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Texto de la placa que se encuentra situada en Cárdenas. // |
Antes que todo, nos gustaría dejar claro que el titulo no se refiere a una historia procedente del gigante asiático, para el que no lo sepa, se trata de una frase coloquial que se usa en Hispanoamérica cuando se quiere dejar claro que la historia en cuestión puede ser falsa o inventada, y que no hay porque creérsela a pies juntillas.
Dicho esto...
No sabría decir la de veces que en Cuba escuché la anécdota de cuando el comunista Julio Antonio Mella había cruzado a nado la bahía de Cárdenas "repleta de tiburones", solo para encontrarse con los tripulantes de un barco soviético. Se conoce que Mella fue un activo comunista en la década de los años veinte. En cambio, lo que nunca nos dijeron fue que esa visita, la del barco "Vatslar Vorovsky", no era amistosa ni mucho menos.
En concreto venía a cargar cuarenta mil sacos de azúcar vendidas por el "Asno con garras", el general Gerardo Machado, en el mes de agosto de 1925. Entonces el día seis, Mella, junto a otros dos de sus compañeros del partido, aprovecharon para visitarlos y con ese propósito se dirigió por tren hasta el pueblo de Cárdenas, situado a 140 kilómetros de la Habana.
El barco se encontraba a solo tres millas de la costa y Mella, que hablaba inglés y algo de ruso, pudo comunicar a los Rusos la intención de su visita.
Una vez allí, varios comunistas "le evitaron el morir devorado por los feroces escualos matanceros" cuando le ayudaron a contactar con "Nereo Peraza", propietario de un bote motor llamado "Don", donde Mella - con la ropa seca - se dirigió a visitar el Vorovsky.
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Articulo de la revista Bohemia. |
Lo demás ya se sabe, "todo happy" entre gente de una misma ideología y Mella, "que no le cabía un alpiste", ofreció a su regreso un conversatorio que tituló: "Cuatro horas bajo la bandera roja".
Lo que no imaginaba Mella en ese momento, fue que cuatro años después, el diez de enero de 1929, caería a balazos salidos de un colt 38 en la esquina de Abraham González con Morelos, en ciudad México, efectuados por sicarios enviados por el agente soviético Enea Sormenti, alias Vittorio Vidali, que por no dejar rastros "se cargó también" a su amante Tina Modotti. Otro "cuento chino" que Gerardo Machado tuvo que cargar sobre sus espaldas. Acuérdese que la revista Bohemia "decía siempre la verdad".
Maldita Hemeroteca.