En general la comunidad indígena cubana ha sido bien estudiada y muy bien documentada, sin embargo parte de su pasado no ha sido muy difundido, mas bien escamoteado.
Entre algunos de los trabajos más importante están los del profesor Fernando Ortíz, el arqueólogo norteamericano Mark Raymond Harrington, el americanista Antonio Bachiller y Morales, el doctor Manuel Rivero de la Calle, el periodista Leví Marrero Artiles e incluso, el cuarto presidente cubano durante la republica, el doctor Alfredo Sayas y Alfonso, que gracias a su sabiduría en este tema contamos con el diccionario de vocablos indígena.
Esos estudios cifraron en cien mil la cantidad de aborígenes que había en Cuba en el siglo XVI, sin embargo, para finales de ese mismo siglo, y a raíz de finalizadas las encomiendas, esa población se había reducido drásticamente a solo cinco mil. Con el paso de los años fueron quedando cada vez menos, y en la actualidad restan unos pocos - casi todos en la zona de los valles de San Andrés y Yateras - en la Región de Guantánamo, que hasta hace muy poco estuvieron representados por el cacique de la Montaña, Francisco Ramírez, ya fallecido.
--Un reciente estudio multidisciplinario realizado por investigadores y paleontólogos españoles y cubanos, "Proyecto Cuba", arrojó que 27 familias en 23 comunidades del de esa zona Oriental del país presentaron genes indígenas amerindios en las pruebas de ADN.--
Sin embargo la historia de Cuba se guarda un pasaje un tanto turbio acerca de estos aborígenes, el bélico en este caso y del que se habla muy poco porque no conviene. El tema sigue siendo un tabú, porque aunque parezca increíble, la mayoría de esa población indígena estuvo prestando servicios al ejercito español en el siglo XIX, y muy leales por cierto. ![]() |
| Localidad de Yateras en Guantánamo. // |
Hay que partir de que en su calidad de vecinos, los indios estaban convocados a la defensa del territorio frente a lo que creían era una amenaza externa, dígase con esto la presencia de bandidos, de guerrilleros, de rebeldes o incluso de mambises y sobre todo los negros esclavos con los cuales no comulgaban de ninguna de las maneras.
Pero no solo los indios, es que en aquel contexto político que se vivía en Cuba una carrera militar significaba una posibilidad directa de ascenso social dentro de los grupos y castas. Ese fue el motivo por el cual aquellos indígenas se pusieran al servicio del más fuerte. Nada nuevo y en la historia de Cuba menos.
Siempre se destacaron por un singular talento y destreza en las tareas de vigías, rastreadores-persecutores y milicianos en general. A eso súmele que ya desde entonces, y gracias a las prebendas y derechos que gozaban de la corona, se consideraban superiores a los negros africanos en la escala social.
De manera que en aquella dinámica colonial aprendieron a negociar su obediencia y servicios vinculándose a labores defensivas que, con el tiempo, pasarían a formar parte de su propia identidad. Esas milicias de distintas etnias, ya fueran Taínos, Siboneyes o Guanatahabeyes, fueron constituidas en varios puntos de la Isla.
Las habían lo mismo que en el Caney, en Santiago de Cuba como en la Habana, pero fue en Guantánamo donde estos batallones de voluntarios conocidos como los "Indios de Yateras", resultaron un verdadero dolor de cabeza para las tropas mambisas.
No hay mas que leer un fragmento en el diario de José Martí para comprender esa triste realidad. A poco de desembarcar en Playita de Cajobabo, en Imías, y puestos en dirección a "Dos Ríos", Martí y el general Máximo Gómez pernoctaron una noche en casa de una india llamada Domitila:
Así lo anota el apóstol en su diario de campaña el día 23 de abril:
"Domitila, mujer india, ojos ardientes, ágil y buena… salta al monte y trae un jardín de tomates, cilantro, orégano, hierbas… ¿Pudiera ser cierto que Flor Crombet, Flor el gallardo, esté muerto? … ¿que los indios de Garrido causaron tal traición?."
"Pelean esos puercos, pelean así por el peso que les pagan, un peso al día menos el rancho que les quitan. Son los vecinos malos de los caseríos, o los que tienen un delito que pagar a la justicia, o los vagabundos que no quieren trabajar, y unos cuantos indios de Baitiquirí y de Caujerí".
