Navidades en Cuba republicana. // 

¿Qué pasaba en Cuba los 25 de diciembre?. Pues básicamente se seguía disfrutando. En este caso se hacía una cena llamada "montería", donde los alimentos restantes de la cena anterior ocupaban de nuevo el protagonismo.

Luego de una pausa de seis días, las fiestas continuaban el 31 de diciembre, acompañando al año que se iba, y terminaban el día 6 de enero con el día de Reyes, una jornada muy especial para los niños que recibían ese día sus esperados regalos y juguetes. En cambio, si nos vamos a lo social, vemos que en Cuba sucedieron cosas muy importantes, sobre todo aquel año de 1958. 

Ese día quedaba inaugurado el Cristo de la Habana, la monumental obra de la arquitecta cubana Jilma Madera, que entonces llegó a ser la mayor del mundo al aire libre. Inaugurada por la esposa del mandatario Fulgencio Batista en 1958, la señora Marta Fernández de Miranda, fue confeccionada en mármol blanco de Carrara con una altura de 20 metros. La impresionante obra fue situada en la cima de la Loma de la Cabaña, a 50 metros sobre el nivel del mar. 

--El busto de José Martí que se encuentra situado en la cima del Pico Turquino en la Sierra Maestra, también es de su autoría.--

Lilia Jilma Madera Valiente, una de los ocho hijos del asturiano Severiano Madera García y la cubana Eufemia Dolores de Jesús Valiente, había nacido en la provincia de Pinar del Río en 1915 donde su padre había comprado -por 2.800 pesos oro- una finca de once caballerías llamada "La Victoria" y dedicadas al tabaco, la ganadería y las maderas preciosas. 

Esa posición social le permitió graduarse en la carrera de Económicas en 1936, y estudiar también en prestigiosos centros culturales como Bellas Artes en Nueva York donde fue alumna del escultor hispano norteamericano José de Creft, creador de la estatua de "Alicia en el país de las Maravillas" de Central Park en New York, y del cubano Juan José Sicre Vélez, autor del busto de José Martí de la Plaza Cívica de la Habana.

Fue autora igualmente de "El pacto de silencio", realizada en 1946, dedicada a la familia Pérez, el señor Pedro Pérez y sus tres hijos. Sus rostros aparecen tallados en bronce en una base de piedra. Se trata de la familia de campesinos que, en 1896, ocultaron el cadáver del general Antonio Maceo y de su ayudante, el capitán Francisco Gómez Toro, hijo del generalísimo Máximo Gómez Báez que estuvo presente en la exhumación junto a su esposa doña Bernarda Toro, "Manana", su otra hija Clemencia y demás lideres mambises, como los mayores generales Pedro Díaz y José María "Mayía" Rodríguez y los doctores Hugo Roberts, Gabriel Casuso y Carlos de la Torre, entre otros.

Inauguración de la estatua. 

Pero regresando al tema que nos ocupa, vemos esta estatua, edificada a un costo de 200 mil pesos, fue un deseo expreso de la primera dama, una promesa, luego de que su esposo saliera ileso del atentado en el Palacio Presidencial en 1957. Sin embargo, apenas cinco días después de esta inauguración, el propio Batista huía de Cuba dejando el país a merced de los alzados de Fidel Castro en Sierra Maestra, y del comandante madrileño Eloy Gutiérrez Menoyo en la zona del Escambray en el centro de la isla.

Solo agregar que la figura fue impactada tres veces por la fuerza de los rayos, en 1961, 1962 y luego en 1986, (dicen que en los años 2014 le cayó otro) y se pudo reparar gracias a un gran pedazo de mármol que se trajo la escultora desde Italia como repuesto. Luego del ultimo impacto, pasaron más de 20 años de un total abandono y hasta fue cerrado al publico que ya se estaba robando las losas de su pedestal.

No por gusto está enrejado, como si estuviera preso. En el 2012 se dignaron a repararlo "y declararlo monumento nacional". Jilma, que vivió muchos años en la barrida habanera de Lawton, falleció en el 2000 a los 84 años y se encuentra sepultada a la entrada de la Bahía Habanera.

En lo internacional, juraríamos que no hubo una noticia tan importante mundialmente que la renuncia del líder soviético Mihail Gorbachov aquel 25 de diciembre de 1991. Fue considerado como el mayor suceso geopolítico después de la segunda guerra mundial. Y tanto, que ese día la bandera de la hoz y el martillo, símbolo mundial del comunismo por muchos años, se arriaba en el Kremlin dando paso a la tricolor de la Federación Rusa. 

Aquel fue el preámbulo de una de las etapas más tristes del Cubano en toda su historia en el siglo XX, el periodo especial como le llamó el tirano, periodo del que pasados 24 años no se ha salido aún. Incluso, con toda responsabilidad se podría decir que ha empeorado. ¿Desde entonces de la noche buena y la navidad en Cuba?, mire, mejor ni hablamos.

Maldita Hemeroteca