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| Hotel Lincoln en la calle Virtudes No 164, la Habana. // |
El secuestro de Biondi no fue el único que organizaron. Como se conoce ya habían secuestrado al corredor de autos, el también argentino Juan Manuel Fangio. El quíntuple campeón se encontraba en Cuba para participar de la segunda edición de una carrera organizada por el general Roberto Fernández Miranda, hermano de Marta, la segunda esposa de Fulgencio Batista.
El domingo 23 de febrero de 1958, víspera de la competencia, el comando del 26 de julio asaltó el vestíbulo del hotel Lincoln donde el piloto se alojaba, y a golpe del cañón de una 45 empuñado por Manuel Uziel, lo sacaron a la calle donde ya esperaba un coche, un Plymouth de color negro que se alejó por la calle "Virtudes". Fue conducido a una casa con el número 42 de la calle Norte, en el barrio de Nuevo Vedado.
El grupo de los "bromistas" del 26 estaba integrado por Oscar Lucero, su jefe, Arnol Rodríguez Camps y Faustino Pérez. Además, mientras esto sucedía otro grupo asaltaba la sede del Banco Nacional de Cuba, y al no poder robarse la plata incendiaron miles de cheques. Aquel gran premio, o lo que fuere, estaba condenado y no a un secuestro precisamente.
La historiografía castrista se ha encargado con los años de quitarle hierro al asunto, haciendo creer la existencia de un "buen rollo" entre víctima y sus victimarios, cuando en realidad esos locos estaban dispuestos a matar. De hecho, el también piloto argentino, Alejandro D'Tomasso, intentó alcanzar algo de una mesa próxima y el mensaje que le dieron fue bien claro: "Cuidado, no te muevas, porque haré fuego si te vuelves a mover".
Por otro lado otro de los secuestradores advertía casi al unísono: "¡Otro movimiento y los mato a todos!". En ese caso el amenazado era el piloto británico Stirling Moss, otro de los conductores famosos. Tanto fue así, que luego el propio D'Tomasso confesó a los medios que se había quedado muy preocupado por el nerviosismo de aquella panda: "Aquella gente estaba dispuesta a todo", dijo el competidor.
Resulta que el "Chueco", como le llamaban a Fangio por su característica manera de caminar, no se creía lo que estaba sucediendo, hasta ultima hora pensó que era una venganza de su manager Marcelo Giambertone que por cierto, había sido víctima de otra broma anterior organizada por el propio cuñado de Batista, haciéndole creer que la secreta cubana andaba detrás de un espía que se hacía pasar por manager de Fangio.
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| Juan Manuel Fangio |
Fin de la segunda parte.










