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CUBA: VIDA DE PERROS


El significado de la palabra zoonosis va relacionado con las enfermedades que son transmitidas de animales a humanos y viceversa, en especial la rabia, que tengo entendido que no tiene cura una vez se manifiesta.

He leído que con los adelantos que hay en la medicina actualmente hay casos que consiguen salvarse, pero en más de un 90% resulta una enfermedad mortal de manera que es lógico que haya que controlar su vía de transmisión de alguna forma, pero no así como hacen en Cuba. 

Pero no crea, el peligro es mutuo. En el caso de los perros, incluso en países donde no existen los callejeros, no pueden evitar estar expuestos a los parásitos externos como mosquitos, moscas o garrapatas que pueden actuar como transmisores de ciertas enfermedades a los humanos, pero también los humanos los contagiamos a ellos.

En una menor proporción lógicamente, pero nuestras mascotas no escapan de enfermedades humanas que igual les perjudican muchísimo, como por ejemplo la gripe, el cólera o el dengue, sobre todo si son perros con un sistema inmunitarios muy bajo. Pero de todas hay una que les lastima en especial, y es la maldad del ser humano. 

Recuerdo como en Cuba en los años 70 y 80, y hasta en los 90, los recogían en plena calle. Incluso aunque tuviera dueño, ya que en esos tiempos no existía manera ni forma de averiguarlo. Si notabas su ausencia en casa había que andar rápido, porque a las pocas horas los sacrificaban a todos.

No solo se trataba de un crimen en sí, si no la manera como lo sacaban de la calle, ya que los agarraban por unas de las patas traseras y, luego de varias vueltas, lo zumbaban con toda sus fuerza por una estrecha rampa colocada en la parte posterior de un vehículo, con lo cual el pobre animal recibía infinidad de golpes al entrar. Aquello era un terrible espectáculo delante de todo el mundo, incluso de niños.

No sé ahora como será, pero hasta hace muy poco en Cuba no existía ninguna ley de protección animal ni mucho menos capacitación para el personal que realizaba esta triste labor, como tampoco existía regulación alguna que evitara ese maltrato cruel que es la eutanasia.

La ultima gran recogida se efectuó a raíz de la visita de los reyes de España a la Habana en el 2019, durante la visita que hicieron por el festejo 500 de la fundación de la ciudad. Había que evitar a toda costa que tanto Felipe VI como Letizia los vieran deambulando por toda la Habana. Incluso el régimen tuvo la desfachatez de apropiarse de una idea ajena. 

Gracias al ingenio de una señora llamada Margarita, que a modo de evitar el maltrato les colocó placas identificativas a los perros callejeros, y claro eso llamaba la atención de los turistas que en verdad era lo que le importaba a un régimen que se basa en la mentira precisamente. 

Según narra la propia Margarita en ese vídeo, llevaba cuidando los perros de aquella zona habanera por más de 19 años, y en todo ese tiempo el régimen no movió ni un solo dedo en ese sentido. Ni un miserable peso le dio, todo corría con su dinero. Y al menos en ese tiempo todavía les podía proveer de leche y de algunos alimentos, no quiero ni imaginar como será ahora. 

No pretendo hacer comparaciones con los dos países, pero en España las autoridades se coordinan para controlarlos. No se ve ni uno solo en la calle, y en ese caso enseguida son llevados a un refugios para su esterilización. Incluso la eutanasia está prohibida por ley, a menos que sea por una enfermedad y que no haya más remedio. Las regulaciones en España son muy estrictas en ese sentido, de manera que un abandono como el del régimen es lo que ha provocado el desmadre.

Solo un dato más. En España hay más de nueve millones de perros, (9 millones 200 mil), incluso en Asturias hay tres perros por cada niño, porque de hecho en España hay tres millones más de perros que de niños, y salvo muy raras excepciones de abandono, ninguno vive en la calle. Ya sé que resulta difícil, incluso para cualquier país latinoamericano, pero algo se puede hacer por ellos si existe la voluntad.
 
Lo ideal sería que no hubieran callejeros, o que al menos hayan refugios suficientes donde llevarlos, pero si en Cuba no hay siquiera lo mínimo para el ser humano, mucho menos habrá para brindarle seguridad a un pobre animal que no tiene culpa alguna de haber nacido en en ese lugar. 

Casi un millón de personas se marcharon de Cuba en los últimos tres o cuatro años, de manera que nadie podría imaginarse que habrá sido de todas esas mascotas que de pronto fueron abandonadas. Sé que muchos han hecho de esta maldad bandera, y hasta tienen razón por supuesto, pero yo no, yo hablo desde el amor que siempre he sentido por ellos.  

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca.