Cacique taíno Francisco Ramírez
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Se asume que, por muy blanco de piel que uno sea, que en Cuba “quién no tiene de congo tiene de carabalí”, dicho que viene cuento aunque te apellides Pérez o Rodríguez. En algún momento hubo un cruce en tu familia lo parezca o no, de manera que lo más probable es que tengas influencia africana, india aborigen o en ultimo caso, asiática.
Por investigaciones arqueológicas y fuentes históricas se ha estimado que en 1510, cuando desembarcó en Baracoa Diego de Velázquez para comenzar la conquista y colonización, el número total de indígenas cubanos era de 112 mil, y más de la mitad residían en la zona oriental del país, sobre todo en la serranía de Yateras, en Guantánamo, pero de esos solo quedaban tres mil, según asegura El País.es.
En Yateras todavía existe una comunidad que conserva las raíces originarias de la población aborigen cubana, en ese caso son descendientes de taínos.
Las primeras investigaciones que se conocen fueron hechas por el científico Español Miguel Rodríguez Ferrer, que en 1847 recorrió amplias zonas de la isla y aportó una de las primeras referencias de supervivencia de descendientes de aborígenes en la zona de Yateras. Este investigador, después de realizar un recorrido a través de las montañas de Oriente desde el Yunque de Baracoa en dirección de lo que es hoy Guantánamo, llegó a un cerrado valle que se conoce desde entonces con el actual nombre de San Andrés, y allí encontró decenas de descendientes de aborígenes.
En el año 1901 el investigador norteamericano Slewar Culin realizó un recorrido en el que comprobó, que en ese municipio había una gran presencia aborigen en la zona de "Caridad de los indios". por otro lado en 1915 el arqueólogo norteamericano Mark Raymond Harrington visitó a Cuba, y extrajo numeroso material etnográfico y arqueológico para su museo en los Estados Unidos. En 1921 publicó su estudio sobre la arqueología aborigen titulado, "Cuba Before Columbus".
En 1930 se trasladó a una vieja y abandonada hacienda en la Misión de San Fernando, que una vez había sido propiedad del general Andrés Pico y que una vez restaurada, fue su residencia hasta 1945. Entre las piezas que se llevó de Cuba se encontraba el famoso tótem indio de Patana", un dios Taíno tallado en una estalagmita que fue hallado en una cueva de Maisí. Y aunque en Cuba se conserva una imagen similar en madera de guayacán negro, conocida como el Cemí de Gran Tierra, y que se encuentra expuesto en la Universidad de La Habana, el original sigue estando en la sala NMAI, perteneciente al museo Smithsoniano de Nueva York.
En la década del 40 el espeleólogo Irán Valdés realizó una visita a esta zona, y en sus testimonios planteó que existían unos 300 ó 400 descendientes de indios puros que no mantenían relaciones con nadie y que rehuían al contacto con los demás. Luego, en 1964, algunos de esos descendientes fueron encontrados por el antropólogo camagüeyano Manuel Fermín Rivero de la Calle, y entre ellos estaba el indio Ladislao Ramírez Rojas, conocido entonces como el “Cacique Ladislao,” residente en la zona de "Caridad de los Indios".
Este Cacique, que al parecer había llegado desde el valle de Caujerí, fue fotografiado ese año a la edad de noventa y dos años. Era el abuelo del más reciente cacique de esa comunidad, Francisco (Panchito) Ramírez Rojas, que mostramos en la primera foto y que, probablemente, haya muerto también. Al menos en 2019 estaba vivo.
India de Yateras, Taina Eloisa Rojas Ramírez. No vivió lo suficiente como para saber la composición de su código genético |
El escritor José Barreiro, ex director de la Oficina para América Latina del Museo Nacional Smithsonian del Indio Americano, le realizó a Panchito varias entrevistas que luego publicó en su libro: "Dreaming Mother Earth: The Life and Wisdom of Native Cuban Cacique Francisco Panchito Ramírez Rojas", donde resume una década de contactos con este líder indígena Guantanamero, dueño de un gran conocimiento práctico y espiritual.
