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BATALLA DEL CANEY: DAÑOS A LA BASILICA DE LA CARIDAD DEL COBRE

Estado en el que quedó la basílica de la Caridad del Cobre después de la invasión de EEUU en 1898.

Ahora que la basílica de la Caridad del Cobre sufrió los daños del huracán Melissa, nos viene a la mente la vez que por poco desaparece hace 127 años. Aquel fue el mismo escenario de uno de los más sangrientos combates de finales de aquella guerra del siglo XIX.

Fue a raíz de la invasión norteamericana del 1898, y su entrada en el conflicto militar entre Cuba y España. La Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, dedicada a la Santísima Virgen María, resultó seriamente castigada y dañada por el ataque efectuado.

En esta zona, específicamente en el fortín "El Viso", fue defendido por quinientos soldados españoles al mando de los generales Tirso Albert y el ibicenco Joaquín Vara de Rey y Rubio, quienes recibieron el embate de una fuerza de casi siete mil marines al mando del general Henry Lawton.

Vara del Rey
Y fue aquí donde se produjo un hecho bastante lamentable, que denotó en gran medida la histeria belicista que se vivía por aquellos días.

Tras casi nueve horas ininterrumpidas de combates y unas bajas que superaban el 80%, al general Joaquín Vara de Rey y Rubio no le quedó más opción que ordenar a sus hombres abandonar las defensas de "El Caney".

A las cinco de la tarde cayó el Viso y sus seis blocaos de madera. Y mientras Vara del Rey, que se encontraba herido en ambas piernas era evacuado por sus hombres, siendo rematado a balazos en la misma camilla o bien por soldados norteamericanos o por los insurrectos cubanos que le apoyaban. No quedó muy claro. 

Está claro que en un combate se le dispara "a todos lo que se menea", y parece que el traslado de los camilleros con el cuerpo de su oficial pasó a ser objetivo de los disparos. Esa fue probablemente la causa de este lamentable hecho. Tal fue así, que las tropas norteamericanas no supieron quien era hasta el siguiente día. 

De cualquier forma no hacía falta rematarlo, pues en ese momento ya quedaban apenas ochenta soldados españoles completamente desorientados, el remanente de aquellos primeros quinientos que habían iniciado la defensa del Fortín. La oficialidad norteamericana ofreció las debidas disculpas, y sepultó al general que entonces tenía 57 años, con honores de su grado militar. Le dieron sepultura en una tumba cavada en la misma vereda del camino donde lo habían rematado. 

Pero regresando al tema de los daños, la basílica sufrió parte del fuego de las baterías de cañones de la primera, segunda y tercera brigadas, armas de un poderoso calibre de 81 milímetros causantes del horrible estropicio. Además, los marines contaban con las novedosas ametralladoras, armas que hasta entonces eran desconocidas por los españoles.

En la medida que se fue desarrollando el ataque, Joaquín Vara del Rey traslado su mando al portal de la basílica, de ahí algunos de los cañonazos impactaran en su fachada. Aún así, aquel medio millar de soldados españoles soportó un desigual ataque, que se extendió desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde. 

Aquí un fragmento del artículo publicado por el periódico "El Nacional de Cuba", fechado el tres de julio de 1898 y titulado: "Tropas yankis siguen su avance."
"El Caney es todo montañoso. Está atravesado de este a oeste por Sierra Maestra y Gran Piedra... Muchos riachuelos. 

Los más importantes son Aguadores y Baconao... Caney y Cristo son centros urbanos, Guaniniun, Demajayabo, Paz de los Naranjos, Zacatecas, Sevilla, Barajaguas, Lagunas, Dos Bocas, Reunión de las Yaguas, Dajao, Juan Angola y Manantuaba, son zonas rurales. 

La cabecera es San Luis de El Caney, con 1500 habitantes y a seguidas...(En El Caney atacaron de 5000 a 6000 soldados del USA Army) (Insurrección aumenta en Dpto. Oriental «por innoble proceder de yankis de entregar armas a los rebeldes»).

En noviembre de 1898 el cadáver del general fue exhumado para ser trasladado a España. Su cuerpo descansa en el Mausoleo de los héroes de la Guerra de Cuba y Filipinas, en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Le hacen compañía el valiente soldado Eloy Gonzalo, conocido como el héroe de Cascorro, por la heroicidad mostrada durante un ataque mambí a esa localidad en 1896. Incluso en Madrid hay una plaza y una estatua en su honor, obra del escultor Aniceto Marinas.

Solo agregar que la fuerza comandada por esta pareja de oficiales españoles, fue la que le había dado de baja dos años antes al león de Oriente, el general José Maceo, el 5 de julio de 1896 en la Loma del Gato, tras cruzar los cubanos la línea férrea de la Maya y se presentaron en el lugar llamado El Espartillo. Fue allí donde se toparon con las avanzadillas de estas dos columnas españolas.

Maceo, que venía presentando problemas emocionales (No le habían confiado el cargo militar que deseaba) desplegó sus fuerzas para dar combate, aunque sin tanto vigor como en otras ocasiones. El resultado fue que el ataque se demoró, y la impaciencia lo llevó a dirigirse a la Loma del Gato con su escolta. Allí se expuso más de lo que debía, y un certero disparo de un franco tirador le impactó en la cabeza y acabó con su vida de inmediato.

Aun así, las huestes cubanas le ocasionaron a los Españoles ochenta muertos y ciento sesenta heridos, mientras que los cubanos lamentaron diez muertos y medio centenar de heridos. De hecho, esta batalla hubiera sido considerada como una gran derrota española, si entre las víctimas no hubiera estado su jefe José Maceo.

Nota al margen: 

Cuenta la leyenda que en 1612 una estatua de la virgen fue avistada por tres esclavos en las aguas de la bahía de Nipe, en el extremo este de la provincia de Oriente, uno de ellos era un negro africano y los otros dos indígenas, quienes la hallaron flotando con una tablilla que decía "Yo soy la Virgen de la Caridad del Cobre". Esta basílica se encuentra a unos 20 km de la Santiago de Cuba, y desde mediados del siglo XVII pasó a ser el escudo espiritual del pueblo cubano.

Por ende, lo era también de las tropas mambisas que hasta ese momento estuvieron apoyando la invasión por varios puntos de la playa. De hecho, el llamado "padre de la patria", Carlos Manuel de Céspedes, visitó este santuario para la ceremonia de “Presentación de Armas”, tal y como hacían los caballeros medievales cuando partían hacia las guerras. Es más, el lugarteniente general Antonio Maceo y Grajales tenía como su segundo nombre "De la Caridad".

Así mismo el mayor general Calixto García, organizador del apoyo mambí a la invasión americana, la visitó junto con su Estado Mayor ese mismo año de 1898 durante un Te Deum de acción de gracias, que fue celebrado una vez finalizó el conflicto. Fueron ellos, los veteranos mambises, quienes en 1915 le solicitaron al Papa, Benedicto XV, la declarara Patrona de la República de Cuba.

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