Por otro lado el generalísimo Gomez, más arisco y brusco como siempre, discrepaba de esa opinión. Y aunque omitió que hasta el propio Antonio Maceo y su hermano José intentaban reclutarlos constantemente con la promesa de entregarle nuevas tierras, "resaltó sus cualidades".
Aquí los retrataba Gómez:
Según apuntes del investigador Juan José Expósito Casasús, experto en la vida del mayor Ignacio Agramonte, existen algunos pasajes narrados por el general de división catalán José Miró Argenter, donde afirma que hacia el 1883 se crea la primera compañía de voluntarios compuestas por indígenas de Yateras, bajo el mando del entonces capitán Lescaille, un ex oficial cubano de la guerra de 1868 devenido en guerrillero.
En sus inicios, esta compañía se dedicó a la persecución de bandidos que amenazaban las zonas cafetaleras y la propia comunidad indígena, pero al estallar la guerra de 1895 pasaron a integrar las escuadras de Santa Catalina del Guaso, que entonces dirigía el comandante gaditano Don Pedro Garrido y Romero.
Liderados por el cacique indígena Ezequiel Rojas, se convirtieron en un activo y eficiente aliado de las fuerzas Españolas, así como un incómodo obstáculo para el ejercito libertador.
En marzo de 1895 fuerzas mambisas atacaron el cafetal "El Ermitaño", ubicado en la zona de "La Felicidad" y propiedad de Enrique Lescaille, un ataque que fue defendido y rechazado con éxito por la compañía de voluntarios de Yateras al mando del capitán Lescaille Chivás.
Los hermanos Vicente y Enrique Vázquez Lescaille participaron en la Guerra de Cuba al lado de las fuerzas españolas, más que nada preservando sus intereses y posesiones familiares. Para el mes de abril de 1895, esta compañía ya se había hecho célebre en Guantánamo como los temibles "Indios de Yateras”, convertidos ya en un batallón de voluntarios de gran experiencia como efectivos rastreadores, y como enérgicos y bien disciplinados combatientes de montaña.
De hecho, el propio general José Maceo intentó con todas sus fuerzas reclutarlos para la causa Cubana. Con tal de conseguirlo, se valió de dos colaboradores muy conocidos en la zona, el ex rancheador Pedro "Periquito" Pérez y el ex indio de Yateras, Silverio Guerra Téllez, cuya amiga, Cristina Pérez Pérez, era una famosa comadrona, brujera y espiritista, que contaba con mucha influencia en la comunidad aborigen guantanamera.
Cristina Pérez, de descendencia catalana, estaba casada con el cacique menor Ramón Ramírez Suarez, y era sospechosa de simpatizar con la causa libertadora. Mantenía una cercana amistad con el joven Silverio Guerra Téllez, un ex integrante de los indios de Yateras que se había sumado al regimiento Hatuey al mando del dominicano Dionisio Gil de la Rosa. Este indígena finalizó la guerra como teniente coronel en el ejército libertador.
Hacia finales de marzo y principios de abril de 1895, Cristina habló con varios caciques mayores y menores de la población de Yateras, que estaban contratados al servicio del ejército español y en nombre de los hermanos Maceo les prometió nuevas concesiones de tierras.
Fue durante este período del diez de abril que los hermanos Maceo fueron atacados por estos temibles guerrilleros de Pedro Garrido, "Los Indios de Garrido", casi todos de la raza taína. Podían controlar la importante área comercial entre Guantánamo y Santiago de Cuba y, sobre todo, evitar la incorporación de hombres a las fuerzas libertadoras. Aun así, el general Maceo consiguió convencer a varios de ellos.
LA MUERTE DE CROMBET
La rápida caída del brigadier Adolfo "Flor" Crombet Tejera apenas desembarcar, ha disparado a través de los años diversas teorías conspiranoicas que señalan a José Maceo como responsable de su muerte. Todas están basadas, por supuesto, en la antigua rivalidad con su hermano Antonio, con quien tenía incluso pactado un duelo a muerte al finalizar la guerra.
La rápida caída del brigadier Adolfo "Flor" Crombet Tejera apenas desembarcar, ha disparado a través de los años diversas teorías conspiranoicas que señalan a José Maceo como responsable de su muerte. Todas están basadas, por supuesto, en la antigua rivalidad con su hermano Antonio, con quien tenía incluso pactado un duelo a muerte al finalizar la guerra.
