El 24 de febrero de 1895 es una fecha muy relevante en la historia de cuba, ya que tuvo lugar el llamado "Grito de Baire". El poeta, ideĆ³logo y organizador de esta tercera rebeliĆ³n, JosĆ© MartĆ­, mĆ”ximo representante del Partido Revolucionario Cubano, liderĆ³ una gran insurrecciĆ³n en la isla enfocada en la lucha por la independencia de la metrĆ³polis espaƱola.

Y mĆ”s allĆ” de la fe y el empeƱo que tuvieron aquellos cubanos por ser libres, en lo que esta fecha pueda representar para los de hoy y el patrioterismo del sistema comunista, aquella rebeliĆ³n fue relativamente exitosa sĆ³lo en el Oriente del paĆ­s, la regiĆ³n con una significativa poblaciĆ³n de ascendencia africana, tradiciĆ³n de lucha contra EspaƱa, y donde era dominante la influencia del general Antonio Maceo, fuera de ahĆ­, estuvo condenada al fracaso desde el mismo comienzo.

Solo un pasaje que lo demuestra.

En 1895 MartĆ­ le sugiriĆ³ a su segundo en el Partido Revolucionario cubano, Don TomĆ”s Estrada Palma, que tratara de evitar por todos los medios que el general Julio Sanguily se incorporara al movimiento libertario. "Conozco al hombre y me parece malo", le dijo el apĆ³stol a Tomasito, como Ć©l le llamaba a su amigo. Y estuvo claro el maestro. 

Gral Julio Sanguily.
El sabĆ­a perfectamente que habĆ­a sido Julio Sanguily quien le habĆ­a estafado el dinero de los tabaqueros de "Cayo Hueso", y no solo eso, coincidiĆ³ en que fue causante del fracaso del levantamiento en occidente, incluso su delator.

De hecho, se conoce que se dejĆ³ apresar en su casa de Palatino en la Habana, y como existĆ­a una ley que exoneraba a los ciudadanos norteamericanos del delito de sediciĆ³n, siempre y cuando no fueran portadores de armas de guerra, casualmente habĆ­a empeƱado las suyas - espada y revĆ³lver - en una casa de empeƱos en la capital un dĆ­a antes.

Se dijo incluso, en su condiciĆ³n probable de doble espĆ­a y en la cual convergen varios historiadores, que habĆ­a sido contratado por EspaƱa por una cantidad de trescientos pesos mensuales, con el fin de que intentara convencer a MĆ”ximo GĆ³mez de aplazar el levantamiento, y aceptar la autonomĆ­a propuesta por Madrid. Esto es solo un detalle del fracaso occidental.

Por otro lado mientras que JosĆ© MartĆ­ y MĆ”ximo GĆ³mez llegaban procedentes de Montecristi, en la RepĆŗblica Dominicana, el viaje de Maceo generĆ³ tal crispaciĆ³n que hasta un duelo a muerte quedĆ³ aplazado con su compaƱero de luchas y navegaciĆ³n, Flor Crombet, fruto de los mismos encontronazos dialĆ©cticos desde la reuniĆ³n del 16 de julio en Kingston.

En Jamaica Maceo opinĆ³ necesario posponer los planes y reorganizar el movimiento, lo cual fue criticado con tal saƱa que hasta insinuaciones absurdas de "cobarde" se dejaron escuchar. Por cierto, testigos de aquel hecho dijeron, o insinuaron como quiera usted llamarle, que MĆ”ximo GĆ³mez no hizo ni el mĆ”s mĆ­nimo intento por impedir el duelo, aunque fueron llamados al orden y al sentido comĆŗn.

Es mĆ”s, GĆ³mez le escribe una carta a la seƱora Limonta, dueƱa de un hostal donde Maceo y otros cubanos pernoctaron unos dĆ­as a la espera de la invasiĆ³n a Cuba, en la cual no se hacĆ­a responsable de los gastos allĆ­ generados, delegando tal responsabilidad en el propio Maceo y sabiendo incluso que su situaciĆ³n econĆ³mica era bastante mala.

En una carta fechada el 31 de agosto de 1886, Maceo le advierte a GĆ³mez: “[…] suplĆ­cole no confunda la causa con nuestras personalidades.”. En este libro de GarcĆ­a Cisneros, hay publicadas seis cartas de Antonio Maceo dirigidas a MĆ”ximo GĆ³mez entre el 19 de agosto y 8 de septiembre de 1886, que son partes de una aguda, lamentable, pero interesante polĆ©mica, en cuyos textos pueden extraerse frases tan contundentes como Ć©stas:

las intrigas llovĆ­an

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- “A consideraciĆ³n, respeto y subordinaciĆ³n bien entendida nadie me gana.”

.- “Cuando aquĆ­, allĆ” y acullĆ” le han visto mal, ¿quiĆ©n ha sido el primero en levantar su voz? (para defenderlo).

.- “Mis amigos y (los) de Ud. saben que he influido con todos para sostenerlo en su puesto, y para conseguirlo me he negado a aceptar las indicaciones que en distintos sentidos me han hecho los que nunca han tenido fe en Ud. Y los que la han perdido por virtud de nuestras desgracias.”

