La tarde del 28 de abril de 1945, hace ya ochenta años, un grupo de partisanos comunistas lo fusiló en el pequeño pueblo de Giulino di Mezzegra, cerca del lago de Como y muy cerca de la frontera suiza, adónde el líder italiano pretendía huir, protegido por los alemanes. También fue fusilada su amante, Clara Petacci, “Claretta”.
Al día siguiente sus cadáveres y el de otros jefes fascistas, fueron colgados cabeza abajo, atados los pies a la viga de una estación de servicio vecina a la Piazza del Loreto, en Milán, lapidados, baleados y profanados por una multitud. La bufonada del fascio italiano, tenía un final de ópera trágica.
Benito Amicare Andrea Mussolini había nacido en Predappio, el 29 de julio de 1883. Afiliado al Partido Socialista Italiano, fue expulsado en 1914 por sostener posiciones enemigas del internacionalismo y contrarias a las de las principales figuras partidarias.
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| Mussolini estaba casado con Rachele Guidi, pero tuvo una larga lista de amantes. |
Creó y llevó al poder al Partido Nacional Fascista, luego Partido Fascista Republicano, en 1922 marchó sobre Roma con un grupo de seguidores vestidos todos con camisas negras, que heredaron ese nombre como identidad política.
Quién mató a Mussolini es todavía motivo de discusiones.
La historia oficial, tal vez la más creíble, dice que lo ejecutó el partisano Walter Audisio, un comunista que usaba como nombre de guerra el de “Coronel Valerio”.
Audisio dijo haber apretado el gatillo para cumplir con el artículo cinco del “Decreto para la administración de justicia”, que había sido aprobado en Milán, un par de días antes de la captura de Mussolini, por el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia (CLNAI), uno de aquellos organismos creados de apuro en el fragor de las trincheras, para dar legalidad a lo que fuese necesario.
Si Audisio apretó el gatillo, el mérito fue reclamado por el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia, que equiparó su decisión a una sentencia válida de un tribunal. Además de Mussolini y Petacci, dieciséis de los más altos jerarcas fascistas fueron fusilados en Dongo al día siguiente y otros diez fueron muertos en las dos noches sucesivas. En la misma noche del 28 de abril, los cadáveres de Mussolini, Petacci y el resto de los jefes fascista fusilados, fueron cargados en camiones y llevados hacia el sur, a Milán.
En las primeras horas del 29, los cuerpos fueron arrojados a la Piazzale del Loreto, una explanada vecina a la principal estación de trenes. El día después, en un búnker en Berlín, Hitler se quitaba la vida, anticipando el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa.







