Muy cerca del poblado de San Pedro de Palmarejo, en Trinidad, provincia de Santi Espíritus, se levanta una imponente casona tipo hacienda, que en el pasado perteneció a una de las familias criollas asentada en esa localidad, vinculada al negocio de la producción de azúcar.
Hablamos de José Mariano Borrell y Lemus, marqués de Guáimaro, quien además le acompaño un pasado bastante cruel y despiadado. Hijo de José Mariano Borrell y Padrón y Josefa María de Lemus y Jiménez, nació en 1813 en Trinidad y, a la muerte del padre, heredó el ingenio Guaimaro valorado entonces en medio millón de pesos.
La casona, que data del 1840, fue diseñada por el célebre arquitecto italiano Daniel Dall Aglio, diseñador igual del teatro Sauto de Matanzas en 1863, así como la Iglesia de San Pedro Apóstol, en Versalles en 1870.
Es más, se le achaca también el votado favorablemente por la muerte por fusilamiento del patriota cubano José Isidoro de Armenteros y sus compañeros Rafael Arcís y Fernando Hernández y Echerri el 18 de agosto de 1851. Hoy, y como gancho turístico suponemos, se ha creado una leyenda que narra que su atormentado espíritu vaga por la zona.
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