sábado, 7 de septiembre de 2024

FOTO DE FAMILIA: MOLA-VIDAL CARO: Historias entrecruzadas

Santa Clara Cuba 

Aunque en España la revuelta que dio origen al golpe de estado nacionalista se inicio en 1936, desde principios del siglo XX ya los anarquistas y comunistas venían cometiendo barbaridades en este país. La Segunda República, Abril de 1931 y donde sustituyó la monarquía de Alfonso XIII, la izquierda ganó unas elecciones que fueron interpretadas como un auténtico plebiscito entre monarquía y república.

La victoria de los republicanos en la mayor parte de las capitales de provincia y, sobre todo en Madrid, Barcelona y Valencia, se consideró un triunfo indiscutible. Sin embargo, con esa victoria se iniciaba también una etapa caracterizada por los enfrentamientos, casi diarios, donde más de cien iglesias resultaron quemadas. De hecho de las 58 que habían en Barcelona, solo la catedral se salvó. La mayoría fueron pasto de las llamas, y no contentos con dejarlas destruidas, los republicanos expusieron en plena vía publica los cadáveres de las monjas que allí estaban sepultadas.

Cadáveres de las monjas enterradas en la 

Con la segunda etapa de la república se efectuaron elecciones generales del 19 noviembre de 1933, en las que las mujeres pudieron votar por primera vez, y en esta dos partidos, de derecha y centro-derecha, resultaron ganadores. El líder del Partido Republicano Radical (PRR), Alejandro Lerroux, recibió el encargo de formar gobierno. Para ello, necesitó el apoyo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), una coalición política de partidos católicos y de derechas. 

En cambio el marxista Francisco Largo Caballero, "El Lenin Español", era un dependiente de la Unión Soviética. Su fanatismo sectario fue tal, que hasta dicen que el propio Stalin tuvo que pedirle «cierta moderación» en una carta. Este señor amenazó con armar una "bendita" (rebelión) si la derecha accedía al Gobierno, victoria que al final fue consumada con el 40.5% de los votos y 197 escaños alcanzados. El 3 de octubre de 1934 varios ministros de derechas se incorporaron por fin al Consejo de Ministros, y dos días después el PSOE cumplió sus amenazas. 

Encabezó una rebelión armada en Asturias, con el apoyo del Partido Comunista. Tras dos años de este gobierno de centro-derecha, el republicano Manuel Azaña lideró la formación del Frente Popular, una coalición que aglutinó a varios partidos de izquierdas para hacerles frente. 

Ministro José Calvo Sotelo asesinado en julio de 1936 por el pistolero socialista Luis Cuencas. Ha sido considerado la ultima víctima de la ola de violencia del frente popular que desató la guerra civil.

Esta era un enjambre de socialistas, republicanos y comunistas pertenecientes al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Comunista de España (PCE), giró en torno al Kremlin de Moscú. «Habrá soviet en España en cuanto caiga Azaña», afirmaba Largo Caballero en una entrevista al diario La Prensa en febrero de 1936 o, “El socialismo exige ahora una dictadura proletaria y antes de cinco años España será soviética”, fueron algunas de sus frases más retoricas. El propio archivo histórico del Partido Comunista Español entre 1931 y 1936, constata la supeditación táctica y estratégica de la dirección al estalinismo soviético.

Según fuentes españolas, fueron asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 frailes y 296 monjas, lo que equivalía a uno de cada siete sacerdotes y a uno de cada cinco frailes. Todos esos asesinatos se produjeron en la zona bajo el control de los socialistas y los comunistas. Se estima que  7.000 religiosos, entre obispos, sacerdotes, monjas y seminaristas y de entre 60.000 y 70.000 seglares o laicos, pero represaliados igual por odio a su fe católica.

El 16 de febrero de 1936 se celebraron elecciones de nuevo, las terceras convocadas durante la Segunda República y con un 72,9% de participación, donde la coalición de esos ocho partidos resultó la ganadora. A partir de ese momento el clima de tensión en España era cada vez más grande; y la población empezó a criticar al Frente Popular por no ser capaz de mantener el orden público. 

Mientras tanto la URSS mostraba su preponderancia en todos los aspectos: la política general, la prensa, la organización del terror, el ejército popular —sujeto al comisariado político y vigilado por la misión militar soviética— y la hacienda pública, que envío dicen gran parte de las reservas de oro del banco de España a la URSS, más los bienes particulares depredados por los revolucionarios o por intervención estatal. 

