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| Restos del acorazado USS Merrimack en la Bahía Santiaguera. // |
Uno de los aspectos menos conocido de la guerra de Cuba en el siglo XIX, fue la red de espionaje montada por ambas naciones. España, al menos desde la crisis del Virginius en 1873, consideró que la cuestión cubana terminaría en un inevitable enfrentamiento armado con EEUU, por lo que el trabajo de inteligencia se volvió una necesidad.
Prueba de ello fue la atención con la que la Revista General de Marina siguió los progresos conseguidos de la Marina estadounidense. Tales temores no hicieron sino agravarse con la insurrección cubana de 1895, lo que hizo que el nuevo agregado naval en Washington, el alférez de navío Gutiérrez Sobral, comenzara a enviar informes sobre los barcos de la armada norteamericana y sus defensas costeras.
Poco antes de que se produjese el estallido de la guerra en 1898, Gutiérrez Sobral, ya bastante "quemado", fue relevado por Ramón de Carranza Fernández de la Reguera, un teniente de navío que por aquel entonces contaba 35 años, que había sido comandante del cañonero "Contramaestre". Al declararse la guerra el 21 de abril, todo el personal diplomático y consular español acreditado en los EEUU tuvo que hacer las maletas obviamente y trasladarse hacia Montreal, en la colonia británica de Canadá.
Desde su nuevo destino, los servicios españoles pasaban información mediante informes en clave telegráficamente. En uno de ellos se advertía por ejemplo, la intención de los americanos de hundir a la bocana (entrada) de la bahía de Santiago de Cuba, un buque a modo de obstáculo para impedir la salida de la escuadra del almirante Pascual Cervera y Topete. El buque en cuestión sería el carbonero USS Merrimac.
El contraalmirante William T. Sampson ordenó su hundimiento el dos de junio con la intención de convertir la bahía en una ratonera, pero España, ya avisada de ante mano, capturó a los ocho tripulantes voluntarios encargados de esa misión suicida y los encerró en la fortaleza del Morro. Una vez finalizado el conflicto los liberó a todos que a su vez fueron condecorados.
El carbonero USS Merrimac se encuentra hundido en la entrada de la bahía santiaguera pero no alcanzó su objetivo. Fue fulminado por la artillería de los buques Reina Mercedes y el Vizcaya, así como los torpedos del destructor Plutón. Al final su posición en el hundimiento no obstaculizó para nada el tránsito de la rada santiaguera. Hoy yace en el fondo fangoso de la bahía, entre 16 y 25 metros de profundidad, y es uno de los pecios favoritos para buzos e historiadores.
Pero la actividad de estos hombres no se limitaba tan sólo a los EEUU, puesto que operaban por todo el Caribe. Así, intentaron buscar la información necesaria para que el Almirante Cámara pudiera efectuar un ataque sobre las costas de los EEUU, teniendo como base de operaciones la capital de las islas Bermudas, a donde se desplazaron algunos diplomáticos españoles.
Sin embargo, la operación fue descubierta y los británicos, actuando conforme a las reglas de neutralidad, expulsaron de su colonia a los agentes españoles, en especial al agregado naval español en Washington Ramón Carranza, que su misión secreta consistía en llevar la contienda hasta las costas del gigante americano.
No solo eso. España dio muestras de reclutamiento cuando una vez desatado el conflicto, y tras el desembarco de las tropas norteamericanas, el sargento del tercer regimiento de caballería del ejército norteamericano, Mr Elmhurst, "se dejó apresar" en los manglares por las fuerzas españolas. En realidad este espía tenía la finalidad de pasar información a España y para ello debía identificarse por un anillo de plata que tenía grabado por contraseña «Confianza Agustina»
Independientemente de que a bordo del crucero USS New York se efectuó la primera reunión secreta con los líderes mambises, los americanos también prepararon sus intrépidos espías.
A petición del propio presidente McKinley, el teniente Andrew Rowan, graduado de la prestigiosa academia West Point, el 23 de abril de 1898 llegó a infiltrarse en la isla con el cometido de encontrar al líder insurrecto, general Calixto García, que hablaba perfecto inglés, entregarle una carta secreta y, además, supervisar la recepción de las armas y las municiones.
El día 23 de abril, 48 horas antes de que EEUU le declarara la guerra a España y para más casualidad el día de su cumpleaños 41, tras una semana de viaje Rowan finalmente al encuentro con Calixto el 1 de mayo. Rowan entregó el mensaje del presidente, que detallaba los preparativos para una reunión entre Estados Unidos y las tropas rebeldes para coordinar la estrategia. (Reunión en el USS New York)
García, a su vez, le proporcionó mapas e información sobre la fuerza y las vulnerabilidades españolas en la isla. Rowan emprendió entonces el difícil viaje de regreso a Washington. Esta vez, lo acompañaron dos oficiales del general Cubano para coordinar los esfuerzos militares estadounidenses. El resto es historia harto conocida.
Las primeras tropas estadounidenses llegaron a Cuba en junio, y tras dos meses de guerra habían gastado 250 millones de dólares y había perdido tres mil vidas, el 90 % de ellas a causa de enfermedades infecciosas. España y Estados Unidos firmaron un tratado de paz en París el 10 de diciembre de 1898. El tratado estableció la independencia de Cuba, cedió Puerto Rico y Guam a Estados Unidos y le permitió adquirir las islas Filipinas por 20 millones de dólares.
Las primeras tropas estadounidenses llegaron a Cuba en junio, y tras dos meses de guerra habían gastado 250 millones de dólares y había perdido tres mil vidas, el 90 % de ellas a causa de enfermedades infecciosas. España y Estados Unidos firmaron un tratado de paz en París el 10 de diciembre de 1898. El tratado estableció la independencia de Cuba, cedió Puerto Rico y Guam a Estados Unidos y le permitió adquirir las islas Filipinas por 20 millones de dólares.
Por otro lado el teniente Victor Blue, de Carolina del Norte, y a bordo del USS Suwanee, se internó en la isla en diversas ocasiones para desembarcar municiones. Llegó a penetras a las fuerzas Españolas hasta 116 kilómetros sin ser visto.
Tras el bloqueo de la escuadra española en Santiago de Cuba, dedicaría sus esfuerzos, a petición del propio almirante William Sampson en localizar en un Mapa el recorrido descrito por Rowan, así como la ubicación de los buques y de las defensas costeras españolas en torno a la bahía.
El teniente Blue comandó el barco Alvarado capturado a la armada Española durante el ataque a Manzanillo. Con los años llegó a ser comandante de toda la flota del Pacífico, y en 1911 fue ascendido a contra almirante y condecorado con la medalla sde servicio distinguido y la de la victoria en la primera guerra mundial. Murió en 1928. El destructor Blue, participante en la segunda guerra mundial, fue bautizado en su honor.
Nota: El capitán Henry Whitney sería el encargado de realizar las mismas tareas de Blue, pero en la isla de Puerto Rico.
Fuente: Agustín Ramón Rodríguez González Doctor en Historia Contemporánea. Revista Española de Defensa












