Modelo de Tropicana y de la cerveza Cristal, Marta Véliz. // 

Cuando en la madrugada del 1 de enero de 1959 huyó el presidente Fulgencio Batista y las tropas rebeldes de Fidel Castro entraron en La Habana, fueron muchas cosas cambiaron.

O peor aún, empezaron a desaparecer en Cuba. Entre ellas el glomour del cabaret Tropicana, que para "sanear el ambiente fiestero de la odiada burguesía" era necesario e imprescindible cerrarlo. Cerraron el Capri, el Palermo, el Ali Bar, el Sierra, el Rivera, el Sans Souci, el Montmartre y el emblemático Tropicana, inaugurado desde el 1939.

Marta, considerada entonces como una modelo curvy, fue utilizada para llamar la atención y tratar de contrarrestar el éxito que venía cosechando la cerveza Hatuey. “Si no tiene meneíto, cerito. ¡El meneíto que tiene la Cristal!”, ese era el slogan de la afamada modelo.


En realidad con la llegada de los comunistas la mayor parte de los locales de diversión fueron nacionalizados y de forma casi inminente se produjo un éxodo masivo de músicos de orquesta, compositores, coreógrafos, vedettes, entre ellas esta hermosa morena Marta Véliz.

Fue de las "extraterrestres" que aterrizaron en las inmediaciones de la "fuente luminosa", próxima a la ciudad deportiva, una idea del director Joaquín M. Condall y donde el matrimonio más famoso de Cuba, Rosa Fornés y Armando Bianchi, salieron vestidos de cosmonautas. También estaba Herminia de la Fuente, Rogelio Hernández a ritmo del famoso chachacha, "Los marcianos llegaron ya" del maestro Tito Rodriguez.

Fue un palo publicitario que sorprendió a todos el día de los inocentes, un 28 de diciembre de 1954, y por cierto del alboroto que se formó, más de veinte mil personas se dieron cita en el "área del aterrizaje" del platillo volador, todos fueron detenidos por la "secreta" de Batista hasta que fue aclarado el incidente. Más bien fue para protegerlos del numeroso publico que estaba ya muy nervioso.