lunes, 1 de enero de 2024

A 65 años de la llegada de Fulgencio Batista a la República Dominicana

Batista y Marta en Dominicana

A estas horas de 1959, el dictador Fulgencio Batista y su familia se despertaban de su habitación en la casa presidencial en Santo Domingo (todavía no había sido trasladado al hotel "Jaragua") donde "su colega de profesión, el asesino Rafael Leónidas Trujillo, le había dado acomodo provisional.

Apenas 24 horas antes Batista, junto con su familia y sus más allegados colaboradores, entre ellos el presidente electo Andrés Rivero Agüero, habían salido huyendo de Cuba vía aérea ante la ineficacia y la traición de sus propios oficiales en la Sierra Maestra de la provincia Oriental, la cordillera montañosa donde Fidel Castro y sus "aguerridos barbudos" iniciaron el alzamiento y campeaban por su respeto.

A su llegada a Dominicana el 1 de Enero del 1959, Batista fue hospedado junto a su familia en el Palacio Nacional, al día siguiente de que el Ejército Rebelde le derrocara, sin embargo de pronto se vio envuelto en una situación engorrosa con esta compulsiva petición del general Trujillo para que saldara una deuda.

Dicen que Trujillo le mandó a Batista un emisario, otro cubano que era poco menos que un sicario, para que le devolviera los 3 millones de dólares por la venta de unos armamentos, entre ellos fusiles tipo carabinas San Cristóbal para combatir a los expedicionarios del Granma que habían desembarcado el 2 de diciembre de 1957 comandados por el propio Fidel Castro y que según el sátrapa dominicano, Batista no había pagado.

Detalles de lo que pasó esos días fueron contados por Alfredo J. Sadulé, en ese entonces capitán del Ejército cubano y asistente militar y personal de Batista. El derrotado presidente cubano, quien murió en 1973 en la ciudad española de Marbella, pasó incluso dos días en prisión presionado por Trujillo para que pagara la altísima suma.

Ante este incordio, Trujillo le dijo que se fuera y Batista fue a parar con el resto de su familia al hotel "Jaragua", en ciudad Trujillo, no sin antes pasarse unos días en la cárcel. Un día se presentó al hotel Jaragua un ingeniero italiano tocado por un sombrero y ataviado con una gabardina ¡en pleno Caribe!. El tipo iba decidido a cobrarle a Batista el dinero.

Uno de sus ayudantes le dijo que esa deuda no era personal del presidente, sino del gobierno cubano. Como consecuencia de esa respuesta - según explicó Salude - Trujillo le forzó a salir definitivamente de Santo Domingo. Al final el ex mandatario Cubano tuvo que pagar los dichosos 3 millones de dólares, y así y todo pudo salir gracias a las gestiones de su abogado norteamericano Lawrence Berenson y de Antonio Oliveira de Salazar, el entonces primer ministro de Portugal.

Saludé relató que Trujillo le dijo a Batista cuando le entregó aquellas armas: “Presidente, acéptelo sin condiciones. No le pido nada a cambio solo quiero defender la democracia en el Caribe”. Trujillo le dijo además, que para derrocar a Castro le tenía preparado un regimiento con 12 carros de combate y 12 aviones "Vampiros" con la enseña cubana en la cola, más 3000 hombres armados que lucirían el escudo cubano. Sin embargo Batista rechazó la oferta y le respondió: "Eso es inaceptable general, si yo regreso alguna vez a Cuba lo haré comandando las tropas cubanas”.

