Como cada año miles de cubanos se lanzaron este martes al Santuario del Rincón, en las afueras de La Habana, para pagarle promesas o rendirle homenajes a San Lázaro o Babalú Aye durante una peregrinación que combina las tradiciones católica y afrocubana de la santería.
Católicos, yorubas, laicos y agnósticos, incluso en el extranjero emigrantes se unen bajo un sólo manto de fe, del que ante el que llaman “Viejo Lázaro”, como si fuera parte de su familia. San Lázaro o Babalú Aye es una de las más reconocidas figuras de la espiritualidad isleña dentro de la tradición cristiana o de la santería afrocubana.
El Santuario de El Rincón se encuentra a unos 25 kilómetros del centro de la capital y cada año los 16 y 17 de diciembre –este último día es el de la conmemoración oficial— recibe multitudes de personas devotas vestidas de violeta o con velas de ese color en las manos. Tan solo agregar que su imagen más difundida no es reconocida por la Iglesia Católica, cuyos fieles adoran a San Lázaro de Betania, hermano de María y Marta, resucitado por Jesucristo.
En fin que la del humilde viejo y sus perros que le lamen su ulceras es la que - por lo general, - veneran la mayoría de las familias cubanas, que suelen ataviarse con collares de la Santería y con adornos religiosos violetas –que identifican a Babalú Aye— o flores se acercan poco a poco a la pequeña iglesia. Algunos van caminando normal, otros se arrastran o se mueven de rodillas para pagar alguna promesa al viejo Lázaro, que falta que hace...
Se estima que los contagios de dengue ascendían a unas veinticinco mil personas y los de chikungunya casi a cuarenta y cinco mil. De manera que si algo nos queda claro es que ese pueblo desamparado, cansado, y sobre todo desesperado y sin futuro, suplicará una vez - en silencio eso sí - que el viejo Lázaro nos libre de este mal que se llama Castrismo. Ese sería el más grande de sus milagros.









