LA MUERTE DE MARTÍ Y LA TOMA DE VICTORIA DE LAS TUNAS

Calle "Colón", antigua "Ampudia", en Victoria de las Tunas y que interceptaba con la calle "Ángel de la Guardia". // 

Cada 19 de mayo es el día que cayó en combate el más grande de los cubanos, Don José Martí y Pérez, organizador del ultimo alzamiento cubano contra España en 1895. Como sabemos, Martí se encontraba custodiado por un mambí muy novato, el joven alférez Ángel de la Guardia, al que Bartolomé Masó designó en Dos Ríos para que lo protegiera el mismo día que cayó abatido en aquel potrero.

Existen varias hipótesis de esa muerte, pero la más aceptada por los historiadores fue que el llamado a ser el presidente y recientemente ascendido a mayor general, espoleó a su caballo y se lanzó a una loca carga sin saber siquiera a donde iba, cuando una descarga de fusilería provocó lo que nunca debió haber pasado.

Martí, conminó a de la Guardia a sumarse al ataque, intentó avanzar por el flanco derecho opuesto al de Máximo Gómez cuando fue impactado por tres disparos. Uno de ellos hirió el caballo de Ángel, que cae al suelo y su caballo encima, y desde allí vio a Martí ya muerto en el suelo mientras intentaba quitarse el animal de encima. Salvó la vida gracias a que su hermano, Dominador, llegó en su rescate. 

Entonces... 

Casi tres años después, al amanecer del 28 de agosto de 1897, las tropas Cubanas - mil doscientos hombres al mando del lugar teniente general Calixto García - atacaban los fortines de Bailen, Victoria y Aragón, en Victoria de las Tunas, contando con la organización del general Mario García Menocal, y la valiosa colaboración de la espía María Machado*, hija del comandante de la plaza y ex gobernante de Manzanillo, el tinerfeño Emilio March, que a la sazón fungía como jefe de la tercera división del ejército.

El segundo ataque a este enclave hizo rodar la cabeza del general Valeriano Weyler por ordenes del presidente Práxedes Mateo Sagasta. Este último asalto a las Tunas resultó fatal para España, ya que perdieron más de doscientos hombres y abundante parque, entre ellos dos valiosos cañones y más de mil doscientos fusiles. 

Una fuente como la del académico de Sevilla y de la Real Academia de historia de España, el doctor Juan Luis Navarro, asegura que Calixto hizo ejecutar toda la población voluntaria pro española de aquel pueblo, casi toda era de la raza negra. E incluso, los desmanes ocasionados por sus hombres, provocaron las protestas de las hermanas del finado general Vicente García debido al saqueo que hicieron en su casa. 

En resumen, la ciudad quedó prácticamente reducida a cenizas. No lo hizo por gusto, sabía perfectamente que su estancia allí sería efímera, de manera que se dedicó a hacer lo mismo que hizo el tunero Vicente García en 1876. Ya lo hemos dicho, los mambises jamás pudieron liberar jamás ni un sola comarca, aldea o pueblo en Cuba. Aún así, aquel ataque sacudió al ejercito español pues Las Tunas era, sin ninguna duda, el enclave militar más importante que tenía España en todo el oriente cubano.

Placa conmemorativa develada por el Club Rotario de
Victoria de las Tunas, en recuerdo al primero de los tres ataques a este enclave Español.

Luego de este recuento histórico, agregar que la casualidad quiso que entre aquellos mil doscientos mambises se encontrara el señor Ángel Perfecto de la Guardia, maestro de escuela y ya convertido en todo un comandante de artillería, y como si fuera poco compartiendo la misma trinchera que el hijo de José Martí, el entonces recluta José Francisco Martí y Zayas-Bazán, que junto al hijo de Calixto, el coronel Carlos García Vélez, debutaban como artilleros. 

Y mire usted las cosas que tienen las guerras. Nadie se explica la teoría de que hacía allí este señor que era escolta de Calixto. Lo cierto es que no salió vivo de aquella trinchera. Por supuesto, ninguna fuente se atreve a asegurar que haya sido una vendetta de José Francisco por lo de su padre en Dos Ríos, pero teniendo en cuenta el poco escrúpulo que mostró después contra aquellos miles de negros y mestizos masacrados en 1912, matanza de la cual fue jefe del estado mayor del general Jesús "Chucho" Monteagudo, permítanos decirle que no dudamos nada. 

En una entrevista con la revista Carteles, la señora Modesta, nieta del general March e hija de la famosa "espía", afirmó que su abuelo apenas la conocía, pero que aún así le pasaba a su madre cuarenta pesos mensuales. Además la doró de un salvo conducto para que María se librara de toda limitación de movimientos, con el cual se valió para realizar sus labores de espionaje. 

No hay muchos datos sobre su vida, solo que se casó con un tal Orfilio Hecheverría y tuvieron cinco hijos, Caridad, Ángel, Orfilio, Sergio y Modesta, la entonces entrevistada. Por otro lado en un programa de la televisión española, "Quien sabe donde", las tataranietas de esta señora, Carmen y Elena Ferrer, afirmaron que María vivió toda la vida apesadumbrada por la traición cometida contra su padre. 

Maldita Hemeroteca