Hay quien dice que él mismo, Fidel Castro, provenía de una familia disfuncional, de hecho una vez, y hablo del 1956, le escribió una carta a su hermana Lidia en referencia a su familia política:

"Me niego siquiera a pensar que mi hijo puede dormir una sola noche bajo el mismo techo, albergar mis enemigos más repulsivos y recibir en sus mejillas inocentes los besos de esos miserables Judas".

Y eso lo escribía un tipo que se pasó tres meses de luna de miel en New York, cuando en 1948 se casó con la señora Mirta Díaz Balart precisamente. ¿Quién pagó ese viaje?. ¿Quién costeó el Lincoln Continental que conducía, si jamás había trabajado?. En fin, que la defensa de los ideales políticos es un asunto muy complicado, tanto que puede dividir familias y separar amigos.

En Cuba, como en tantos otros países me imagino, no dejó de ser un problema ni ahora, ni antes, entre otras cosas porque los cubanos no hemos sido capaces de resolver nuestros conflictos razonando. Aun así, desde 1902 hasta que llegó el castrismo existió una alternancia política que Fidel Castro se encargó de cercenar cuando se apoderó del poder en el 59.

De hecho, la mayor división familiar de tipo ideológico la generó él precisamente. Recordemos que una vez conocida la decisión de un cubano de marcharse a vivir a otro país, las autoridades se presentaban en su casa y contabilizaban todas sus propiedades, más tarde colocaban un precinto en la puerta de la calle que era inviolable.

A partir de ese momento esa familia - incluso con hijos - tenía que buscarse la vida por sus medios, ya fuera en un hotel o en la casa de algún pariente, hasta el día de su salida en que marchaba prácticamente con lo puesto. No solo eso, una vez fuera, Castro seguía prohibiendo el contacto con su familia. Fue así que ese fascista construyó un muro entre la isla y el exilio, ante el que tuvo que rendirse en 1979 detrás del dinero.

Fue el dólar el que lo puso de rodillas, sin embargo el mal entre los cubanos ya estaba hecho. Son miles de familias separadas por culpa de este miserable, que en el peor de los casos ni contacto tienen. Lo estamos viendo hoy con este nuevo exilio posicionado en dos bandos, al parecer irreconciliables. Nunca los cubanos habían estado más divididos que ahora.

Ninguno cubano nacido en la isla a partir del fatídico año, pudo comparar, escoger ni discutir siquiera sus propias ideas políticas, porque el régimen - bajo una de las más feroces represiones que haya habido en esa isla, - se encargó de extirpar cualquier manifestación que no fuera la del su único partido imperante y eso, al final, terminó por pasarnos la cuenta y lo peor de todo, nos enseñó a mentir muy bien.

Empezando por ellos mismos, que ni son revolucionarios ni socialista, mucho menos iguales al pueblo, porque tras esa mentira revolucionaria son más burgueses y capitalista que los que estaban cuando llegaron. Peor, porque se lo roban todo y no dejan nada, son los verdaderos dueños de un país del que no tienen siquiera que dar explicaciones.