domingo, 31 de diciembre de 2023

La milagrosa suerte del mayor general Julio Sanguily y Garrite

En una ocasión hablamos del pasaje homosexual que tuvo que vivir el recluta mambí Ricardo Batrell con el mayor general Julio Sanguily y Garrite; y que él mismo lo contara en sus memorias de 1912. Pero en este caso se trata de otro asunto mucho más serio que su supuesta condición sexual, la libertad de Cuba por ejemplo, donde alguno de sus sonados y costosos fracasos fueron achacados a este hombre.

Empezando porque en 1895 el apóstol José Martí le sugirió a Tomás Estrada Palma - no como una orden, si no más bien como sugerencia - que tratara de evitar por todos los medios que el general Julio Sanguily y Garrite se incorporara al movimiento libertario del 1895.

"Conozco al hombre y me parece malo", le dijo el apóstol a su amigo Tomasito, como le llamaba. Y estuvo claro el maestro. El sabía perfectamente que había sido Julio Sanguily quien le había estafado el dinero de los tabaqueros de "Cayo Hueso", y no solo eso, de ser también el supuesto delator del 24 de febrero de 1895 ante el mando español.

Recordemos que las autoridades españolas consiguieron descabezar aquel alzamiento y, curiosamente, tanto Julio Sanguily como el general José María Aguirre Valdés "cayeron prisioneros". ¿Fue parte de una coartada? probablemente. Ni siquiera fue apresado en la manigua, pues su detención se produce estando en su casona de "Palatino", en el Cerro, la Habana, el mismo día que se decreta el alzamiento de Occidente y del cual -se suponía- estaba a su mando como jefe militar.

Fueron recluidos en la "Cabaña" y España, que castigaba la infidencia con el garrote vil, curiosamente les puso en libertad alegando su ciudadanía americana. Con referencia a esto, no olvidar que al General Fernández Cavada, el famoso "general candela", siendo hijo de una norteamericana y criado en Estados Unidos, fue ejecutado en 1871. Es más, ni siquiera cedieron a los pedidos de clemencia hechos por importantes generales como George Gordon Meade, Daniel Sickles y Ulysses S. Grant.

¿Curioso o no?

Se sabe perfectamente, aunque la historiografía lo oculte, que Julio Sanguily era un doble agente al servicio español y norteamericano, además un aliado del más selecto bandidaje que asolaba los campos Cubanos por aquella época. No solo eso, se le señaló como un abusador de jóvenes reclutas, al utilizarlos como "ayudantes personales" para mantener la buena vida que se daba en los momentos de asueto.

Todas estas "cualidades o atributos de su persona", están perfectamente recogidas en los archivos de la guerra en España. (Ojo: no confundir con su hermano el coronel Manuel, que sí fue un hombre intachable). Otro de los que no confiaba en él ni un poco era el mayor general Vicente García.

"El león de Santa Rita", que fue acusado de "regionalista" por no estar de acuerdo con los "chanchullos" de la cámara de representantes, le tenía "echado el ojo". Vicente era de la opinión que Sanguily era capaz de traficar con los Españoles productos que le eran destinados. Aseguró además que le aceptó al general español García Polavieja, un empleo en los Ferrocarriles mientras que protegía y aceptaba dinero de famosos bandidos, en especial de Manuel García, el llamado "rey de los campos de Cuba" y que algunos se empeñan todavía en seguir diciendo que era un mambí.

Según Estrada Palma, Sanguily le estafó remesas de dinero que le eran enviadas a Estados Unidos para su manutención e incluso, y esto fue aún más grave, de ser un agente de Enrique Dupuy de Lôme, ministro español en Washington, que por su indiscreción con aquella carta interceptada "volaron el Maine". Según Vicente, este señor lo había contratado por 300 pesos mensuales para tratar de convencer a al generalísimo Máximo Gómez que aceptara la autonomía, en un intento mas de España por detener la guerra.

Al final no sabemos si primó en él su afán de libertad, su ventajismo como persona o su traicionero deber como agente, pero logró evitar la negativa de Estrada Palma y, una vez fue liberado por los Españoles gracias a su ciudadanía americana, repetimos, consiguió incorporarse a la manigua en la expedición organizada por el General de División José Lacret y Morlot, y que desembarcó por la zona de Banes, en Oriente, el 26 de mayo de 1898. Incluso se llegó a decir que en este desembarco, ya venía como agente Yanqui al servicio del gobernador Leonard Wood.

Todas estas acusaciones fueron hechas por Vicente García en sus memorias, otra cosa es que en los libros de historia de Cuba no se publiquen. Por supuesto, algunas fueron meras sospechas que no pudieron ser jamás probadas, porque en ese caso Máximo Gómez lo hubiera pasado por las armas sin contemplaciones. Cómo habrá sido aquello, que una vez Cuba fue libre y convertida en república, la política lo mantuvo a prudencial distancia por si acaso.

Como si no fuera poco, Vicente García decía que era un alcohólico. No así su hermano el coronel Manuel, que continuó aportando a la república a pesar de que no era del agrado del generalísimo Gómez. Hoy podemos concluir que el apóstol estaba muy claro de quién se trataba este individuo, independiente de lo que aportó o no a la causa libertaria. Les dejamos un par de curiosidades de esa familia.

Un Cubano tapao

Tuvieron un hermano mayor que apenas vivió en Cuba, y que está considerado como el primer Cubano que emigró hacia Australia en la historia de nuestro país. Se llamaba Guillermo, pero se lo cambió por Willians, cuando en 1862 estuvo en Filadelfia, Estados Unidos, estudiando artes navales. Allí contrajo nupcias con la norteamericana Sara Dawes Randall, adoptó el apellido de su tutor Murdoch, y junto a su esposa, partieron rumbo a Australia en el velero "General Grant". William Murdoch, o mejor dicho Guillermo Sanguily y Garrite, falleció en la ciudad de Sydney, el 6 de mayo de 1909.

La suerte de ser un Sanguily.

El hijo de Julio Sanguily Echarte, nieto del mambí, que también fue general de nuestro ejército y que había sido nombrado jefe del Estado Mayor por el Presidente de paja Carlos Manuel de Céspedes, el hijo del patriota, fue uno de los detenidos en la fortaleza de la Cabaña por liderar el frustrado levantamiento en el hotel Nacional del Vedado.

Milagrosamente escapó del pelotón de fusilamiento de Grau San Martín y Fulgencio Batista, pues consideraron que no había participado al encontrarse convaleciente de una cirugía en una de las habitaciones de ese mismo hotel. No tuvieron la misma suerte diez de aquellos alzados que sí fueron pasados por las armas, entre ellos el coronel Juan Blas Hernández, que luego de atacar el castillo de Atarés y bombardear un barco, fue ajusticiado en el acto por uno de los guardia de Batista.

Puntos de Vista.

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