.- “Para exigir respeto y consideraciones, es necesario empezar guardĆ”ndolos. ¿QuerĆ­a Ud. que le suplicara?. Eso es propio de los reptiles que lo roen a Ud. elogiando su vanidad.”

.- “Tanto debe Cuba a Ud., como Ud. a ella. AllĆ­ nos hemos conquistado amparo social, y por eso quiero se me respete; eso nada mĆ”s quiero.”

.- “Yo tengo el valor moral de mis convicciones para decir con honrada franqueza lo que pienso.” 

.- “[...] todos tenemos el derecho de favorecer la causa de nuestras simpatĆ­as, y sobre todo, cuando es dentro de lo legalmente constituido.”

Leyendo estas cosas es que se entiende la razĆ³n por la cual MĆ”ximo GĆ³mez reflejĆ³ esto en su Diario:

-“Se [ha] acrecentado en Ć©l [en Maceo] un amor propio mal entendido y quizĆ”s ha podido creerse que goza de inmunidades ante los intereses de la revoluciĆ³n – y de ahĆ­ su conducta altanera en asunto de poca monta.”; y lo califica de “hombre sin inteligencia polĆ­tica”, para finalizar su comentario con un “En el caso presente, y tratĆ”ndose de Maceo, nada me queda esperar por este jefe que no sea una oposiciĆ³n a todo lo que yo disponga.” 

En esta otra le seƱala de dictador sin ambages.

Dr InchƔustegui.
(....) yo desearƭa, para mi paƭs, un hombre que tenga la virtud de redimir al pueblo cubano de la soberanƭa espaƱola, sin haber tiranizado a sus redimidos, y que no ambicione mƔs fortuna que la conquistada por ese medio. El que tal haga, llegarƔ a la suprema gloria y completa dicha.

Nada mĆ”s grande ni honroso para un mortal que inmortalizar su nombre con la bendiciĆ³n de todo un pueblo; pero desgraciadamente, las perfecciones humanas estĆ”n muy lejos de nosotros (...) pero yo, entre la tiranĆ­a espaƱola que sufrimos y cualquiera otra que venga para destruir Ć©sta, estoy por la Ćŗltima; la acepto con todos sus horrores y consecuencias.

El dĆ­a despuĆ©s de nuestra independencia, repararemos las faltas e inconvenientes que ella deja tras de sĆ­: remplacemos, pues, el gobierno espaƱol con la soberanĆ­a nacional de nuestro pueblo". 

En un episodio aparentemente aislado, en el mes de octubre o de noviembre de 1885, el coronel y mĆ©dico Federico InchĆ”ustegui publicĆ³ en el diario "El Tribuno" una carta en la que insertĆ³ juicios de un tal SeƱor Lara (o Lanza) que Maceo calificĆ³ de calumniosos, y en su respuesta al mĆ©dico insurrecto del 19 de noviembre de ese mismo aƱo, Maceo le responde:

“Ahora bien, en cuanto a las impremeditadas frases que Ud. me dedica, debo hacerle observar, por si se ha olvidado de mi conducta pasada y presente, que mi reputaciĆ³n de caballero, de hombre de honor y honrado, es tan conocida en todo el mundo como bien definida en polĆ­tica.”. 

Y agrega Maceo:

” Hay un campo de honor para Ud. y para mĆ­, yo voy a Ć©l. Lo demĆ”s que Ud. hace resaltar en su carta queda contestado con el silencio que merece su contenido.”

Probablemente hayan tenido que ver en estas imputaciones no precisadas, pero harto graves del Dr. InchĆ”ustegui contra Maceo, cuando el 13 de marzo de 1878 intentĆ³, como jefe de Sanidad de las fuerzas villareƱas, entrevistarse con Maceo para explicarle el porquĆ© habĆ­an aceptado la capitulaciĆ³n del ZanjĆ³n en esa provincia. 

Gra, Serafin SƔnchez
Por otro lado en 1886 el mayor general SerafĆ­n SĆ”nchez tambiĆ©n se hizo eco de estas acusaciones contra Maceo, al que dedicĆ³ algunas tan incĆ³modas como estas: 

.- Que Maceo abandonĆ³ a sus fuerzas, despuĆ©s del ZanjĆ³n

.- Que Maceo ofendiĆ³ a MartĆ­nez Freire, cuando Ć©ste advirtiĆ³ de la inutilidad de los sacrificios para continuar la guerra; informaciĆ³n que –segĆŗn SerafĆ­n- se la dio Paquito Borrero, quien, a su vez, se la oyĆ³ a Francisco PĆ©rez Garoz.

.- Que Maceo mandĆ³ a capitular desde Jamaica.

.- Que Maceo perdiĆ³ tiempo en Jamaica cuando la Guerra Chiquita, que recogiĆ³ 4 000 pesos allĆ­, en Santo Domingo y HaitĆ­, y, al cabo de once meses, recalĆ³ en Islas Turcas, para fracasar en su intento de ir a Cuba.

