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Cortejo fúnebre por la calle O´Reilly |
En un articulo del 23 de mayo, el citado diario denunció que el señor Isasi tenía escondido en un rincón del almacén varios kilos de dinamita de contrabando desde hacía un tiempo, ya que se trataba de un producto prohibido de comerciar por la corona Española. Además, en su tirada aparecía un croquis con la posición en que fueron encontrados los cuerpos de los bomberos muertos durante la segunda explosión.
En total fueron 25 las victimas mortales, siete bomberos municipales, cuatro agentes de orden público y ocho vecinos del barrio. Los nombres de los municipales eran Andrés Zencoviech, Isaac Cadaval, Carlos Rodríguez, Adrián Solís, Miguel Pereira, Bernardo García, Fermín Posada y Pedro Chomat.
Los 17 bomberos de comercio fueron, Juan J. Musset, Francisco Ordóñez, Oscar Conill, Gastón y Raoul Álvaro, Pedro González, Ignacio Casagran, José Prieto, Carlos Salas, Ángel Mascaró, Francisco Valdés, Inocencio Valdepares, Hilario Tamayo, Juan Viar, Enrique Alonso, José Miró y Alberto Porto.
El guarda marina se llamaba Antonio Suárez García, mientras que los policías, Antonio Romero, Amador López, Francisco Botella y Bautista Baguer. En cuanto a los vecinos que intentaron ayudar, Manuel Rodríguez Alegre, Juan Coloma, Francisco Silva, cónsul general de Venezuela en Cuba, Telmo Ozorez, Modesto Zúñiga, Antonio González, José Coll y Gorí, Fermín Perdomo y Jaume Andrés.
Uno de los bomberos que participó en el intento, con los años se convirtió en un destacado coronel mambí, Néstor Aranguren, que se vio envuelto en un episodio no muy ético que digamos. Nos referimos al ajusticiamiento de un alto mensajero de paz Español por ordenes del general Máximo Gómez, un pasaje que aparece reflejado en el libro, "Episodios de la Guerra. Mi Vida en la Manigua", del Coronel mambí Ricardo Buenamar.
Para terminar, en una de las peregrinaciones anuales en memoria de estas víctimas, asistió la infanta Eulalia de Borbón durante su corta estancia en Cuba el ocho de mayo de 1893. Esta visita, por cierto, causó gran conmoción en un país que, abocado hacia una nueva guerra independentista, demostraba que en su gran mayoría apoyaba a la corona. Lo otro que le digan es un cuento de camino.
Maldita Hemeroteca
Fuentes: Artículo del historiador Emilio Roig de Leuchsenring. // Datos de la Revista Opus.