LOS TENIENTES REYES: Primeros puesto a dedo de Cuba.

Vista actual de la calle Teniente Rey

En la Habana hay una conocida calle que se llama "Teniente Rey", pero que en un pasado tuvo otros nombres como "Barranco" "Santa Teresa" e incluso "Calle Basurero". (Hoy casi todas podrían llamarse así). Total, que luego de tantos nombres, la calle se bautiza con el del señor Félix del Rey y Boza, teniente del Gobernador y auditor de Guerra nacido en Cuba, que en 1780 vivió en una de las esquinas de esa calle.

Tenemos entendido que la calle Teniente Rey nace en la calle Oficios, atraviesa varias y finalmente termina hacia el Capitolio. Bueno, poco más o menos, si estamos en un error lo sentimos. Aunque el tema no es la calle en sí, ni donde está situada, si no saber quienes fueron esos "Tenientes Reyes" que tuvo la Habana, que tan importante eran que con los años llegaron a sustituir - en ausencia claro - a los mismos capitanes generales de la isla de Cuba.

Se podría decir que la primera "Teniente Rey" o "Puesto de Dedo" que tuvo Cuba fue la señora Isabel de Bobadilla, aquella noble señora que al marchar su marido Hernando de Soto, gobernador de Cuba, a tierras de la Florida, se quedó en el cargo de forma interina hasta 1544, que fue sustituida por el gobernador, y capitán general además, don Juanes de Ávila. Se había casado con Hernando de Soto en 1537, el antiguo protegido de su padre, el militar don Pedro Arias Dávila.

Decir tambien que la trola de que Bobadilla murió de amor esperando a su amado, se la habrá inventado Eusebio Leal o algún otro fantoche de la dictadura castrista para tupir a los pobres turistas, porque en realidad la Bobadilla se cansó de esperarlo y se marchó a España con un saco de maravedíes de pensión. En fin, que la giraldilla habanera - ya lo hemos dicho antes - es tan solo una copia del Giraldo de la torre de Sevilla, y no hay más. 

Un poco de historia...

Resulta que en el XVI, los gobernadores de la isla de Cuba no tuvieron más funcionarios inmediatos que los sustituyeran en el mando de la Isla, que aquellas personas que nombraba la Audiencia de Santo Domingo, hasta que por el año 1580, en que fue terminado en La Habana el castillo de la “Fuerza”, se ordenó que los alcaides de esta fortaleza sustituyeran en lo militar a los gobernadores de la Isla.

En el caso de enfermedad, muerte o inhabilitación de éstos, se encargaba el mando político de la misma a los letrados asesores del gobierno, hasta que fueran confirmados en sus puestos o fuesen reemplazados por otros que nombraba la Corona. Citando un ejemplo, el gobernador Gabriel de Lujan fue sustituido en 1583 en el mando político de la isla, por don García Hernández de Torquemada, y en lo militar por don Diego Fernández de Quiñones, hijo del conde de Luna, que a la sazón desempeñaba el cargo de alcaide del castillo de la “Fuerza”.

El 21 de abril de 1586, fue repuesto en el mando el gobernador don Gabriel de Luján, el cual en unión del esforzado alcaide Quiñones, y al frente de 500 valerosos voluntarios, defendió valerosamente la plaza de La Habana haciendo huir al temible pirata Drake, que se había presentado en las costas cubanas amenazando un desembarco, al mando de dieciséis embarcaciones mayores y catorce lanchas.

A petición del alcaide del Morro, don Jerónimo de Quero, se ordenó en 1615, que cuando hubiera una vacante en el gobierno de la isla, fuera interinamente cubierto por el alcaide de los Tres Reyes o el Morro, por ser esta la fortaleza más importante, incluso que la del castillo de la “Fuerza”. De ahí que a la muerte del maestro de campo, don José Fernández de Córdoba, ocurrida en La Habana el 20 de julio de 1685, fue puesto militar fuera ocupado por don Andrés Munive Miranda y Orquinaza, mientras que en lo político por el auditor don Manuel Murguía y Mena.

El referido don Andrés Munive Miranda y Orquinaza, natural de la fortaleza del Morro y después gobernador militar interino de la isla de Cuba, se casó dos veces en La Habana: la primera, con doña María Pedroso y Farias; y la segunda, con doña Jacinta Ruiz Guillén y Loza, dejando en Cuba, de ambos matrimonios, una ilustrada descendencia entre la cual se encuentra la familia Carrillo de Albornoz.