En julio de ese año llegaron al extremo de asesinar, dos tiros en la nuca, al político José Calvo Sotelo, mientras era detenido. Había sido ministro durante la dictadura de Primo de Rivera y uno de los más críticos con el gobierno republicano. Este asesinato acabó enfureciendo a los partidarios de derechas, resultando la chispa que hizo estallar el golpe de estado de 1936. 

Retirando los cadáveres fusilados en Paracuellos


Otro de los crímenes más notorios fue el asesinato de 6 jóvenes seminaristas en la ciudad de Oviedo, en Asturias, la mayoría de entre 17 y 18 años, asesinados el 7 de octubre de 1934 al grito de "Matadles que son curas". Este hecho dio rienda suelta a la mayor persecución religiosa en toda la historia de la Iglesia. Así las cosas, el 17 y 18 de julio de 1936, las tropas militares españolas que se encontraban acantonadas en África se alzaron frente a esta coalición izquierdistas, y aunque en un inicio falló, al final derivó en tres años de cruenta Guerra Civil entre 1936 y 1939.

FUSILAMIENTO DE PARACUELLOS DE JARAMA 

Según ha documentado el destacado hispanista británico, Julius Ruiz, uno de los mayores expertos en el terror rojo, el Gobierno de Francisco Largo Caballero tuvo total responsabilidad y conocimiento del fusilamiento de las "sacas" (En Cuba cordilleras o traslados de presos) de Paracuellos. La matanza tuvo como responsable al comunista Santiago Carrillo, pero las órdenes venían del Comité de Defensa y del Gobierno de Largo Caballero.

Las ordenes de detención fueron "firmadas" por el delegado de orden público, Segundo Serrano Poncela, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas. La masacre, en la que se calcula que fueron pasados por las armas más de 4,500 personas, una cifra que aun no ha sido esclarecida definitivamente, incluyó a centenares de mujeres y 50 niños - todos varones - pero que si tenemos en cuenta que en aquella época eran menores hasta los 23, entonces la cifra se dispara hasta 275. (Aquí los nombres de los 50 niños)

La relación la publicó el periódico "El Mundo" por medio de una esquela, donde apareció uno de los fusilados con sólo 13 años, 2 de 15, 8 de 16 y 39 de 17 años. La matanza fue organizada por directores de las prisiones que trasladaban a reclusos bajo su custodia, gracias a falsas órdenes de salida firmadas por el director general de seguridad, el comunista Poncela. 

Fosa común del régimen Franquista 

Varias de aquellas "sacas", fueron desviadas hacia los lugares del arroyo San José, en la vega del río Jarama, donde fueron ultimados sumariamente. Ya tenían hasta las fosas preparadas. Según el otro historiador e hispanista británico Paul Preston, aquella fue la mayor atrocidad cometida en territorio republicano durante la guerra civil.

Entre los fusilados se encontraban militares que habían participado en la sublevación o que no se habían incorporado a la defensa de la república,​ falangistas, religiosos, aristócratas, militantes de la derecha, monárquicos y conservadores, que en su inmensa mayoría habían sido detenidas por ser consideradas partidarias a Franco, y encarceladas sin amparo legal ni acusación formal.

Así mismo, durante la guerra miembros del PSOE y del PCE crearon centros de detención y tortura conocidos como "checas o chekas", al más fiel estilo de la sanguinaria policía política bolchevique de la dictadura de Stalin que les apoyó hasta en esto, en la torturas. Miles de personas fueron detenidas y llevadas a esas 447 checas (375 solo en Madrid) por motivos políticos y religiosos, incluyendo madres con bebés. 

Algunas cifras indican que fueron asesinados 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos, 13 obispos, 283 religiosas, muchas de éstas mujeres fueron además, violadas, y miles de laicos católicos asesinados por su fe o por su ideología. En aquellos fusilamiento de Paracuellos de Jarama, hubo una cubana que salvó su vida de milagro. Se trataba de la esposa del famoso humorista y dramaturgo gaditano, Don Pedro Muñoz Seca, y su nombre era Doña María Asunción Ariza Díez de Bulnes con el que tuvo 9 hijos. Ella también fue detenida aunque fue puesta en libertad posteriormente, entre otras cosas gracias a su ciudadanía cubana.

Cementerio donde están sepultados los fusilados de Paracuellos

Su esposo, según lo contó su nieto al periódico "La Razón", mientras su abuelo se fumaba un pitillo, fusilaron a los primeros cincuenta, en tanto que su abuelo fue incluido en la segunda tanda. En una segunda tanta de cincuenta más fue incluido su abuelo, que fue abatido con ametralladoras de trípode fijas en el suelo, de ahí que el sepulturero le contara 13 impactos, más el de gracia. Sus únicos delitos fueron ser católico, monárquico y de derechas. 