Su abuelo Lasdislao Ramírez, que había nacido el 27 de junio de 1873, era hijo de Manuel Ramírez y María Juliana Rojas, nieto de María Dolores Rojas, una descendiente de Esteban Rojas que fue un legendario cacique en la primera mitad del siglo XIX entre los indios de San Andrés en el Caney. Y aunque los inicios de Ladislao fueron al servicio de España como voluntario, al final se integró al ejercito libertador tal y como aparece registrado en los archivos militares del mayor general polaco Carlos Roloff, quien fuera auditor de ese ejercito.
PROYECTO CUBA
La Dra. Beatriz Marcheco Teruelo, directora del Centro de Genética Médica de Cuba y una de las integrante del proyecto Cuba, realizó pruebas de ADN a los residentes de la serranía de Yateras y de otras zonas del oriente Cubano, como parte de un estudio genético que vino a demostrar que la herencia indígena seguía viva en la isla, una teoría que siempre defendió el historiador local Alejandro Hartmann.
Incluso en aquella zonas persiste todavía una enorme cantidad de términos de origen araucano y no solamente taíno, que aún siguen vivos en el habla de esos descendientes que proceden de deidades y organizaciones tribales como el cacique, el jefe, que podía ser mayor o menor, el behíque, un sacerdote curandero y la naboría, indígenas que trabajaban como domésticos.
Catalina Pileta del Toro, taína del valle de Caujerí. No sabe que edad tiene pero si bailar muy bien el changuí. (Rito tipico) Foto: Héctor Garrido, proyecto Cuba. periódico El País.es |
Estos resultados fueron ilustrado con las imágenes del fotógrafo andaluz Héctor Garrido, y del cubano Julio Larramendi. Según publicó el País.es, el grupo tomó cerca de 100 muestras de sangre en pequeñas comunidades del oriente cubano donde residen 27 familias que el historiador Hartmann tenía ya identificadas, en su mayoría de apellidos Rojas y Ramírez. De estas pruebas 74 resultaron válidas.
El ADN reveló que mientras a nivel nacional el porcentaje de genes de origen amerindio era del 8% frente al 71% europeo, en este grupo era cercano al 20%, con un 45,7% de su información genética procedente de ancestros europeos, 25,4% de africanos y 8,6% de origen asiático. En el caso del cacique Francisco Ramírez Rojas, de 87 años, el rastro amerindio subió al 37,7%, con un 35,5% europeo, 15,9% africano y 11% asiático.
En las fotografías, - según Garrido, - se llevó a cabo el fenotipado de cada persona a la que se le realizó el estudio de ADN. Las fotografías fueron tomadas en idénticas condiciones de luz, frente a un fondo blanco uniforme, junto con una tablilla de patrones de color y una escala en centímetros. Primero de frente, después de perfil, en tanto que Julio Larramendi realizaba fotografías del entorno en el que los miembros de las comunidades vivían, sus rutinas, a modo de documentación etno-antropológica, cómo por ejemplo sus casas, cómo cocinaban, qué herramientas usaban, etcétera.
El Habla
En nuestra peculiar manera de hablar el español, utilizamos infinidad de vocablos indígenas sin apenas saberlo. Por ejemplo yuca, majá, caguama, ocuje, ají, bejuco, bajareque, caguayo, biajaca, iguana, caguaso, jigue, manigua, huracán, jicotea, barbacoa, guanábana, bibijagua, yaguasa, jején, biajaiba, carey, tocororo o sabicú, y eso son solo algunos de los más de cien que aún se utilizan.
El cuarto presidente republicano, don Alfredo Zayas y Alfonso, confeccionó y publicó el que ha sido considerado como el más importante diccionario indígena titulado: "Lexicografía Antillana". Por ejemplo de "la jicotea" describe: "especie de tortuga que no alcanza más de un pie de largo y es muy abundante en ríos y lagunas. Su carne es muy apreciada, y tiene la particularidad de palpitar después de cortada en pedazos".
Maldita Hemeroteca
Fuente: El País.es/Internet.