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| Rebeldes cubanos. Foto referencial. // ... |
La mayoría de los historiadores aseguran que el 24 de febrero de 1895, en la pequeña ciudad de Baire, muy próxima a Santiago de Cuba, fue donde se inició la última guerra de independencia contra el dominio español en Cuba. En cambio, ha sido la misma historia quien se ha encargado de contar otra versión muy distinta.
Hay que admitir que los historiadores nos han hecho una jugarreta, sobre todo afirmando que en Baire hubo una rebelión, y no solo eso, que fue la más importante de todas, cuando en realidad no tuvo absolutamente nada de heroica. De hecho fue "un grito" promulgado en medio de una plaza desierta. Por otro lado hubo quien apuntó incluso que designar a Baire llevó como objetivo evitar que un general negro como Guillermón Moncada, se apropiara del protagonismo de un hecho de semejante calibre patriótico.
Nada de eso.
Hay que partir de una gran verdad, Saturnino Lora gritó "Cuba Libre" en una ciudad donde no había destacado en ese momento ni un solo soldado ni guardia civil que pudiera evitárselo, pues todas las fuerzas españolas acantonadas en ese pueblo habían sido trasladadas hacia Jiguaní para repeler otro levantamiento, donde sí hubo enfrentamientos.
Pero en Baire amigo mío, no había ni con quien pelearse. A no ser los galleros de San Bartola, que vieron invadida su valla, y donde se encontraba el gallero patriota, Juan Rondón, muy entretenido. En aquella plaza Lora, junto con sus parientes Mariano y Alfredo Lora, y sus seguidores, solo se encontraron con un grupo de cubanos autonomistas que, tomando la debida precaución, se quedaron a la expectativa de lo que iba a suceder. Los hubo que se opusieron y todo, como por ejemplo Rafael Montero, quien ese mismo día 24 redactó un documento condenando el levantamiento.
Fíjese si es cierto que en Baire no pasó nada, que mientras el día 27 el doctor José Lázaro Martín Marrero ya disparaba sus tiritos en la finca "La Yuca, localidad de Jagüey Grande en la provincia de Matanzas, allí seguía habiendo paz y tranquilidad. Esta imprecisión histórica, llamémoslo así, ha dado como resultado el surgimiento de varias hipótesis. Inclusive de gente mal intencionada.
Se ha afirmado que ponderar a Baire llevó la intención de restarle importancia a lo que ya se venía haciendo en otros alzamientos, como el de Guillermón Moncada en "Lombriz" o Periquito Pérez en la finca "La Confianza", o Quintín Banderas en "San Luis", Alfonso Goulet en "El Cobre" o el de Victoriano Garzón en "El Caney", alzamientos más meritorios que el de esa aldea Santiaguera.
Es que si de grito se trata, también gritaron en Jiguaní la gente de Bartolomé Masó, el jefe máximo del alzamiento con campamento en Bayate. Desde allí, ochenta de sus seguidores gritaron en la plaza de armas lo mismo que gritaron en Baire, pero con la diferencia sí se enfrentaron al cuartel de infantería español. Entonces: ¿Por qué ese empecinamiento en exagerar a Baire al punto de llamarlo "Grito de Oriente"?.
Los antecedentes pudieron haber sido fruto de las pugnas entre Cubanos que, aun 1895, seguían existiendo. En fin, que lo mismo dio Guantánamo, Jiguaní, Baire, Holguín, Bayamo o Manzanillo, todos formaron parte de la tercera y definitiva intentona que, luego de tres años de encarnizada lucha y la decisiva intervención del ejercito de los Estados Unidos, se conseguía al fin la ansiada independencia. Ahora bien, desde el punto de vista histórico convendría ser riguroso porque, en caso contrario, se corre el riesgo de faltar a la verdad como ha sido en este caso.
Aún así y hasta su muerte, cada 24 de febrero Saturnino Lora Torres viajaba hasta Baire y allí, en la misma plaza donde emitió su grito, volvía a disparar los 5 tiros de su revolver que fueron los únicos que se oyeron durante aquel pacífico levantamiento. Al triunfo, fue designado por el gobierno de intervención en el cargo de jefe de la guardia rural en esa provincia, donde vivió hasta su fallecimiento el 29 de Septiembre de 1921.