También su compañero en el Gobierno de la isla de Cuba, licenciado don Manuel Murguía y Mena, natural de la villa de Montalvo, oidor de la real casa de la contratación de Sevilla, dejó en nuestro país una distinguida descendencia de su matrimonio con la ilustre habanera doña Isabel Lucía Calvo de la Puerta y Chacón, perteneciente a los progenitores de los condes de Buenavista, marqueses de Casa Calvo y de la Peñuela, condes a su vez de Casa Bayona y de Mollina.

Al fallecimiento ocurrido en La Habana el 4 de diciembre de 1702 del maestre de campo, don Pedro Benítez de Lugo, capitán general y gobernador de la isla, su cargo de gobernador militar fue ocupado por el ilustre habanero don Luis Chacón y Castellón, coronel de los Reales Ejércitos y alcaide de las fortaleza del Morro, mientras que el licenciado Nicolás Chirinos y van de Walle, miembro también de una de las principales familias de la nobleza del país, ocupó el cargo de gobernador político.

El gobernador interino Luis Chacón, miembro destacado de los ilustres progenitores de los condes y señores de Casa Bayona que tomó el mando militar gozaba de gran prestigio, pues había tomado parte en Europa en las campañas de Espolla, Gerona, Puigcerdá, Camprodón y en otras guerras, como la famosa que sostuvo Carlos II contra Francia y donde fue herido de gravedad.

Su compañero en el gobierno político de la isla, el licenciado Chirinos, fue colegial del insigne San Ramón, abogado de la real audiencia y cancillería de Nueva España, regente de prima de filosofía de la universidad de dicha ciudad, su alcalde de Corte y oidor de la real audiencia de Santo Domingo, procurador general y alcalde ordinario de La Habana. Al fallecimiento del piadoso obispo Compostela, le sucedió en el gobierno eclesiástico de la isla como provisor, y además como vicario general en Sede vacante.

1929: Panadería en el No 61 de la calle Teniente Rey

El licenciado Chirinos contrajo matrimonio con la ilustre habanera doña Magdalena de Roxas Inestrosa, pariente del primer gobernador de la isla, con quien tuvo una numerosa y distinguida descendencia que contrajo a su vez, alianzas con los miembros más prominentes de la nobleza cubana. Tanto Chacón como Chirinos, encargados del gobierno de la isla, cada cual en su ramo respectivo a fuerza de concierto y de prudencia, no sólo conservaron a Cuba fiel a España en la época más crítica de la guerra de sucesión donde no contaban apenas con tropas ni marina, sino que tomaron algunas veces la ofensiva contra los enemigos de la Corona.

Los corsarios cubanos lograron algunas presas de importancia propiedad de los ingleses. Por ejemplo el gobernador de Santiago de Cuba, el habanero barón de Chávez, emprendió una expedición a las islas de Providencia y Siguatey, allí pasó a cuchillo a más de cien ingleses, les hizo ciento cincuenta prisioneros, les arrasó sus labranzas y sus casas, regresando al puerto cubano cargado con aquel botín.

El 13 de mayo de 1706, los gobernadores interinos Chacón y Chirinos entregaron el mando de la isla de Cuba al sargento general de batalla, don Pedro Álvarez de Villarín, que falleció en La Habana el 8 de julio del mismo año, teniendo nuevamente Chacón y Chirinos que hacerse cargo del gobierno. Tuvo Chacón que rechazar a cañonazos a los ingleses que se habían presentado frente a La Habana con veinte y dos bajeles, (antiguas naves de velas de grandes dimensiones) pretendiendo que el gobernador proclamara al pretendiente don Carlos de Austria, como rey de España.

Chacón y Chirinos entregaron el mando de la isla de Cuba el 18 de enero de 1708, al coronel don Laureano de Torres Ayala y Quadros, natural de Sevilla, más tarde marqués de Casa Torres, caballero de la orden de Santiago, que había sido capitán general y gobernador en Cuba. Manutuvo discrepancias con su auditor, don José Fernández de Córdoba, que elevó al rey una acusación por la cual ordenaron detener al coronel Laureano, el citado marqués de la Casa Torres, enviando a Cuba al oidor Cavero para instruirle la causa.

Por este motivo tuvo Chacón que hacerse nuevamente cargo del gobierno militar de esta Isla, en un período lleno de inquietudes internas. En 1712 fueron designados como alcaldes ordinarios a los habaneros don Martín de Palma Beloso y Morales y don Jacinto Pedroso y Calvo de la Puerta, a quienes correspondía el gobierno interino político de la isla.