Fue enterrado en una zanja con el numero cinco, fueron el de ser un hombre de derechas, católico y monárquico. Uno de los que "viró la cara" fue el poeta Rafael Alberti, cuando la familia acudió a él a pedirle ayuda. No movió ni un dedo en este sentido. Como iba hacerlo, si este señor dirigía el Comité de Intelectuales Antifascistas junto a su pareja María Teresa León. 

En 1991 este miserable sujeto fue condecorado por dictador Fidel Castro con la máxima orden que concede esa dictadura, la orden José Martí, quien debió revolverse en su tumba ese día probablemente. Se supone que si Doña María Asunción Ariza salvó su vida, fue gracias a que más de mil voluntarios cubanos marcharon a España a combatir en las filas comunistas, entre ellos Pablo de la Torriente Brau, el pintor Wilfredo Lam o el periodista y abogado Rolando Masferrer.

Se estima que en aquella guerra murieron 300 mil españoles, entre 150 mil combatientes y el resto asesinado. El historiador británico Hugh Thomas que tanto sabía de la guerra de Cuba en el siglo XIX, cifró en su libro "La Guerra Civil Española" de 1961 la cifra en 90 000 víctimas del bando republicano y 60 000 en el sublevado, y que fue liderado por el general Emilio Mola Vidal, un militar español nacido en Cuba, y que por cosas de la vida fue sobrino del general mambí Leoncio Vidal y Caro.

La familia. Don Pedro Muñoz y Doña María Asunción al completo. Fue detenido en 4 de agosto de 1936 en la ciudad de Barcelona y fusilado por los comunistas en Paracuellos de Jarama, Madrid, mientras era trasladado.


LEONCIO VIDAL

En el siglo XIX la ciudad de Santa Clara sufrió dos asaltos, el primero el 24 de enero de 1896, en las afueras de Santa Clara, y el otro, el 23 de marzo, cuando cuatro columnas del ejército mambí irrumpieron en la ciudad. Fue en ese donde el coronel Leoncio Vidal perdió la vida. Hoy, 23 de marzo, se conmemora el 128 aniversario de su muerte.

Era hijo de don Leoncio Salvador Vidal Tapia, natural del pueblo de Navarclés, en Barcelona, y de la cubana Marina del Rosario Caro Reyes —conocida por Charito— nacida en San Antonio del Río Blanco del Norte, en la localidad de Jaruco, en la Habana. Vidal y Caro se había incorporado a las fuerzas mambisas el 20 de junio de 1895, y sus grados de coronel los había obtenido apenas 24 horas antes de encontrar aquel innecesario derroche de valentía, en medio de una plaza como Santa Clara fuertemente defendida por fusileros españoles. 

Por su parte el general Mola había nacido en Placetas, provincia de Las Villas, Cuba, ya que su padre, Emilio Mola López, capitán de la guardia Civil que había sido destinado allí por el ejercito español. La hermana del coronel mambí, doña Ramona Vidal, se había casado con este militar y fueron padres del niño Emilio Mora Vidal. Los hermanos Vidal eran cinco, si sumamos a José, que era poeta y luego alcalde de Camajuaní durante la intervención norteamericana, a Lino, que apareció muerto en un calabozo y Rosa.

Con los años su sobrino Leoncio Mola lideró en España, junto a otros militares como Francisco Franco, José Enrique Varela, Manuel Goded, Alfredo Kindelán y José Sanjurjo, el golpe de Estado de 1936 que puso fin a esa republica comunista. Su muerte en Alcocero el 3 de julio de 1937 en un accidente de aviación, propició que el gallego Francisco Franco Bahamondes asumiera el liderazgo nacionalista y anti comunista que dio como resultado cuarenta años de dictadura.

Y apropósito de los Cubanos...

Por sarcasmo, o ironías de la vida, miles de paisanos en la isla de Cuba tienen depositada su poca esperanza en una ley de ciudadanía española, que se supone los haría libre al poder escapar - precisamente - de ese sistema comunista que le tiene sometido desde hace 65 años, y que ha provocado además un éxodo de casi 3 millones de personas, más de 400 mil por la frontera sur de los Estados Unidos en los últimos 5 años. Y aunque sabemos que muchos de ellos - la gran mayoría posiblemente - no tienen ni idea de lo ocurrido mientras que a otros les importa bastante poco, que al menos sepan el horror que hubo detrás de esa "milagrosa carta de libertad" que tanto persiguen.

Maldita Hemeroteca

Fuentes: Prensa Española.
"Guerra Civil Española". Hugh Thomas. 
Penguin Random House. 1976

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