.- Que cuando Maceo regresĆ³ de Santo Domingo a Puerto Plata, sabĆ­a ya de las presentaciones de Moncada, JosĆ© y las fuerzas de Ć©stos; de la sumisiĆ³n de Calixto, y el embarque al extranjero de Ć©l (SerafĆ­n), Carrillo y Emilio NĆŗƱez.

.- Que asĆ­ y todo, se fue a Islas Turkas, donde dejĆ³ abandonados a sus hombres, que aĆŗn (en esa fecha del escrito) lo seguĆ­an acusando.

.- Que durante el Plan GĆ³mez-Maceo se recogieron 14 000 pesos (luego lo eleva a 20 000).

.- Que cuando mandĆ³ a sus comisionados a GuantĆ”namo y Santiago de Cuba, Maceo denunciĆ³ sus planes a las autoridades espaƱolas, y por eso fueron detenidos.

.- Que cuando GĆ³mez cayĆ³ preso en RepĆŗblica Dominicana, Maceo tomĆ³ el mando, sin que nadie se lo hubiera dado.

Estas declaraciones de Sanchez, a todas luces, cargadas de mal intenciĆ³n, vinieron de uno de los prĆ³ceres de las Villas y que la historiografĆ­a se han encargado de sacudir de encima al TitĆ”n de Bronce.

No obstante dejamos para final las opiniones contra Maceo vertidas por el abogado Ignacio BelĆ©n PĆ©rez, en una ardiente carta dirigida a MĆ”ximo GĆ³mez fechada el 29 de octubre de 1886, donde le seƱala esto: 

"Es un vanidoso, se cree que va a ser rey, como si Cuba fuera Africa”. Es capaz de denunciar la expediciĆ³n que se organice para ir a Cuba por dinero. Yo no lo quiero ni de soldado raso".

Y en otra, el 6 de marzo de 1887, le insinuĆ³ a GĆ³mez tambiĆ©n que el capitĆ”n de un buque espaƱol se habĆ­a esforzado en una oportunidad en hablar exclusivamente con Maceo, dejando entre ver algĆŗn tipo de traiciĆ³n o de espionaje por su parte. Al respecto no se corta un pelo:

“Hay opiniĆ³n de que se entendiĆ³ con el gobierno espaƱol, vendiĆ³ la expediciĆ³n y matĆ³ la causa. Vean su modo de vivir que dirĆ” si cuenta con los recursos de no tiene porquĆ© tener. Es un hombre de odio, venganza y discordia; de ceguera absoluta, un enemigo de todo lo blanco en la Isla, que aspira a la presidencia de Cuba, lo cual serĆ­a la mayor calamidad, incluso mayor que el gobierno de EspaƱa. SerĆ” buen guapo, pero no un general (...), que es lo mismo que decir es un guapo estĆŗpido”.

Finaliza diciĆ©ndole a GĆ³mez:

"El gran negocio de Maceo es que Cuba jamĆ”s sea libre, para obtener dinero “a cuenta de ir en expediciones y de otros servicios de semejante naturaleza; sĆ³lo le agrada la buena vida y ya Cuba le dio cuanto pudo (Ć©l) quitarle." 

Rencillas, inquinas, antipatƭas, rencores e incluso manƭas personales, de todo hubo entre aquellos grandes hombres. Lo que si estƔ claro es que la manigua no era el jardƭn del EdƩn ni nada que se le parezca.

La tesis de Manuel Sanguily apunta a que los problemas raciales, de disciplina, del localismo existente, asĆ­ como los antagonismos entre el poder ejecutivo y el legislativo, constituyeron la causa fundamental de que la lucha heroica que logrĆ³ mantenerse diez aƱos, no terminara en una victoria.

En su favor hay que decir que pese a la caĆ­da de algunos importantes lĆ­deres - entre ellos MartĆ­ y Maceo - y a la superioridad numĆ©rica del ejĆ©rcito, EspaƱa no consiguiĆ³ acabar con los rebeldes en esos tres aƱos, sĆ­ los replegaron y sĆ­ los diezmaron, pero nunca los pudieron liquidar.

Y pese a que las enfermedades tropicales, el cansancio y la falta de suministros comenzaron a minar las posibilidades de victoria, para el 1897 la situaciĆ³n era crĆ­tica para el gobierno de Sagasta en Madrid que intentĆ³ llegar a un segundo acuerdo con los sublevados. Pero ya era tarde, Washington esperĆ³ el momento justo para entrar en el conflicto tras la explosiĆ³n del Maine, y el once de abril se firmaba en ParĆ­s una una nueva historia para la naciĆ³n Cubana.

Maldita Hemeroteca

Fuentes:
Aline Helg. "Choque de ideas. MartĆ­-Maceo".
"Cuba y su Historia". Texas University
Diarios de CampaƱa de MartĆ­ y GĆ³mez. "La mejorana".
Jorge Camacho, Universidad del sur de Carolina: "Racismo en la guerra de Cuba 1895-1898".
Fuentes citadas en el texto.