LA ULTIMA PESETA QUE SALIO DE CUBA

El barco Buenos Aires en aguas Cubanas. // 

El primer día del año 1899, a las doce en punto de la mañana, el general Castellanos, en nombre del Gobierno de España, hizo entrega oficial de la isla de Cuba a las autoridades de los Estados Unidos en cumplimiento del Tratado de París. La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de la Capitanía General, en La Habana. 

Desde ese preciso momento Cuba dejaba de ser una colonia, provincia española o como quieran llamarle, aunque la repatriación de las tropas había comenzado varios meses antes tras la derrota de la escuadra del almirante Cervera y la capitulación. Así continuaría hasta bien entrado ese mismo año. Cádiz, durante esos meses, recibía semanalmente varios buques cargados de soldados, en su mayor parte plagados de enfermedades tropicales.

También viajaban a bordo empleados públicos y familias que no habían querido permanecer en la isla. A la misma hora en que se procedía a arriar la bandera española, el vapor Buenos Aires, de la Compañía Trasatlántica, ultimaba las faenas para abandonar La Habana y poner rumbo a Cádiz. En el vapor habían embarcado un total de 2. 609 pasajeros y un batallón del Regimiento de León.

Pocos momentos antes de zarpar, subió a bordo un gaditano que pidió hablar con el sobrecargo del buque, José Cuenca, también natural de Cádiz y antiguo amigo suyo. Le hizo entrega a Cuenca de un billete de mil pesetas, importante cantidad en aquellos años, colocado en el centro de una artística cartulina pintada a mano con una bandera de España en el centro y la leyenda que decía: “Triste recuerdo. Uno de enero de 1899”. En la cartulina, debajo del billete, el gaditano había escrito: 

 “A las doce horas menos algunos minutos de este triste día, cuando está a punto de ser arriado el glorioso pabellón español de la fortaleza del Morro de La Habana, en señal de cese de la soberanía de España, un hijo de Cádiz hace solemne entrega del billete del Banco de España número 81.838, valor de mil pesetas, a su amigo don José Cuenca, sobrecargo del vapor Buenos Aires, poco antes de zarpar para la Madre Patria.

El donante considera lo más apropiado aliviar las penas de los valientes enfermos repatriados que lucharon por conservar para España este que fue pedazo de su territorio, y a ese objeto dirige su donativo al presidente del Casino Gaditano rogándole que, por medio de rifa, subasta o cualquier otro medio eficaz que le sugiera su celo, procure obtener del billete mayor valor y poder contribuir a los fondos necesarios para cumplir la patriótica misión que se ha impuesto el Casino en favor de los repatriados víctimas de heroísmo y abnegación por la Patria”

La salida del vapor Buenos Aires de la Habana estuvo rodeada de gran agitación en el muelle. Como también ocurría con otros barcos repletos de repatriados, algunos cubanos hacían gestos obscenos e insultaban a los soldados apiñados en la cubierta. En cambio otros acudieron a despedir con vítores y con banderas de España. Estaban divididas las opiniones. El 16 de enero el "Buenos Aires" llegó a Cádiz. 

El sobrecargo José Cuenca se trasladó de inmediato al domicilio del presidente del Casino, Rafael de la Viesca, para hacer entrega del referido billete. El Casino Gaditano, fiel a su tradición iniciada con motivo de las guerras de África, tenía abierta una suscripción para atender los gastos de hospital de numerosos soldados repatriados de Cuba y Puerto Rico. 

Rafael de la Viesca decidió realizar una rifa para sacar mayor rendimiento al billete, logrando vender un total de 1.041 papeletas de cinco pesetas cada una, obteniendo un total de 5.205 pesetas en total. Para el sorteo, el Casino Gaditano organizó una verbena popular el 11 de febrero a la que acudieron las bandas de música de los regimientos de la plaza, Álava y Pavía. 

Una joven que se había sacado el número premiado era un operario de la Compañía Trasatlántica de nombre Heraclio Yuste Diosdado, radicado en la Habana, que bajo el anonimato quiso donarlo. El Casino Gaditano envió una carta de agradecimiento al sobrecargo del vapor "Buenos Aires", para que se la hiciera llegar a su generoso amigo de la Habana. Simbólicamente, aquel billete fue considerado como las ultimas pesetas que salieron de Cuba.

Por José María Otero. 
Diario de Cádiz
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