--Según las memorias de Wiese Delgado (2001 pagina 391), en una ocasión Trujillo dijo “iracundo” al pasar por la residencia en Santo Domingo: “¡Mírelo ahí! ¡Allí al frente está Fulgencio Batista, después de tantos años permitiendo que las emisoras de radio de su país acabaran conmigo! Ahora viene a pedirme asilo y protección después que salió ‘juyéndo’ […]”.--

Fuente: Pacarina del Sur - http://pacarinadelsur.com/home/mallas/1814-el-exilio-de-dictadores-latinoamericanos-en-la-republica-dominicana-trujillista-1957-1960 - Prohibida su reproducción sin citar el origen.
Trujillo le respondió: Presidente Batista, estos 3000 hombres es lo que mi país, la patria de Duarte, le ofrece para recuperar a Cuba de manos de esos facinerosos. Batista, no obstante, le explicó que las Fuerzas Armadas cubanas ya no querían pelear y que, además, aunque apreciaba el valor de su oferta no sería un acto patriótico sino un ataque militar de una potencia extranjera, pues estos soldados tenía ciudadanía dominicana.

Esta respuesta molestó en grado sumo a Trujillo, dijo Sadule que agregó que a partir de ahí comenzó el viacrucis para el ex mandatario Cubano en Santo Domingo. Batista fue enviado al hotel Jaragua, mientras que sus ayudantes fueron a parar al hotel Paz. Finalmente Batista consigue abandonar el país y decide que las islas Madeiras, en Portugal, serían su próximo lugar de residencia.

El escritor, y ex presidente de Dominicana, Joaquín Balaguer, apuntó en su libro "Memorias de un cortesano de la era de Trujillo”, que el general urdió un plan para extorsionar a Batista, y que para ello había requerido de los servicios del delincuente cubano Policarpo Soler, connotado gánster Camagüeyano, entonces a su servicio, y que durante el régimen de Batista había estado recluido en el castillo del Príncipe donde no lo trataron muy bien que digamos.

El fin de este gánster Cubano no está del todo claro.

El escritor Cubano, porque no es dominicano, Delio Gómez Ochoa, fundador del 4to frente oriental "Simón Bolivar" en la Sierra Maestra, en su libro “Constanza, Maimón y Estero Hondo", sostiene haber visto preso en la cárcel de "La Victoria" a este Policarpo Soler, y lo más importante, haber sido testigo de su muerte a tiros en las postrimerías del régimen trujillista.

La afirmación de quien fuera uno de los líderes del frustrado movimiento guerrillero anti-trujillista de 1960, origina una controversia, por cuanto siempre se había afirmado que Soler había sido ultimado a balazos por agentes del Servicio Militar de Inteligencia (SIM) en la Capital Quisqueyana. Sin embargo otros aseguran que fue fusilado porque se quiso apropiar de uno de los tres millones de dólares que Batista le había pagado al general "Chapitas".

A grandes rasgos diremos que este Policarpo Soler le achacaron no pocas muertes en Cuba, entre ellas las de Noel Salazar, jefe de la Policía del Ministerio de Educación y un tiempo después la de Justo Fuentes Clavel, vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria y miembro de la UIR.

Incluso dicen que en la calle Ayestaran asesinó a un tal Wichy Salazar, quien lo buscaba quería vengar la muerte de su amigo Noel. En 1950 varios testigos lo vieron disparar una ametralladora desde un automóvil, por lo que después de unas estancias en el presidio del vedado "El Príncipe", no le quedó mas remedio que escapar por la garita que daba a la calle G y 25 hacia España primero; y de ahí a Dominicana donde se convirtió en sicario de Trujillo. Fulgencio Batista puso rumbo a Portugal, protegido por el otro dictador Salazar y dicen que en su equipaje, además de camisas y pantalones, llevaba no los 500 millones que aún dice la dictadura Castrista, pero sí más de cien y en dólares. 

Así todo se trataba de una cantidad de dinero muy importante para la época, que le permitió disfrutar de una vida tranquila en Estoril y exilio en general, hasta su muerte ocurrida el 6 de agosto de 1973 en Guadalmina, Málaga, por un infarto cardíaco. Dos de sus grandes errores fueron confiar en sus oficialidad y ejército, el que se entregaba apenas oír 4 tiros y segundo, haber amnistiado a este déspota que mantiene en cuba, junto con su hermano y el resto de su familia, la dictadura más férrea y asesina que se conoce en esta parte del mundo desde hace 64 años.

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