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| Gillermón Moncada |
El gobierno provisional del mayor general Manuel de Jesús Calvar lo asciende a general de brigada el 10 de junio de 1878 y lo designa jefe de la División de Guantánamo, hasta que se da cuenta que no hay guerra posible y entonces decide claudicar.
Estamos hablando de Guillermo Moncada Veranes, el hijo del esclavo liberto Narciso Veranes que no quiso reconocerlo y de ahí que se apellide Moncada como su madre. Un año después, el 26 de agosto de 1879, se une a Calixto García, el entonces presidente del Comité Revolucionario Cubano en la llamada Guerra Chiquita, que le asciende a mayor general y le envía como jefe de las fuerzas del centro y sur de la provincia de Oriente.
Libró algunas acciones en la región de Guantánamo volvió a entender que aquella guerra no iba a ninguna parte pues era otra causa perdida, y vuelve a capitular el 2 de junio de 1880 embarcando hacia Jamaica junto a José Maceo, hermano del mayor general. Sin embargo los españoles lo apresaron en alta mar y le condujeron a Puerto Rico, de donde lo remitieron a España, a las Islas Baleares en concreto, como prisionero.
En 1886 le perdonan y regresa a Santiago de Cuba el 22 de septiembre de ese año. Entonces participa en los preparativos del plan Gómez-Maceo (1884-1886), en sus postrimerías, y en la conspiración conocida como La Paz del Manganeso en 1890. Nuevo fracaso en su historial como independentista, ya que los dueños de aquellas minas se negaron a brindar apoyo a la sublevación, más que nada por miedo a perder sus importantes ingresos económicos.
Por estas actividades subversivas estuvo preso desde el 1 de diciembre de 1893 al 1 de junio de 1894 en el cuartel Reina Mercedes, de Santiago de Cuba. A su regreso, José Martí, que ya se encontraba en los preparativo de la guerra de 1895, lo designa jefe de la provincia oriental. Desde la destrucción del ferrocarril Maroto, donde le premian con los galones de cabo, su currículum vitae fue impresionante.
Guillermón, como le llamaban sus compañeros, se alza una vez más en la región de Alto Songo, Santiago, el 24 de febrero de 1895, sin embargo ya para entonces la tuberculosis había empezado a hacer mella en su salud. Otro hubiera optado por intentar curarse, pero no un tipo como aquel que prefirió recibir la muerte en la manigua de Mayarí.
Cuando ya no pudo más, el tres de abril designa en su cargo al mayor general Bartolomé Massó y espera la muerte en el barrio de Mucaral, Florida Blanca, en el poblado de Alto Songo en Santiago de Cuba, la que le llega dos días después. Sus restos reposan en el cementerio de Santa Ifigenia de esa ciudad Santiaguera.
Maldita Hemeroteca.






