![]() |
| Parque central en Victoria de las Tunas. // |
Volviendo al tema del ataque a Victoria de las Tunas de 1876, nos gustaría matizar algo. Estamos hablando de un Vicente García que había perdido a dos de hijos, una hembra de cuatro meses de nombre María Trinidad, más un varón llamado Saúl, y ¿sabe como?, pues un vil chantaje.
Su casa fue bloqueada por varios días por ordenes del coronel Eugenio Loño Montano, y al no resistir el asedio sus hijos murieron de hambre. Sin embargo, ni así su esposa Brígida Zaldívar Cisneros claudicó en su apoyo. Por tanto no sería difícil imaginar el odio y el rencor que le embargaba, y lo que podía estar sintiendo en aquellos momentos.
Este pasaje, oculto por el 90% por cien de los historiadores, para no pecar de absolutos, nos muestra quien fue en realidad Vicente García y del porque, tras la captura del general Calixto García, fue elegido el 16 de marzo de 1878 general en jefe del ejercito por encima incluso del lugarteniente Antonio Maceo. Además que semejante maldad tratándose de menores, supera con creces lo ocurrido con el fusilado hijo de Carlos Manuel de Céspedes.
Si grande fue su figura en este combate, legendaria fue su posterior actitud una vez culminado, sobre todo ante el injustificado asesinato cometido por uno de sus hombres, el teniente Rivero, que a título personal decidió pasar a filo de machete a ciento tres prisioneros cuya custodia se le había confiado. Y aquí nos remitimos de nuevo a las palabras del coronel Manuel Sanguily:
"El General García, como todo auténtico soldado, fiero en la pelea; pero, humanitario y generoso con el vencido, llevó a Rivero a un Consejo de Guerra".
Al parecer el general García consideró que la sentencia de ese consejo no estuvo acorde con el sangriento crimen cometido, y para evitar esa mancha al honor de su ejercito salió en búsqueda del acusado. No obstante Rivero ya había huido en dirección a la intrincada selva del humedal de Birama, al sur de la localidad, donde finalmente pagó sus pecados al caer en manos de una guerrilla española que le dio su merecido.
Al parecer el general García consideró que la sentencia de ese consejo no estuvo acorde con el sangriento crimen cometido, y para evitar esa mancha al honor de su ejercito salió en búsqueda del acusado. No obstante Rivero ya había huido en dirección a la intrincada selva del humedal de Birama, al sur de la localidad, donde finalmente pagó sus pecados al caer en manos de una guerrilla española que le dio su merecido.
Sepa además que este ataque ha sido muy manipulado. En realidad a Céspedes le hicieron creer que la guarnición de cuatro soldados que custodiaba el pueblo se había rendido, cuando una tropa de ciento veinticinco soldados que marchaba de Bayamo a Manzanillo, se dirigió a Bayamo sin que Céspedes lo supiera. Le habían engañado para ganar tiempo.
Al realizar su entrada que creyó triunfal, fueron recibidos por una descarga de fusilería "de parodia", según lo relató irónicamente el historiador Antonio Pirala, "porque no consiguieron darle un tiro a nadie". Tuvo que ser el experimentado militar dominicano Luis Marcano, paisano de Máximo Gómez y otro de los considerados traidores al ejercito español durante la guerra de restauración, quien tomara Yara dos días después sin efectuar ni un solo disparo.
OTRA MENTIRA
Señalar la toma de Bayamo como la primera victoria de la rebeldía Cubana, ha sido una de las más burdas manipulaciones cometidas. Mucho antes, cuando Céspedes fracasaba rotundamente en Yara precisamente, ya Vicente García había paseado victorioso, aunque brevemente, la bandera Cubana de Narciso López por toda las ciudad de las Tunas.
Cuando varios oficiales españoles salieron a recibirlos, estos se echaron al suelo facilitando con ello el ataque Cubano, pero provocando a su vez que la artillería española dejara aquel campo anegado de muertos y heridos. ¿Ha podido leer usted alguno de estos pasajes en los libros de historia publicados en Cuba?, por supuesto que no.
Se calcula que mil quinientas familias Bayamesas se quedaron sin hogar, una vez fue incendiada la ciudad. Que como única opción se vieron obligados a vagar por los bosques sin techo ni medios de subsistencia. Un total de cuatrocientos niños tuvieron que ser evacuados por las tropas españolas y no solo eso, tambien ardieron una veintena de ingenios y cafetales.
¿Le llamaría usted a esto un acto sublime de patriotismo?.
Las perspectivas varían según quien cuente la historia, siempre ha sido así, pero la verdad es una por muy jodida que sea. Violencia hubo por ambos lados, de hecho Madrid le ordenó a Weyler sacrificar la vida de ciento cuarenta mil pacíficos cubanos de hambre y enfermedades, ¿quiere crimen mayor que este?, en cambio contar milongas con finales felices dice muy poco de nuestra honestidad histórica.
Decía Karl Marx que la historia ocurría dos veces. La primera vez como una gran tragedia, y la segunda como una miserable farsa. En cuanto a la figura de Vicente García, ha sido estigmatizada injustamente por algunos protagonistas que estuvieron prejuiciados en su mayoría, como fueron el coronel Enrique Collazo o el general Enrique Loynaz. Los hubo incluso que exigieron retirar su estatua de la plaza. Uno de los más inquisitivos fue Fernando Figueredo, que en sus discursos en Tampa llegó a afirmar lo siguiente:
Fin de la segunda parte.

.jpg)