Sin embargo, el investigador León Primelles aseguró que esa muerte fue obra de uno de aquellos indios rastreadores de Yateras de nombre Guadalupe Ramírez Rojas, conocido como "Rojitas", señalado por la comadrona Cristina como un indio muy peligroso y de gran popularidad e influencia entre su gente.
Dijo incluso que en que en varias ocasiones la había amenazado a ella con denunciarla a los voluntarios españoles. Que si no lo había hecho era por el respeto que le tenía, ya que esta mujer era una célebre espiritista que, una vez en trance, "contactaba con espíritus indios en el más allá".
Mensaje directo al corazón. Al siguiente día varios de aquellos indios se unieron a las fuerzas mambisas , entre ellos los hermanos del cacique Ladislao Ramírez, Lucas, Jacinto, Carlos Cancio, José y Natalio.
Este hecho fue narrado por un testigo ocular entrevistado por el Dr. Luis Morlote, y que el historiador oficialista guantanamero, José Sánchez Guerra, corroboró en uno de sus trabajos. Al finalizar la guerra la señora Cristina Pérez y su esposo recibieron los grados de capitán del ejercito libertador.
En carta fechada el 21 de julio de 1895, José Maceo escribe al tesorero de la junta insurrecta en New York, Benjamín Guerra, que varios de los indios de Yateras se habían pasado a las tropas insurrectas integrando el regimiento Pineda, más tarde rebautizado como Hatuey, nombre del líder indígena llegado de republica dominicana ejecutado supuestamente por los colonizadores españoles en 1513.
El regimiento Hatuey estuvo dirigido por el brigadier dominicano Dionisio Gil de la Rosa, y por el joven teniente Silverio Guerra Téllez. Tomó parte en el combate de Sao del Indio, en agosto de 1895, liderado por el comandante Francisco Rojas. Por otro lado en marzo de 1896, rescataron un importante cargamento de tres mil rifles que, debido a la persecución española, habían sido abandonado en la costa.
En julio de ese año estuvieron al lado del general José Maceo, cuando este fue abatido de un balazo en la cabeza en el combate de la Loma del Gato. En octubre, en la Batalla del ingenio francés Romelié, conocido como el fortín de Romelia en la zona de Yateras, el regimiento Hatuey derrotó a una tropa de voluntarios españoles.
En julio de ese año estuvieron al lado del general José Maceo, cuando este fue abatido de un balazo en la cabeza en el combate de la Loma del Gato. En octubre, en la Batalla del ingenio francés Romelié, conocido como el fortín de Romelia en la zona de Yateras, el regimiento Hatuey derrotó a una tropa de voluntarios españoles.
En este combate participó la brujera Cristina y otro de los hermanos Ramírez Rojas, quien fuera conocido después como el cacique Ladislao, abuelo del hasta hace muy poco cacique de la zona de "Caridad de los Indios", Francisco "Panchito" Ramírez Rojas. No fueron muchos, pero algunos de aquellos excelentes combatientes de Yateras se unieron a las tropas mambisas, e incluso fueron al occidente durante la histórica campaña de Antonio Maceo.
Una parte importante del "Regimiento Hatuey" bajo el mando de Silverio Guerra, había sostenido operaciones en la zona Guantánamo–Santiago de Cuba. La tropa de Guerra fue elegida para integrar la “invasión” occidental. El Regimiento Hatuey fue disuelto en 1899, pero el cacique Ladislao vivió hasta el año 1974 con ciento un años.
En cuanto al teniente Silverio Guerra, su nombre aparece registrado en los archivos del ejercito libertador del general polaco Carlos Roloff con los grados de coronel y murió el ocho de enero de 1927, en su casa de la calle Luz Caballero, esquina a Prado, en Guantánamo.
Maldita Hemeroteca
Fuentes:
-León Primelles, “La revolución del '95, según la correspondencia de la delegación cubana en Nueva York, (Biblioteca Histórica Cubana)". Universidad de Berkeley, California.
-Mayor General Carlos Roloff Mialofsky, “Índice Alfabético y Definiciones del Ejército Libertador de Cuba".
-Manuel Rivero de la Calle, "Los Indios cubanos de Yateras". Cuba Arqueológica. Santiago de Cuba, 1978
-José Sánchez Guerra, "La Capitana del Regimiento Hatuey". El Mar y La Montaña, revista de Guantánamo. Octubre 30, 1998









