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VICTORIA DE LAS TUNAS 1876 (III)

Si consideramos la claudicación de Vicente García como un acto de cobardía, entonces.... ¿como llamaríamos la actitud de Antonio Maceo partiendo hacia Jamaica el día siete, junto al resto de sus familiares y apenas dos días después de hecho efectiva la capitulación del Zanjón?. 

El manido "corojo roto" duró apenas una semana, mientras que el grito de ¡Viva Cuba Libre! se transformó en ¡Viva la Paz!. Sin aquella paz, le hubiera resultado imposible a José Martí reorganizar la guerra necesaria. El generalísimo Máximo Gómez no lo pudo explicar mejor: 

"Se ha tratado de buscar una víctima a quien hacer responsable, mas no se ha procurado estudiar los hechos, conocer el estado del ejército, y los recursos de que podía disponer, el más o menos auxilio recibido de la emigración y el cómo ha respondido en general el pueblo de Cuba a la llamada de sus libertadores".

Se sabe que, aunque no aceptó dinero a cambio, Vicente García se ofreció a vender las ciento cincuenta caballerías de su propiedad a cambio de salir al exilio. Y aunque los Españoles le dieron un precio inferior a cincuenta mil pesos, pudo repartir treinta mil entre sus hombres y costearse el viaje a Dominicana el siete de junio de 1878, a bordo del vapor Guadalquivir. De ahí partió a Río Chico, en Venezuela, donde fue envenenado con "vidrio molido" el cuatro de marzo de 1886. 

Monumento al general Vicente García en la vieja plaza de armas.

SIGLO XX

Afortunadamente, y a pesar de la falta de información disponible, su figura ha sido revindicada. Durante la primera década del siglo XX, las Tunas seguía perteneciendo a Puerto Padre. Sin embargo el sentimiento de amor que le profesan los pobladores a su tierra, se tradujo en una lucha incansable por lograr la separación. La construcción de la línea del ferrocarril en 1902 resultaría determinante en ese empeño, ya que se convirtió en la vía de comunicación más importante. 

Además sirvió como fuente de empleo tanto para cubanos, como para españoles, fundamentalmente gallegos que vinieron en busca de un sustento económico. También en la Cámara de Representantes Victoria de las Tunas encuentra voces defensoras. El veintidos de noviembre de 1909, en "El Eco de las Tunas", el coronel Enrique Collazo se pronuncia a favor de esta ciudad y declara:

"No hay ningún pueblo en la Isla ni tan heroico, ni tan sufrido; no hay ningún pueblo en la Isla que después de tomado por sus propios hijos, haya sido por dos veces destruido, sacrificado su porvenir al derecho de ser libre, el pueblo todo cubano, sacrificando su pueblo, dando ellos mismos candela a sus casas, arruinándose antes que presentar al enemigo un medio de poder sostenerse y podernos copar (…) la Revolución debe al pueblo de Tunas una remuneración: tiene las condiciones que la Ley exige, reclama su Ayuntamiento y el Congreso debe dárselo". 

El veinticuatro de junio de 1910, la Cámara de Representantes aprobó la restitución del ayuntamiento a la localidad, y el siete de julio se oficializó en la prensa local la aprobación de la ley por parte del residente de la república José Miguel Gómez. De manera que por sus 12,936 habitantes le correspondieron quince concejales, manteniendo la jurisdicción sobre poblados como Manatí, Palmarito y Playuelas, que con anterioridad habían pertenecido a Puerto Padre. 

El comandante Eduardo Vidal Fontaine resultó elegido como su primer alcalde, en tanto que Gerardo Zayas González fue designado presidente del Ayuntamiento. En 1915 se decide honrar la memoria de su héroe local Vicente García, quedando inaugurada una estatua "en estado de paz" como se conoce por la posición de su espada hacia abajo. Se situó en la antigua plaza de armas, y contó con la presencia del propio político y futuro presidente Don Alfredo Zayas y Alfonso.

Maldita Hemeroteca