Tropicana era racista, es cierto, sin embargo el racismo que se practicó fue muy peculiar pues se daban el lujo de presentar, a bombo y platillo, un artista como "Nat King Cole" por ejemplo, mientras que del patio más negro que "Bola de Nieve" no había ninguno, así como "mulatos claros" como Omara Portuondo, Celia Cruz, "Cheo" Feliciano, Elena Burke, Celeste Mendoza, "Bebo" Valdés, el coreógrafo Rodney o la internacional Josephine Baker, estuvieron en su nómina en algún momento.
Ya para entonces Tropicana había alcanzado un nivel internacional insospechado, y se le consideraba a la altura de los "Follies Bergere" de París, "El Lido", el "Moulin Rouge", o el "Sand" de Las Vegas, los cuales se disputaban el turismo internacional en el mundo. En Tropicana el cuerpo de baile ofrecía una estructura que tenía muy poca variación.
Un coro compuesto por seis hombres y seis mujeres entre los que se destacaban Mayda Limonta, Celeste Mendoza, Yolanda de la Torre, Idalia Martínez, Emilia Villamil y Tomás Morales. La clásica pareja de rumba compuesta por Ana Gloria y Rolando; otra pareja de bailes clásicos como Leonela González y el excelente bailarín argentino Henry Boyer; un cuarteto de voces que variaba entre Orlando de la Rosa, "las D'Aida", y otras agrupaciones de renombrado prestigio en ese momento.
Siempre se incluían figuras renombradas del patio o de la escena internacional, como Luis Carbonell, Zoraida Marrero, "Las Mulatas de Fuego", "Tongolele", Roland Gerbeau, Miguel Ángel Ortiz, María Victoria o los "Tex Mex". También el "Enano de la Filarmónica" (Johnny Puleo), Amanda Ledesma, la pareja Brenda y Sicardi para bailes internacionales, las orquestas españolas "Los Churumbeles" y "Solera" o las cantantes Olga Guillot y Celia Cruz, dentro de una lista interminable de figuras de gran relieve internacional.
El consumo mínimo del cabaré era de seis pesos por persona, y sus precios estaban regulados por las tarifas establecidas para esos centros. Se había contratado un responsable para encargarse de los contratos con las agencias de pasajes que recibían a los turistas en los aeropuertos. Por los convenios se conocía que visitaban varios cabarés en una noche para disfrutar de sus shows, y regularmente incluían tres lugares que habilitaban expresamente sus horarios para ajustarse a estas visitas: entre ellos siempre aparecía Tropicana, a las once de la noche.
NEGROS Y MULATOS
En ocasión de estrenarse la revista "Vudú", un ritual basado en ritmos y bailes haitianos, el embajador de ese país hizo una reservación el día de su debut. Sin embargo Martín, que siempre llegaba al cabaré alrededor de las ocho de la noche y revisaba las reservaciones, mandó a cancelarla y el maître se vio precisado a decir que no había mesa disponible.
Fin de la cuarta parte