Después de haber estado confinado dos años en la villa de Guanabacoa, el marqués de la Casa Torres fue repuesto en el mando del gobierno de la Isla, contrayendo matrimonio con la distinguida habanera doña Catalina Gertrudis Bayona y Chacón, hermana del primer conde y señor de Casa Bayona, y sobrina del gobernador don Luis Chacón y Castellón, con quien tuvo una amplia prole que como era costumbre, terminó enlazada con los principales miembros de la nobleza cubana.

CARGOS DE TENIENTE REY

Durante los gobiernos interinos de Chacón y Chirinos, se pudo observar que por no estar bien deslindadas las atribuciones del mando militar de las del mando civil, se producían con bastante frecuencia diferencias que había que evitar en el futuro, es por eso que se ordenó crear, en 1715, el empleo del Teniente Rey de la plaza de La Habana, al cual se consignaron el privilegio de resumir ambos mandos en la jurisdicción de la Capital, en caso de que por algún motivo se ausentara el capitán general de la Isla.

Palacio de los capitanes generales de la Habana

En la primera mitad del siglo XVIII, fue Teniente Rey de la plaza de La Habana, don Félix del Rey y Boza, natural de La Laguna, en la isla de Tenerife, oidor de las Reales Audiencias de México y Guatemala y debido a este señor que una calle de La Habana lleva su nombre, por que como ya se dijo al principio, su casa de residencia se encontraba allí. Este señor se casó en la habana con doña María Álvarez Herrera y Pastrana y como siempre, su extensa familia se enlazó con lo que más valía y brillaba en la capital cubana, dígase los Armenteros, los García Menocal, los Suárez del Villar, y otras.

Don Félix del Rey y Álvarez, hijo del anterior, también Teniente rey de la plaza de La Habana, y el doctor Carlos miembro también de esta familia, trajo a Cuba, procedente de Europa, la yerba llamada Don Carlos, que con los años invadió los campos Cubanos. Sin embargo, hay que decir que en su etapa más verde, o tierna, servía de buen forraje para el ganado, en cambio en su etapa marchita suele ser venenosa. Fue de esta planta que los Cubanos aprendieron a obtener lo que se llamó "Millo".

Seguimos... 

Cuando en 1763 se constituyó en la isla de Cuba una capitanía General enteramente independiente, y se formó una subinspección de ingenieros, el empleo de Teniente Rey fue declarado de segundo cabo y sometido a un oficial general, como lo fue en una época don Manuel Cabello y Rodríguez, coronel de los Reales Ejércitos, padre político del primer conde de Vallellano.

Posteriormente la graduación militar ya no influyó en la designación de los Tenientes Reyes, manteniendo las triples funciones de su cargo en la plaza, las del segundo cabo y de la subinspección de las tropas de la Isla, excepto entre los años 1802 y 1807, que con los cargos corrió el mariscal de campo don Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, conde de San Juan de Jaruco y de Santa Cruz de Mopox. 

Hasta 1812 se declararon unidos estos cargos en una misma persona, por ejemplo don Francisco Montalvo y Ambulodi, hijo del conde de Macuriges y hermano del conde de la Casa Montalvo. Otros cubanos también desempeñaron el cargo de Teniente Rey de la plaza de La Habana, ya como sub-inspectores y segundos cabos, siempre para suplir interinamente las vacantes de los capitanes generales de la isla.

Maldita Hemeroteca. 
Fuente: 

Artículo publicado en el Diario de la Marina, con fecha 11 mayo 1947 y firmado por "El Conde de Juan de Jaruco", que no era otro que don Francisco Xavier de Santa Cruz y Mallén Santa Cruz y del Prado, séptimo conde de Jaruco y autor del más rico compendio biográfico de nueve volúmenes titulado: "Historia de familias cubanas", considerada la más importante investigación sobre 841 familias Cubanas.

Sus artículos son verdaderas joyas de la historia de Cuba, no solo de apellidos y sus escudos, si no de hechos patrióticos, históricos e incluso de sociedad, así como lugares de interés.  Contrajo matrimonio con María del Carmen Antonia Goicoechea y Duradoña, nacida en La Habana en 1898, hermana de la Condesa de Buena Vista. Murió en 1954 en la Habana. Fue un importante redactor del Diario de la Marina 
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