", "Agustín Guzmán" y "El Hormiguero" en "Lomas Grandes", la zona del ingenio "La Victoria" en "Montes de Guira, nada escapaba al azote de esa banda que algunos calificaban de "patriotas".

Igual es cierto que el capitan general Luis Pendergast pudo haber visto ciertos rasgos políticos como separatista en esta figura, y previendo una expansión en las Villas decretó una implacable persecución en calidad de bandido. Fue tan intensa, que el quince de diciembre de ese año el mismo Filomeno y sus hombres decidieron entregarse a las fuerzas del teniente coronel Esteban Zurbano en la zona del Vivero, siendo enviado al penal de Ceuta, en el sur de España, en un unión de su hermano Ángel más seis integrante de su banda.

DATOS

Un total de 22 Canarios murieron en combate en aquella guerra, y según aseguró el coronel y doctor en ciencias e historiador Militar Cubano, Raul Izquierdo Canosa, en la Guerra del 1895 a 1898 hubo un total de 2.550 isleños que lucharon en el ejercito Español, mientras que 550 lo hicieron en el Cubano.

Tres de ellos llegaron a ser generales, Julián Santana, Matías Vegas Alemán y Jacinto Hernández Vargas, mientras que Manuel Suárez Delgado alcanzó el de Mayor General y jefe de un cuerpo de ejército, un mérito al que muchos generales cubanos no llegaron a alcanzar jamás. En total fueron 33 oficiales extranjeros los que alcanzaron grados de General en el ejercito cubano.

Maldita Hemeroteca