martes, 17 de septiembre de 2024

SALVADOR ALLENDE: La cara B del disco. (II)


Por lo general, siempre que recordamos al extinto presidente de Chile Salvador Allende lo hacemos en clave dramática: la de su inmolación, el 11 de septiembre de 1973 o la de un héroe que murió por su pueblo. Sin embargo, hay otras historias de este controvertido personaje que de solo leerlas les pone los pelos de punta a cualquiera.

Y no nos referimos al atajo de amantes que tuvo no, más bien a lo tremendamente radical y peligroso de su pensamiento político, y que la historia se ha encargado de develar y poner en su sitio además. Empezando por lo realmente afligido que se sintió ante la muerte de un asesino histórico como Iósif Stalin.

Allende presidió en primera fila el acto por la muerte del secretario general del PCUS el 5 de marzo de 1953, junto a otras personalidades de la izquierda local como Pablo Neruda, el mismo que fue devoto de Fulgencio Batista y luego de Fidel Castro. No es de extrañar que la URSS le haya endorsado a Allende la nada despreciable cifra de 450 mil dólares para financiar su carrera presidencial.

Las huellas de la KGB en la elección de Salvador Allende en 1970, y posteriormente en su gobierno, están detalladas en el Archivo Mitrokhin - actualmente en el Centro de Archivos Churchill. Una parte de esos archivos, los que pudieron ser autorizados para su publicación, se transformaron después en dos libros escritos por Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin, donde aparece descrito detalladamente la importancia de Allende para el Kremlin y su cooperación secreta que tuvo con ellos. Especialmente con Yuri Andropov, entonces jefe del KGB. Se llegó a asegurar incluso, que Allende fue más importante para los Rusos que el propio Fidel Castro.

No en balde le premiaron con la medalla "Lenin", que una vez que ganó las elecciones se fue hasta Moscú para agradecer el favor. No entendemos como se podía pensar de esa manera siendo un demócrata la verdad, pero en fin, sigamos. A fines de 1970, Allende le otorgó la amnistía a 41 terroristas de los grupos MIR y el MAPU que habían sido condenados por delitos de asaltos a bancos, supermercados, por cometer violaciones, secuestros y asesinatos, entre ellos su propio sobrino Pascal Allende. 

Por cierto, vivió en la clandestinidad a pesar de ser un objetivo de las fuerzas represivas del régimen de Augusto Pinochet. Entonces se le escuchó decir al presidente: "Sé que asaltaron bancos sí, pero arriesgaron su vida por un ideal". Es increíble la cantidad de información que los cubanos ignoramos de este dios de la izquierda, que por otro lado asustaba con su radicalismo. 

En una ocasión el abogado y eurodiputado por el partido VOX, Juan Carlos Girauta, afirmó - citando un libro escrito por el propio Allende - que en los años treinta fue un convencido antisemita. Que fue capaz de creer en la predeterminación genética de los delincuentes, que consideraba a los revolucionarios como psicópatas peligrosos que había que tratar como enfermos mentales e incluso, propugnó la penalización de la transmisión de enfermedades venéreas y defendió la esterilización de los alienados mentales, la llamada Eugenesia.

¡Wow!

Oiga, nos va a perdonar, pero eso son ideas propias de Stalín o del mismísimo Hitler. De hecho, en una ocasión que fungía como ministro de salud pública del gobierno del izquierdista Pedro Aguirre Cerdá, elaboró esta ultima idea como un proyecto de ley que acabó - afortunadamente - guardado en una gaveta por el gran rechazo que provocó.


En esa tesis de 1933, llegó a afirmar que era necesario desarrollar "un trípode legislativo en defensa de la raza", ó sea, "la esterilización de los alienados mentales". De los judíos dijo: "Se trata de un pueblo caracterizado por determinadas formas de delito, como la estafa, la falsedad, la calumnia, y, sobre todo, la usura”. Incluso se le vio decir en una ocasión: "Me podrán llamar de todo, pero nunca ladrón ni maricón".

Como habrá sido el escándalo cuando estos datos se hicieron públicos por primera vez en un libro editado en España en 2005, que los voceros de su legado, entre ellos la fundación que lleva su nombre, acudieron sin éxito a la justicia para pedir la censura, cuando se trataban de transcripciones de su propia “autoría”, que por otro lado lo entrecomillamos porque plagió bastante el pensamiento de gente tan nefasta socialmente como el endocrino Nicola Pende, un connotado fascista, o el criminólogo italiano Cesare Lombroso.

Hombre, más allá de esa homofobia muy típica de aquellos años, se podría entender también porque se opuso a las solicitudes del atrapa nazis Simón Wiesenthal, cuando intentó capturar al criminal alemán Walter Rauff residente en el país. También es cierto que su negación a la extradición fue basada en el cumplimiento de una sentencia firme de la Corte Suprema de 1963, que impedía culpar a alguien de asesinato una vez hubieran transcurrido los quince años. En este caso ya habían pasado dieciocho. 

Aún así, lo cierto fue que el responsable de la muerte de medio millón de personas vivió en Punta Arenas, Chile, muy ricamente además, donde fue un exitoso empresario y todo. Incluso, "compartió sus conocimientos" con la DINA, la dirección de inteligencia militar chilena. Murió en su casa de Santiago, el 14 de mayo de 1984 de un ataque al corazón, y hasta la iglesia luterana le expidió su pasaporte con visa al cielo. 

Por otro lado Allende gustaba de vinos finos, las ostras y el caviar, el Chibas Regal era su whiskey favorito, así como los objetos de arte, trajes bien cortados, tenía cientos de ellos, se cuenta que su ropero era impresionante, no por gusto le llamaron "el pije", (pijo o presumido). Marcas como Ray Ronson, Lottusse, Burberry etc, y por supuesto las mujeres, sobre todo cuando estaban elegantemente vestidas. Al "Chicho", como le llamaban sus íntimos, le gustaba lo bueno como a todo buen revolucionarios que se respete. "No seré más revolucionario si ando con los codos rotos", respondía a los que le criticaban.

Son tantas las cuestiones que desconocemos acerca de este señor, que no pasa un día leyendo que no te quedes perplejo. Y pensar que su nombre manchó - a mi modo de ver - una de las calles más importantes y hermosas de la ciudad de Habana y de toda Cuba, la avenida Carlos III. Y hasta creo que no fue por gusto, pienso que Fidel Castro lo decidió así porque sabía lo que había significado ese monarca en el desarrollo de una isla, que luego se empeñó personalmente en destruir. (Fin de la segunda parte)


Jorge García
Maldita Hemeroteca

Jorge García
Maldita Hemeroteca

Fuentes: 
--Eduardo Labarca.
Salvador Allende: Biografía Sentimental 2004.
--The Clinic
--Libertad digital
-- Entrevista de Patricia Espejo Braín.
"Palabra Pública" 
--Gap-Chile
-- Rafael Rojas. 
"Allende, el suicidio y la posverdad". Rialta.


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